❝ Y cuando se desencadenan, más de una trae el peso de las desgracias ❞
🌃 Parte dos de dos. Incluye los últimos dos arcos de la historia.
🌄 Más trama policiaca.
🌆 Drama, Love, Violencia, Angst.
|| KINTSUGI : Arte japonés donde se reparan objetos...
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Cuando Jaebum llegó frente a la casa de pared azul, se dio cuenta que las luces del interior ya estaban apagadas. No le sorprendió, era casi medianoche. Sólo quedaban las del jardín, esas que se encendían al detectar movimiento, y ahora sólo se mantenían brillantes gracias a él.
Con su paraguas y una pesada caja de cartón color salmón equilibrándose en la misma mano, Jaebum tuvo que ingeniárselas para sacar el celular de su bolsillo y evitar empaparse por la lluvia.
Envió el primer mensaje después de terminar de luchar con la humedad de sus dedos. Gracias al cielo, recibió una respuesta casi en seguida. "Tómate tu tiempo", agregó luego. Sentía cierta culpa por molestar al muchacho a esas horas, en especial cuando ya no estaba enterado de sus hábitos de sueño, pero el avión se retrasó y aquello fue lo más temprano que alcanzó a llegar.
Sabiendo que no tendría tiempo mañana o pasado, Jaebum decidió presentarse hoy.
Soltó un suspiro de alivio cuando al fin vio una pequeña luz anaranjada encenderse en la sala de la pequeña casa. Dio un paso hacia adelante, distrayéndose con el crecimiento de plantas verdes que cubrían algunas partes de la pared mientras esperaba que la puerta fuera abierta.
Una sonrisa automática creció en su rostro al escuchar el seguro y al ver al pelinegro aparecer en su pijama de invierno. Un pantalón de polar y una camiseta roja de mangas largas.
—Sorpresa.
La expresión de Jimin seguía luciendo igual de cansada que la última vez, como una inexpresiva máscara adherida por siempre en su rostro. La única diferencia es que ahora respiraba un poco más rápido por haberse apresurado a abrir la puerta, y sus cejas tensas mostraban la honesta confusión de verle ahí en mitad de la noche.
—Hola —le saludó, después de dejar caer los hombros en un suspiro desganado—. Entra, vas a mojarte.
Jaebum asintió y se apresuró a cubrirse en el abrigo de la casa. Jimin le ayudó con sostener la caja mientras él cerraba el paraguas.
—Lamento molestar a esta hora —comentó, después de que el muchacho cerrara la puerta—, pero como te dije en el mensaje, sólo vine a saludar.
—No importa, no tengo nada que hacer mañana.
Jimin comenzó a caminar, echándole un vistazo hacia atrás en espera a que él le siguiera. En el aire, una esencia a jazmín y café recién preparado. La lluvia se escuchaba chocar contra el techo, y una suave pieza de Jazz sonaba desde algún lado.
—¿Un pastel? —preguntó Jimin al revisar la cajita.
—Uno pequeño. Vengo dos semanas tarde, pero no quería deberte un regalo. Sólo vine a dejártelo, no tenemos que comerlo ahora si no te sientes con el ánimo.
