Capítulo 25

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Aron

—Jamás te había visto así —comenta Lena.

—No molestes —lo menos que quería en este momento era soportar a Lena con sus comentarios.

—No te pongas así, Aron —dice encogiéndose de hombros —solo es que, jamás te había visto defender a alguien de esa forma además de tu madre.

Tenso mi mandíbula ¿quién se creía para tomarse tantas libertades y hablarme de ese modo?

—¡Deja de meterte en mis asuntos Lena! —ordeno —¿acaso has olvidado con quién estás hablando? —ella sonríe.

—Claro que no lo he olvidado —ella se toma asiento frente a mí —eres el mismo mocoso con el que he convivido desde que usaba pañales.

—¡Ya basta!

a pesar de odiaba escucharlo. Era verdad. 

Conozco a Lena desde que tengo memoria, su padre trabajaba para nuestra familia y ahora Lena con tan solo veinticinco años ya era toda una asesina profesional junto a su marido, Luther. Ambos eran mis amigos, pero eso no les daba el derecho a meter su nariz en donde no los llaman.

—No lo tomes a mal, lo que quiero decir es que me alegra que por fin hayas dejado libres tus sentimientos.

—No sé de qué hablas —finjo desinterés y desvío la mirada esperando que ella no note mi incomodidad. 

—Sabes de que hablo —reta mostrando su mejor sonrisa.

—Carlo es un imbécil que necesitaba que le dieran su merecido.

—Aron desde que iniciaste con todo esto de la mafia te has empeñado ser un hombre sin alma —sus ojos me miraban con pesar.

—Y lo dice una asesina —ironizo. 

—Ella es bonita y parece preocuparse por ti —abro mis ojos de golpe ¿se refería a Scarlett? No, entre ella y yo nunca habría nada y de eso me encargaría yo.

—¿Y qué con eso?

—Vamos Aron ¿qué hay de malo que te guste una chica?

—Mira Lena —respiro hondo tratando de contenerme —cuando una bala impacta contra tu cuerpo el dolor quema como el infierno y con una buena curación sana, pero ¿podrías decirme como curar el dolor que se siente al perder a alguien que amas?

Y como supuse Lena permaneció en silencio, ¿qué podría saber ella del dolor emocional si nunca lo había sentido como yo? Ese dolor jamás sana.

—Si me gustara Scarlett como tú supones ¿me podrías decir cómo salir adelante si llego a perderla? —Lena bate sus pestañas y su sonrisa gatuna se ve remplazada por una línea recta. Ella no tenía la respuesta a esa pregunta, ni yo tampoco. —Lo sabía.

—Aron...

—Soy el heredero de la mafia checa así que no tengo tiempo para pensar en ese tipo de cursilerías —Lena entre abre sus labios para decir algo, pero yo me adelanto —podrás ser mi amiga, pero eso no te da el derecho de meterte en mis jodidos asuntos.

—Espero que no te vayas a arrepentir de esto.

—Largo —y sin decir más salió de mi oficina.

[...]

Pasé mis manos por mi cabello, la visita de Lena me había alterado totalmente, pero era de esperarse, ella siempre tenía ese efecto en mí.

Maldición.

Lena fue más que una amiga para mí, ella se volvió mi madre, mi amiga y mi primer amor.

Con ella tuve mi primera vez, ella siempre estuvo a mi lado cuando más lo necesité; sin embargo, ella jamás me vio de otra forma que no fuera como al hermano menor que debía proteger, no quería darme por vencido porque quería que ella estuviera a mi lado, pero esa idea cambió cuando Luther apareció, después de unos meses de relación, ambos se casaron. Por un momento pensé en asesinar a Luther, literalmente, pero eso solo me haría ver como un crio caprichoso, así que, dejé esa idea a un lado, tuve que aceptar que Lena fuera feliz con un sujeto como Luther, después de todo él era uno de mis hombres de confianza. no tuve más remedio que aceptarlo y continuar con mi vida como hasta ahora.

¿Qué sabía Lena del dolor emocional cuando ella fue la causante del mío? Ella jamás supo de mis sentimientos y jamás lo sabrá. No puedo ser tan egoísta para dejar que Scarlett se aferre a mí como su salvavidas, ella me ve como su salvación y no puedo dejar que ese sentimiento que solo es gratitud se convierta en un apego emocional, así que, debo dejarle claro que  Scarlett es solo es mi aliada y solo eso.

—Aron ¿estás ahí? —la voz de Luther me saca de mi diálogo interno.

—Espero que sea lo suficientemente importante como para molestarme. 

—¡Caray, hombre! Parece que tiene un humor de los mil demonios —se burla.

—¿Qué quieres?

—Informarte —Luther deja caer una carpeta frente a mí —nuestros hombres fueron puestos en libertad, el abogado hizo buen trabajo.

—Bien, su cabeza hubiera pagado el precio de no haberlos sacado.

—También creo que te gustará saber que tu tío Benjamín volvió a Praga —esa noticia no me la esperaba.

—¿Cuándo?

—Hace dos días —responde —y eso no es todo, este fin de semana habrá una reunión privada en la mansión Kozel.

Una reunión privada, si es este fin de semana estoy seguro de que Scarlett debió ser informada después de todo ella ha sido pareja de Iván por dos años, pero ¿entonces por qué no me lo dijo?

—¿Quieres que mande a nuestros infiltrados?

—Hazlo.

—¿Y la señorita Voitovych?

—Por el bien de ella espero que no se atreva a traicionarme.

[....]

Scarlett

Estaba nerviosa y no podía ocultarlo, mis manos sudaban y mi labio inferior no dejaba de temblar. Odiaba estas reacciones de mi cuerpo, cualquiera que prestara atención sabría de mi evidente ansiedad, estas reacciones hacían que Iván me leyera como a un libro.

Mierda.

Necesitaba hablar con Aron, ya.

Me dirijo a los sanitarios del instituto, tomo mi celular y busco el registro de llamadas en donde el nombre de Desconocido aparece al instante.

¿Qué? —responde del otro lado de la línea.

—Necesitamos hablar —suelto.

Scarlett, te habías tardado en llamar —ruedo los ojos —¿dónde?

—En los sanitarios del segundo piso —sugiero, no obtengo respuesta, tan solo puedo escuchar una risita del otro lado de la línea. 

—Una propuesta bastante peculiar, pero ahí estaré. 

Colgó.

Después de unos minutos, noto como un par de botas negras aparecen por debajo del cubículo en donde me encontraba.

—Espero que tengas una buena razón para haberme llamado.

—La tengo.

—Te escucho.

Abro la puerta y con toda la fuerza que tenía logré que Aron entrara al cubículo conmigo, estábamos frente a frente, su pecho chocaba contra el mío en aquél estrecho cubículo y mi respiración se había vuelto acelerada.

¿Podría resistirme al tenerlo tan cerca de mí?

Solo había una razón para explicar estás sensaciones que él provocaba en mí.

Me sentía atraída por Aron Izavok.

Venganza Escarlata © [J.D.L.M #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora