CAPÍTULO VI

8.1K 490 112
                                    

─Señorita Hudson, la espero en mi despacho ya mismo ─había un complemento extraño en el tono de su voz, olía a soberbia y solo pensarlo me ponía de nervios.

Terminé de entregar los ensayos calificados, mi nota era una de las más altas.

Fui a su despacho tiritando en preocupación. «¿Qué coño me pasa? El cuernudo es él no yo.»

─Siéntate ─no sonreía, tenía ojeras y la mandíbula la mantuvo apretada.

─ ¿Pasa algo?

─Eso te pregunto, ¿qué diablos pasa? ─me tensé ─, anoche te fuiste a casa en un taxi en vez de aceptar mi cola. No contestas mis llamadas y evitas a toda costa mi presencia. ¿Qué hice mal?

Nos miramos fijamente.

Inspiré hondo y me removí en el asiento.

─De acuerdo, te diré qué ocurre. Resulta que hay rumores en toda la escuela de que tú y la profesora Keire tienen un romance, y la verdad no me extraña, ella es guapa e inteligente. Mientras que yo...

─Tu, Emmy ─me interrumpió alzando la voz ─, tu eres la única que me interesa, lo que hayas escuchado sobre mí y la profesora Keire es falso. Ella es una vieja amiga, fue quien me ayudó con la vacante aquí. Fuimos a la misma academia e hicimos parte de la misma fraternidad.

Peleé conmigo misma, mejor dicho, mi mente y mi corazón libraron una batalla interna.

─Sé que parece como si tuviéramos algo, pero no, Keire es la razón por la que me encuentro trabajando aquí y gracias a eso te conozco.

Bajé la guardia.

─Lo siento, John.

─No pasa nada. A la próxima dime tu inquietud, no puedes pretender que adivine lo que te pasa. Me preocupé mucho, pensé que ya no querías seguir con lo nuestro ─rodeó el escritorio y me abrazó, fue todo lo que necesité para convencerme.

─Pero Keire es bella, es profesional...

─Es una amiga, cariño ─me besó para acallar mis pensamientos ─. Y no tiene tu inocencia, no tiene tu mirada ni tus labios.

Estuvimos un rato besándonos y acariciándonos dulcemente hasta que la sensación acogedora de adoración pasó a una de deseo intenso y desesperado.

En ese preciso momento olvidé las recomendaciones de mi madre sobre esperar al matrimonio, y las de Alex sobre dominar la situación.
John me sentó sobre su escritorio y se metió entre mis piernas, me besó con pasión el cuello y la boca mientras con sus manos se dedicó a sostener mi cintura.

Me hacía perder la compostura, llegué a quitarme la camiseta y quedar frente a él en sostén.

─Emmy, cariño ─miraba mi escote y respiraba agitado, pero su voz se escuchaba arrepentida ─, si seguimos con esto no podré controlar mis impulsos y pasará lo que no tiene que pasar aún. Me siento como un maldito pedófilo, y perdona que use esos términos en tu presencia, pero, cariño, no, no quiero romper mi palabra, quiero respetar tu tiempo. Mereces más respeto de mi parte, no quiero llevarte a hacer algo de lo que después te puedas arrepentir.

Me puse colorada de vergüenza, sin querer precipité las cosas y olvidé que yo misma puse una condición para llegar a eso.

Me puse la blusa y él me ayudó a reincorporarme.

─Salgamos de aquí, podrían sospechar ─cerró su oficina ─. Emmy, espérame una cuadra abajo, te recogeré. No demoro.

Asentí feliz, por fin las diferencias se resolvían.

Prohibido, profesor © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora