13 ❀ Traidor.

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No recordaba haber estado así de asustada en su vida

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No recordaba haber estado así de asustada en su vida. Probablemente porque había comenzado a vivir después de los doce, y para entonces, ya había perdido gran parte de su propio camino. ¿A qué le temería una niña de doce años que suficiente tuvo del mundo real? A nada. Pero ahora, le temía a todo. 

Annie tembló cuando salió de la estación de buses, encontrándose con la ciudad ruidosa de Seúl. Viajó por más de una hora, pero aún era incapaz de relajarse. Se sentía observada. Por cada sombra y por cada cámara que apuntara en su dirección. Era normal, quizás. En su situación, cualquiera estaría así.

De todas maneras, no debió haber corrido. Fue estúpido, una parte de ella sabía que nadie le vio escapar, que nadie subió al autobús detrás de ella, y que no existía manera de que alguien supiera dónde estaba ahora. Lo sabía, y aun así, no pudo evitar que su corazón se alterara en cuanto notó pasos detrás de ella. Los de un hombre con quien de inmediato hizo contacto visual.

Annie corrió. No porque había visto maldad en sus intenciones, sino porque no veía nada en lo absoluto. Corrió, y no miró atrás. Las lágrimas le resbalaban por las mejillas, el corazón le golpeaba el pecho y el sudor pegaba su cabello contra su frente. Sudor olvidado en cuando notó la nieve cayendo del cielo, paralizándola en medio de su desesperada carrera, justo ahí en medio de la calle. 

Vio el semáforo en rojo demasiado tarde. Quejidos de desesperación y miedo seguían escapando de su garganta, y su respiración acelerada se entrecortaba en medio del ruido, pero todo se detuvo en cuanto vio esos copos de nieve. 

¿Por qué está nevando en primavera?

Fue en ese momento, sólo ahí, cuando escucho las ruedas de un auto chillando contra el pavimento. Después de eso, hubo una explosión de ruido. Escuchó gritos, un estruendo metálico, y mientras ella caía al suelo con horror, sangre contra vidrios y metal. 

Annie abrió los ojos, encontrándose con el techo de su habitación. Tenía un nudo en la garganta y un vacío en el pecho. Sabía que no podría volver a dormir si estaba sola. 

Mordiéndose los labios y tragándose la angustia, la omega tomó su almohada y arrastró los pies hasta la habitación de Kihyun. No sería la primera vez que lo hacía, y su declaración se confirmaba por lo poco sorprendido que el alfa se mostró ante su presencia. Su mejor amigo nada más le observó, y le dejó un espacio a su costado en la cama. 

Ambos durmieron el resto de la noche.

Ambos durmieron el resto de la noche

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02 || KINTSUGI: "Mi omega" || YM || ~MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora