Epílogo

1.1K 68 32
                                    

Nueve meses después de la noticia, después de saber que Javi y yo seríamos papás aquí me encuentro camino del hospital. Hace una hora comencé a encontrarme rara y finalmente acabé rompiendo aguas en mi salón.

Hace cosa de dos meses conseguimos comprarnos una casa por un precio asequible y que gracias a Dios estaba bien amueblada, nos mudamos y comenzamos nuestra vida juntos. Ha habido días insoportables en los que mi bipolaridad me hacían discutir hasta con el palo de la fregona, pero Javi me ha entendido y apoyado siempre, por eso lo quiero tanto. Los chicos no han dejado de visitarnos, me han ayudado en lo que han podido y han estado conmigo en mis antojos y tonterías.

Recuerdo aún cuando Zasko nos contó que salía con mi prima Isa, algo de esperar la verdad, o cuando mi hermano le pidió salir a la hermana de Bnet enfrente de todos en una de las competiciones. Cada vez la familia crece más y más.

Una nueva contracción me hace volver al ahora y dejar mis pensamientos atrás. Me agarro la barriga con horror, no sabía que esto iba a doler tanto. Con ayuda de Javi bajo del coche, me sientan en una silla de ruedas. En cuanto llegamos a la puerta del hospital, las enfermeras me llevan hasta el paritorio de urgencia ya que mi bebé no va a esperar. Decidimos no saber el sexo hasta el día de su nacimiento para que fuera una sorpresa para todos.

Entramos en el paritorio y solo Javi me puede acompañar, los demás se quedan fuera. La verdad es que los chicos sabían que saldría de cuentas pronto y quisieron estar para verlo, así que se cogieron unas mini vacaciones en Madrid.

–Andrea, te quiero mi vida, aguanta– dice Javi a mi lado viendo mi sufrimiento.

Agarro su mano muy fuerte y le sonrío levemente haciendo que parezca más una mueca por el dolor. El doctor me pide que respire profundamente, debo estar tranquila y empujar.

–¡Empuja!– exclama el doctor, le hago caso y empujo.

La misma acción se repite como 5 veces hasta que por fin consigue sacar al bebé de mis entrañas. El llanto del pequeño llena de música mis oídos, Javi mira la escena maravillado y un par de lágrimas ruedan por sus mejillas.

–Es una niña– dice el doctor por fin entregándome a mi pequeña.

–Mi niña– la recuesto sobre mi pecho y comienzo a sollozar, es lo más bonito que he visto nunca y ha salido de dentro de mí.

Javi se acerca a ella y la mira con recelo haciéndome reír.

–Que guapa vas a ser jodía–dice acariciando su pequeña carita.

–¿Tenéis un nombre?–pregunta una de las enfermeras lista para apuntarlo.

Nos miramos y asentimos levemente.

–Irene– decimos su padre y yo al unísono.

–Irene Bonet Ramírez– añado yo mirando a la pequeña que yace dormida sobre mi pecho.

Pasan unas horas hasta que los médicos ven que todo está correcto y podemos irnos a casa. Javi mandó a los chicos allí horas antes y nos están esperando. Abre la puerta con cuidado dejándome entrar con mi hija en brazos, voy hasta el salón y todos están nerviosos perdidos. Unos están sentados comiéndose las uñas y otros no paran yendo de un lado para otro.

–¡Ya llegaron!– exclama Sara cuando me ve.

Todos se paran y vienen a verla uno a uno quedando maravillados con lo linda que es.

–Dios es inexpresiva como su padre y tiene los ojos de su madre– comennto Walls riendo al ver que la niña lo mira sin expresión alguna.

Todos se echan a reír y nos dan la enhorabuena por hacer traído al mundo a una niña tan bonita.

–Irenita, bienvenida a la familia madre– Skone la carga entre sus brazos con cuidado y una lágrima se le cae –Se me ha metido algo en el ojo–

–Claro– dice Bta divertido.

El resto del día lo pasamos juntos, admirando a mi pequeña de vez en cuando, viéndola llorar y reír. Eso es lo que nos espera de ahora en adelante, una vida junto a la criatura que ha traído luz a las nuestras.

–Javi, ven– llamo su atención y viene hacia donde estamos la niña y yo –Mira–

La pequeña está removiendo se, abre los ojos y cuando nos ve sonríe ampliamente. Javi me abraza por detrás y deja un beso en mi pelo, apoyando su cabeza en mi hombro.

–No me dejes Andrea, nunca– susurra en mi oído haciéndome sonreír

–Esto es un para siempre– digo besándolo.

–No nos dejes Irene– añadimos a la vez mirando a la pequeña que nos mira con unos ojos llenos de vida e ilusión.

Ahí mismo y de ese modo cerramos una promesa de amor mutuo, de cariño en las madrugadas y de enseñanza a nuestra pequeña.

------------------------------------------------------------------
Puede que algunos me matéis pero veía necesario no alargar demasiado la historia y terminar con un final feliz.
Después de tanto drama y amor espero que esta historia os haya hecho vivirla como yo la he vivido, con incertidumbre, dolor y alegría.
Gracias a todos por el apoyo, como parte final subiré los agradecimientos.
❤️

𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐣𝐞𝐬|𝓑𝓷𝓮𝓽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora