Epílogo

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Ella la miraba a través de aquella venta de cristal; su angelical rostro estaba hinchado, sus labios estaban resecos y su cabello enmarañado. Cuanto daño le había hecho gracias a su ineptitud, si tan solo hubiera tenido las agallas suficientes para enfrentar a Iván, tal vez ella estaría saltando en el parque y recogiendo algunas flores y no en una cama de hospital como lo estaba ahora.

Alguien la tomó del hombro provocando un sobresalto de su parte, Scarlett se encontró con los cálidos ojos de Aron. Llevaba puesto un traje de cirujano que cubría todo su rostro al igual que ella. Después de la muerte de Iván, Aron rescató a su pequeña hermana. Francescca Voitovych e ingresó al hospital la tarde del diez de junio con traumatismo cráneo encefálico leve, deshidratación y desnutrición.


Iván la mantuvo cautiva casi por cuatro meses en Holanda, en una casa de seguridad en condiciones deplorables y ahora la única forma de estar cerca de su hermana era detrás de un disfraz de médico solo por una razón.


Su seguridad.


Scarlett había tomado una decisión, ella amaba a su hermana como jamás podría amar a alguien, ella era lo único que le quedaba de su familia, es por eso que debía alejarla de su lado por su seguridad porque ¿cómo podía mantener a una niña de diez años bajo la sombra de la mafia? Fue difícil para ella tomar esa decisión, todavía recuerda la sensación de ahogo y el dolor en su pecho cuando ingresaron a Francescca al hospital y negó todo lazo familiar con ella.


—Sabes que puede quedarse, cuidaremos de ella —le había dicho Aron.


—No puedo hacerle esto —dijo con un evidente nudo en la garganta —. Ella merece vivir alejada de todo el peligro que yo represento para ella.


—Pero eres su hermana ¿te has preguntado que dirá cuando sea mayor y se pregunte que sucedió contigo? —Ella sabía que Aron no apoyaba del todo su decisión; sin embargo, sabía que no se opondría.


—Será mejor que ella crea que estoy muerta.


Scarlett acarició los cabellos castaños de su pequeña hermana, esta era su despedida.


—Es hora de irnos —susurró Aron.


Besó la cabeza de su hermana y se apresuraron a salir del lugar. Una vez en el auto, Scarlett miró una última aquél edificio donde había dejado a su hermana, debía irse antes de que ella se arrepintiera y regresara por Francescca.


—Sabes que no tienes que hacer esto —Aron entrelazó sus manos, él trataba de hacerla entrar en razón.


—Franny es fuerte e independiente, estoy segura de que sabrá salir adelante —Scarlett aferró su mano con fuerza a la de Aron.


—Se parece a ti —. Aseguró mientras besaba la mano de Scarlett.


—No —él miró confundido a su compañera —. Ella siempre ha sabido salir adelante por su propia cuenta, ella no me necesita para hacer su vida. En cambio yo —Scarlett limpió una lágrima que resbaló de su mejilla —. Yo necesitaba de ella para mantenerme con vida, ella era mi motor y ahora, dependo completamente de ti para sentirme completa.


—Eres más fuerte de lo que crees —aseguró sin dejar de mirarla —. No sabes cuánto te admiro y por ello te amo Scarlett.


—Yo también te amo Aron —Scarlett besó los labios de aquél hombre que logró devolverle su libertad. En tan solo unos días, Aron Izavok le devolvió la vida que ella había creído perdida, le regaló una nueva razón para existir y todos gracias a una venganza escarlata.


[....]


—¿Aún te duele? —Preguntó el doctor Allen.


No —respondió la pequeña que estaba frente a él.


Esa niña había robado el corazón de todo el personal del hospital desde su llegada, esa niña de hermosos ojos bicolor llamada Francescca. Alguien la había traído una noche en un condición crítica, no tenía registros familiares ni ningún dato de identificación; nadie sabía de dónde venía o quién fue aquella alma bondadosa que la llevó al hospital.


Lo único de lo que estaban seguros era que esa niña había sido víctima de un secuestro, su madre estaba muerta y su única hermana desaparecida, seguramente había corrido la misma suerte que la madre. Vaya trauma para una niña tan pequeña.


Cuando el doctor Allen finalizó los estudios y confirmó que la salud de la pequeña había mejorado, Francescca Voitovych terminó en manos de una trabajadora social. Ella iba a ser llevada a una casa hogar.


¿Qué destino le esperaba en lugar que no conocía?


Francescca sabía que debía ser fuerte por ella y por su hermana, estaba segura de que Scarlett no estaba muerta y que algún día volvería a verla; algo en su corazón se lo decía, no sabía si se trataba de ese vínculo de hermandad del que todos hablan, pero ella mantenía la esperanza de que ella estaba viva y juró que algún día, no importaba que tan lejos se encontrara, volvería a encontrarla.


Lo que Francescca no sabía, es que, una vez que la mafia te arrastra a sus abismos, no hay salida.


Solo quedas Atrapada.


Venganza Escarlata © [J.D.L.M #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora