─Señorita Hudson, la espero en mi despacho ya mismo ─había un complemento extraño en el tono de su voz, olía a soberbia y solo pensarlo me ponía de nervios.
Terminé de entregar los ensayos calificados, mi nota era una de las más altas.
Fui a su despacho tiritando en preocupación. «¿Qué coño me pasa? El cuernudo es él no yo.»
─Siéntate ─no sonreía, tenía ojeras y la mandíbula la mantuvo apretada.
─ ¿Pasa algo?
─Eso te pregunto, ¿qué diablos pasa? ─me tensé ─, anoche te fuiste a casa en un taxi en vez de aceptar mi cola. No contestas mis llamadas y evitas a toda costa mi presencia. ¿Qué hice mal?
Nos miramos fijamente.
Inspiré hondo y me removí en el asiento.
─De acuerdo, te diré qué ocurre. Resulta que hay rumores en toda la escuela de que tú y la profesora Keire tienen un romance, y la verdad no me extraña, ella es guapa e inteligente. Mientras que yo...
─Tu, Emmy ─me interrumpió alzando la voz ─, tu eres la única que me interesa, lo que hayas escuchado sobre mí y la profesora Keire es falso. Ella es una vieja amiga, fue quien me ayudó con la vacante aquí. Fuimos a la misma academia e hicimos parte de la misma fraternidad.
Peleé conmigo misma, mejor dicho, mi mente y mi corazón libraron una batalla interna.
─Sé que parece como si tuviéramos algo, pero no, Keire es la razón por la que me encuentro trabajando aquí y gracias a eso te conozco.
Bajé la guardia.
─Lo siento, John.
─No pasa nada. A la próxima dime tu inquietud, no puedes pretender que adivine lo que te pasa. Me preocupé mucho, pensé que ya no querías seguir con lo nuestro ─rodeó el escritorio y me abrazó, fue todo lo que necesité para convencerme.
─Pero Keire es bella, es profesional...
─Es una amiga, cariño ─me besó para acallar mis pensamientos ─. Y no tiene tu inocencia, no tiene tu mirada ni tus labios.
Estuvimos un rato besándonos y acariciándonos dulcemente hasta que la sensación acogedora de adoración pasó a una de deseo intenso y desesperado.
En ese preciso momento olvidé las recomendaciones de mi madre sobre esperar al matrimonio, y las de Alex sobre dominar la situación.
John me sentó sobre su escritorio y se metió entre mis piernas, me besó con pasión el cuello y la boca mientras con sus manos se dedicó a sostener mi cintura.Me hacía perder la compostura, llegué a quitarme la camiseta y quedar frente a él en sostén.
─Emmy, cariño ─miraba mi escote y respiraba agitado, pero su voz se escuchaba arrepentida ─, si seguimos con esto no podré controlar mis impulsos y pasará lo que no tiene que pasar aún. Me siento como un maldito pedófilo, y perdona que use esos términos en tu presencia, pero, cariño, no, no quiero romper mi palabra, quiero respetar tu tiempo. Mereces más respeto de mi parte, no quiero llevarte a hacer algo de lo que después te puedas arrepentir.
Me puse colorada de vergüenza, sin querer precipité las cosas y olvidé que yo misma puse una condición para llegar a eso.
Me puse la blusa y él me ayudó a reincorporarme.
─Salgamos de aquí, podrían sospechar ─cerró su oficina ─. Emmy, espérame una cuadra abajo, te recogeré. No demoro.
Asentí feliz, por fin las diferencias se resolvían.
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Prohibido, profesor © TERMINADA
RomanceJhon Hunter, profesor de literatura en la escuela privada Winston inicia una relación prohibida con una de sus alumnas, Emmy Hudson. Ambos enfrentarán sus miedos, conocerán el cielo y vivirán su historia de amor en silencio, porque la clave para ve...