Capítulo 7

1K 152 2
                                    

Los minutos en el reloj se hacían cada vez más cortos o eso era lo que pensaba Kara cada vez que volteaba a ver el reloj y este avanzaba demasiado rápido para su gusto, sin contar las miradas furtivas que le daba su mejor amiga.

No habían hablado desde que Lena prácticamente había largado a Imra y Brainy del laboratorio para quedarse a solas con Kara, cuando ella llego al lugar de las pruebas no pudieron cruzar palabras por el simple hecho de que las pruebas ya habían dado inicio y su atención debía estar en ellas.

Pero en ese momento justo a media hora de que iniciara su tiempo libre para comer, se encontraba con su amiga a solas y lejos a Brainy lo que no la salvaba del interrogatorio que le esperaría esa noche.

-Deja de verme y pregunta lo que tengas que preguntar – Pidió Kara ya cansada de las miradas de Imra.

-¿De qué conoces a Lena Luthor? – Cuestionó Imra finalmente.

-Lena conoce a mi abuelo – Contestó Kara.

-Eso realmente asombroso, pero ¿Por qué no me lo habías comentado? – Cuestionó.

-No quise que pensaran que por conocer a la Jefa había conseguido la pasantía de esa manera – Contestó Kara, y sintiéndose un poquito culpable por mentir, no era del todo mentira, pero la verdad tampoco era.

-Sabes que yo jamás pensaría eso – Le reconfortó Imra – Además pareces una oveja a merced de un lobo cuando estas cerca de ella – Dijo con una sonrisa la castaña.

Kara negó con la cabeza pero no hablo, porque había tanta verdad en esa comparación, que temía admitirlo en voz alta. Que esa mujer le atraía de manera sin igual y que solo llevaba dos días de tratar con ella.

-No soy la única – Le regresó Kara – Vi cuando te sonrojaste –

-Yo no me quedé a solas con ella – Le rebatió Imra a su amiga dejándola sin algún otro hecho que argumentar porque estaba consciente que llevaba las de perder - ¿De qué hablaron? –

-De los proyectos – Contestó Kara de inmediato para no ser atrapada mintiendo.

Pero como si de una invocación se tratara Lena aparecía en la puerta del laboratorio ya se encontraba lista para salir, mientras la rubia aun traía la bata puesta, al sentir la mirada fija de Lena sobre ella, levantó la vista encontrándose con esos orbes esmeraldas que le paralizaban.

-Kara ya es hora – Le dijo una sonriente Lena.

-Oh si, lo siento – Se excusó la rubia – Se me ha ido la hora –

-Descuida – Aceptó Lena.

Kara se cambió su bata blanca por su abrigo y se despidió de Imra que le observaba con una mirada que le advertía que le había cachado en su mentira. Pero en respuesta la oji azul le había sacado la lengua de manera infantil, antes de girarse a Lena.

Durante todo el trayecto al lugar que disponían para conversar, porque ese era el plan conocerse un poco más, tener una mejor relación y dejar de ser desconocidas en absoluto. Pero todo resultaba nuevo y un poco abrumador para Kara, lo que la presencia de la vampira le hacía sentir no tenía comparación.

Cuando llegaron al lugar Kara quedó impresionada, era un lugar cerrado, por dentro estaba iluminado por luz artificial a pesar del sol que plagaba National City ese día, dentro era fresco, si observabas detalladamente era un jardín, un laberinto de flores y rosas de todos los colores. Era hermoso a la vista.

-Es hermoso – Se le escapó a Kara.

-Gracias – Habló Lena sobresaltando a Kara que estaba inmersa en el lugar que no se había dado cuenta que la morena se encontraba justo a su par – Mi madre siempre fue amante de ellas, es en honor a ella –

-Es muy hermoso y trágico a la vez – Comentó Kara.

La rubia sabía por los escritos de su abuelo que la vampiresa a la primera persona que había mordido había sido a su madre; que existiera ese lugar era un prueba de su corazón.

-Me he acostumbrado a su ausencia, aunque aún no sé si me he perdonado del todo por eso –Confesó Lena observando a la nada – Ven – Pidió Lena extendiendo su mano a Kara, a la vez que la rubia la aceptaba.

Caminaron por un sendero de Lisianthus rojos intercalados con plumerias blancas, el verdor del césped hacía que las flores resaltaran, pronto llegaron a un kiosco dentro del cual se encontraban una mesa para dos y una persona esperando para atenderles.

-Buenas tardes Srita. Luthor – Saludó el hombre a la morena para luego girarse a la rubia – Bienvenida Srita. Zor-El –

-Hola Archie – Saludó Lena con familiaridad – Podrías traerme a mí lo de siempre y a la Srita. Zor-El un ponche de frutas sin alcohol por favor –

-Enseguida – Se despidió el joven.

Tomaron asiento una frente a la otra, Kara observaba el lugar y la frescura del mismo, no parecía estar en National City sino en algún lugar en medio de la nada, era acogedor.

-¿Qué tal ha ido el proyecto? – Preguntó Lena para iniciar una conversación neutral que Kara agradeció con una sonrisa antes de contestar.

-Todo ha salido como esperábamos, los cálculos de Brainy son muy exactos – Contestó la rubia entusiasmada.

-Me alegra escuchar eso, aunque imagino que habrá una presentación dentro de unos días si todo es alentador como hasta ahora – Acompañó la morena.

Para cuando les llevaron lo que habían pedido Kara ya había puesto al corriente a Lena acerca de su ingreso a la empresa, de cómo había pasado una semana entera estudiando para sacar a flote el proyecto que presentaría a LCorp para que este fuese seleccionado y quedarse con la pasantía.

-¿Hace cuánto conoces a Imra? – Cuestionó Lena a Kara, la castaña irremediablemente había salido a colación.

-Desde que tengo aproximadamente 5 años – Contestó Kara – Nos conocimos en un parque en National City, es el que está en el centro, si mal no recuerdo cambiaron al ángel que sostenía la lanza del destino, por el poeta Geoffrey Chaucer escribiendo el poema que dio lugar al día de los enamorados –

-¿Sabes por qué cambiaron la estatua? – Cuestionó Lena, a lo que Kara negó con la cabeza – La estatua la cambiaron debido a un rayo que le partió por la mitad, pero la verdadera razón fue porque Cat detestaba esa estatua y un día de tormenta molesta decidió tomar cartas en el asunto – Comentó Divertida Lena al revelar esa confidencia.

Kara no pudo evitar reír imaginándose a la Srita. Grant derribando el monumento del ángel con la lanza. Observó un momento a Lena que le acompañó en su diversión y decidió que Lena sería un amigo, uno que le caía bien.

Juste un baiserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora