Capítulo 1

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Cerca de las 4:00 hrs un hombre de unos 30 años se encontraba en medio de un parque observando al cielo, no traía nada más que su ropa casual, ni siquiera un abrigo que le cubriera del frío que hacía esa noche.

Esperaba a la persona que resolvería sus problemas, si es que podría llamársele persona a una ser que no podía sentir, le habían arrebatado lo que más amaba, hacía demasiado tiempo que viajaba solo por la tierra en busca de la solución que le permitiera definitivamente recuperar su alma y la de su esposa de paso.

El ser que había citado al caballero se encontraba sentado en la copa de uno de los árboles del parque junto a su fiel amiga y compañera de juegos desde que su estancia en ese mundo había iniciado.

-¿Realmente quieres hacer esto? – Cuestionaba una peli roja de cabello corto, llevaba un traje negro, pantalón, camisa, botas y chaqueta.

La persona que se encontraba a la par de ella asintió con un suspiro resignado pero con la mirada brillante ante la vista de su objetivo.

-Necesita aprender una lección – Afirmó la figura observando a su hermana y compañera de juegos.

-Es un príncipe convertido en inmortal, impaciente, arrogante, acostumbrado a tener todo a su alcance y loco por defender aquello que ama, su pueblo, su vida y su amada esposa – Puntualizó la peli roja.

-El defiende lo que ama, yo también lo hago – Afirmo categórico el ser – Es hora –

-Te informaré más tarde – Prometió la peli roja antes de que su acompañante se desvaneciera.

La peli roja hizo lo mismo y se apareció frente al hombre en la banca del parque, le observó un momento, parecía abatido, cualquiera lo estaría si fueses prácticamente indestructible. Pero más que nada por meterse con el interés amoroso de un demonio de alto rango como lo era su familiar. Ella misma le temía a su quien se convirtió en su familia, era un vástago de Lilith y un arcángel, que la madre de los demonios logró engañar después de milenios de intentarlo.

-¿Así qué tu eres el demonio cuya sangre corre por mis venas? – Cuestionó el hombre.

-Príncipe Vlad – Sonrió la mujer de cabello rojo – Déjame decirte que eres bastante afortunado se te ha concedido la inmortalidad ¿Por qué renunciar a ella? – Cuestionó.

-De que me sirve la inmortalidad si no puedo tener a mi esposa conmigo – Contestó con desdén.

-Siempre puedes convertirla – Dijo burlona la peli roja.

-Jamás le haría eso a ella – Aseguró con firmeza el hombre.

-Tú sufrimiento es grande – Habló el demonio – Pero no estas impune – Habló con una sonrisa.

-He matado a muchas personas para sobrevivir – Dijo el hombre con indiferencia.

-Y has convertido a otras en el proceso – Sonrió el demonio – Salvo que todos a los que has convertido están bajo tu mando –

-He tenido que aprender a rodearme de gente que pueda defenderme – Contestó de inmediato.

-Salvo que hay un solo vampiro con el que rivalizas, uno el cual no te obedece, y se mantiene completamente al margen de tus asuntos – Aseguró el demonio, tratando de llevar la conversación dónde quería llegar desde el principio.

-Lucy – Dijo con enojo – Ella fue un monstruo con Mina, así que solo la convertí en lo que realmente era –

-Pueda que Lucy no haya tomado las mejores decisiones, pero solo estaba cegada por el amor que sentía por Mina, la reencarnación de tu esposa –

-¿No entiendo que tiene que ver nuestro acuerdo con Lucy Westenra? – Cuestionó el príncipe.

-Alguien poderoso está enamorado de ella desde que el alma de Lucy vislumbró este mundo – Contestó la demonio – Que le hayas convertido hizo que este ser se enojara contigo, razón por la que asesinó a la reencarnación de tu esposa como Mina Murray – Al terminar de decir eso sonrió al ver la furia de Vlad.

El hombre mostró sus colmillos y se abalanzó al demonio que desvió su ataque con presteza, tomando el brazo del príncipe y doblándolo hasta casi arrancarlo.

-Son todos unos malditos – Dijo Vlad furioso.

-Tu iniciaste al dañar a Lucy, ¿Recuerdas la rabia que sentiste cuando te enteraste del daño que le habían hecho a Mina? – El demonio hizo una pausa – Esa fue la misma rabia que sintió mi familiar cuando dañaste a su amada –

Vlad no siguió forcejeando logrando que el demonio le soltara y poder sentarse de nuevo en la banca ahora más tranquilo.

-¿Por qué me citaste? – Cuestionó.

-Un trato justo – Contestó.

-¿Qué clase de trato ofrecería un ser como tú? – Cuestionó de nuevo el príncipe.

-Tu mortalidad para que vuelvas con tu amada esposa – Contestó el demonio sonriendo ladina cuando vio la sorpresa en rostro del hombre – Lo único que esto no viene gratis –

-¿Qué debo hacer? – Cuestionó el príncipe.

-Hay dos detalles – Inició a explicar el demonio – El primero que es que tu esposa reencarnará con un aspecto físico diferente, será tu deber reconocer su alma – Vlad asintió, la faltaba el segundo detalle – El segundo sin embargo es más específico –

-Habla de una vez me estas colmando la paciencia – Le interrumpió el hombre.

-Debes conseguir el perdón de Lucy Westenra, ella te odia por haberla convertido en lo que ahora es, una vez que te vuelvas mortal, todos aquellos a los que has convertido serán mortales de nuevo, incluida Lucy, pero a pesar de que posees esta información no puedes revelársela a Lucy, si ella te perdona debe ser de corazón, tienes solo esta reencarnación de tu esposa para que el trato se cierra. Si no logras que Lucy te perdone no volverás a ser mortal y tu esposa reencarnará con un aspecto diferente siempre, jamás volverá a ser la misma, además claro que seguirás siendo inmortal y más que obvio que si Lucy lo desea será mortal de nuevo – Terminó de relatar.

El príncipe salió de esa reunión más que enfadado, jamás pensó que una sola persona podría convertirse en la peor piedra en el zapato para él, pero no tenia de otra más que obedecer a aquel demonio.

La mujer peli roja se desvaneció y apareció en el castillo de su familiar para informarle que su travesía había resultado del todo exitosa.

-¿Realmente ha aceptado? – Cuestionó el demonio.

-Así es – Contestó - ¿Dudabas de su amor por su amada? O ¿La posibilidad de ser mortal de nuevo? – Cuestionó el demonio.

-Alex amiga mía has sido por años mi compañera de juegos, y sabes que la orden del Dragón tenía un trato conmigo, lo he cumplido y Vlad hizo el resto, entregándome a cada miembro hasta que esa maldita orden se fue al caño – Contestó el ser – Pero sabes que jamás le perdonaré que haya tocado a Lucy, ella no merecía ser convertida, ella solo estaba descubriendo un nuevo mundo y este se le cerró frente a sus narices de manera terrible y Vlad fue el culpable. Si desea ser mortal de nuevo Lucy será quien lo decida –

-Te has encaprichado con esa alma – Mencionó su amiga.

-Si lo he hecho, no puedo negarlo – Admitió el demonio – Me parece de lo más injusto lo que le hizo a mi amada, ahora que el verdadero juego inicie –

Y con una sonrisa en sus labios daba por iniciado el cortejo del demonio hacía su muy preciado premio, el amor del alma de la mujer que ama, de aquella por la cual ha invertido cada milímetro de su ser y su poder en darle todo.

Juste un baiserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora