Capítulo 21

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Los días de lluvia eran escasos en National City pero no dejaban de llegar de vez en cuando aun cuando no era tiempo de lluvia; Kara amaba los días de lluvia porque le permitían recostarse en la ventana de la biblioteca de casa, un chocolate caliente y un buen libro para pasar el tiempo.

Ese día en particular lo detestaba y la principal razón era que había arruinado el picnic que había preparado para ella y para Lena luego de haber visitado una exposición de arte. Aunque su morena novia le asegurara que era perfecto.

Había pasado por ella a su oficina y se habían dirigido a una galería que tenía una exposición llamada "El arte del amor" para luego ir al parque dónde se encontraba el poeta y antiguamente había estado un ángel con la lanza del destino. La rubia no era amante de la concina ni nada por el estilo y que su novia se alimentara solo de sangre hacía que fuese más fácil.

-Puedo decirte que cada uno de ellos expresa amor en su más pura expresión – Afirmó Lena observando las pinturas.

-Los trazos hacen la belleza no la pintura en si – Le rebatió la rubia.

Llevaban cerca de una hora dentro de la galería y había un cuadro que tenía a la rubia plantada en su sitio más de lo usual al menos para los cuadros anteriores. Retrataba a una chica seducida por un demonio, pero este no le llevaba a la perdición si no a un hogar.

-¿Te recuerda a Sam y a Alex? – Cuestionó la morena.

-No – Contestó Kara – El amor que esta pintura profesa no es uno tan reciente como el de Alex hacia Sam, es mucho más que eso –

-Ilumíname – Pidió la morena besando el dorso de la mano de Kara que se encontraba entrelazada a la de ella.

-He oído o leído no estoy demasiado segura, que los demonios y los ángeles son antiguos y que ellos son capaces de ver las almas de los humanos incluso antes que su apariencia, cuando un alma es creada están en un lugar antes de tomar cuerpo – Kara hizo una pausa para observar a Lena a los ojos – Ellos son capaces de enamorarse a primera vista y aunque su alma llegue a la tierra aun van a seguir enamorados –

-¿Crees que dejarían ir a la persona de la cual se enamoraron? – Cuestionó Lena.

-Su amor es demasiado puro incluso si se trata de un demonio – Contestó Kara – Lo creo posible –

Kara observó a la morena y se acercó depositando un beso en sus labios, se separaron y siguieron caminando viendo cada una de las pinturas de la exposición, cada una con mayor imposibilidad que la anterior pero todas ellas llenas de amor.

Una que la rubia hubiera preferido no ver era la del conde Drácula la historia que cuenta la humanidad que no sabe de los secretos que se esconden tras esa historia.

-Un cuadro de Carmilla hubiese quedado mejor – Dijo Lena quedamente haciendo reír a la rubia.

-Tenlo por seguro – Apoyó Kara.

Pasada la media tarde llegaron al parque donde se encontraba el poeta, la manta del picnic y la cesta con todo lo necesario ya se encontraba en el lugar. Una ceja levantada de Lena fue la pregunta implícita sobre cómo era eso remotamente posible.

-¿Algo que contarme Srita. Zor-El? – Cuestionó Lena.

-Tengo algunos amigos – Contestó Kara sonriéndole a la morena – Ahora si me permite su compañía en lugar de observarme como una mujer hostil –

La cara de indignación de la morena hizo que cara riera de manera abierta, sabía que la morena aun recordaba sus modeles de antaño y que ser llamada así no le iba a agradar en lo más mínimo.

-Retira lo dicho Kara – Amenazó la morena sentándose al lado de la rubia.

-¿O qué? – Retó Kara.

-O te dejo aquí plantada – Amenazó la morena.

-No veo que te muevas – Se mofó la rubia.

Un pequeño intento de levantarse hizo que Kara rodeara a Lena con sus brazos abrazándola y atrayéndola hacia si para evitar su huida sacando a la morena un pequeño gritito de sorpresa y la risa de la rubia.

-¿De dónde has sacado fuerza? – Cuestionó Lena viendo a la rubia sin rastro de su fingida molestia.

-Eso es algo que tendrá que averiguar por su propia cuenta Srita. Luthor – Dijo Kara con diversión bailando en su mirada.

-Me encantará hacerlo – Aseguró Lena antes de capturar los labios de su amada.

Su beso quedó en el olvido cuando unas cuantas gotas de lluvia habían iniciado a caer asustando a las enamoradas y al resto de visitantes del parque haciendo que salieran de ese lugar.

Un pequeño tiempo después se encontraban en casa de la rubia la cual estaba vacía, la rubia solo había encontrado una nota de sus padres los cuales le informaban que pasarían la tarde en casa de sus abuelos y que le dejaban la cena hecha.

-¿Tus padres no saben que hay depredadores listos para devorar a jovencitas como tú? – Cuestionó Lena con mofa.

-Será porque tengo por novia a quien lidera la cadena alimenticia – Contestó la rubia.

Un beso fue lo que recibió la rubia como recompensa por contestar a la burla de la morena, un beso que llevó a Kara soltar un gemino de placer cuando la morena deslizó sus manos por su espalda hasta sus glúteos los cuales presionó con firmeza antes de levantarla y que Kara rodeara sus piernas en las caderas de su amada. Los besos habían subido de tono y el ambiente se había vuelto cálido, la rubia se había negado a los placeres carnales durante toda su etapa adolescente, pero aunque no se hubiese negado la situación que se estaba formando en su bajo vientre era algo demasiado placentero.

Kara sentía como los besos de Lena se desplazaban de sus labios a su mandíbula y hacía el sur, al llegar a la vena palpitante de su cuello la morena besó, luego lamió, mordió y succionó antes de seguir bajando y sacando más suspiros de la boca de Kara.

Pero todo se vio interrumpido ante los insistentes golpes en la entrada de la casa haciendo que tanto Lena como Kara se dieran cuenta de la situación en la que estaban. La rubia trató de arreglar sus ropas lo más que pudo y salió a recibir a quien quiera que les haya interrumpido.

Juste un baiserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora