Tras mi quinto vaso de jugo miré la pantalla del celular impaciente, tenía sueño y Laura parecía no entenderlo.
─ ¡Eres una ñoña! ─me gritó al tiempo que bailaba al ritmo de la música, estaba menos cuerda que yo, iba por su décima ronda de cervezas. Toda una semental.
No podía entender con claridad cómo mi amiga aguantaba tantas rondas sin irse de bruces contra el piso, a mí los escasos vasos de jugo de arándanos con smirnoff me tenían mareada, ni siquiera podía hacer ademán de pararme porque todo me daba vueltas.
Me sentía inútil, y muy dentro de mí me reprochaba el hecho de haber aceptado la bebida.
─Ya fue suficiente ─espetó Noah arrebatándome el vaso a medio beber.
─Estoy cansada ─bostecé, estiré mis brazos y miré a Noah que seguía sobrio ─. ¿Tú no?
─Es la costumbre, ya nada me afecta lo suficiente, ni la cerveza, ni la música. Con el tiempo mi cuerpo ha tolerado todo esto.
─Claro. Noah, ¿puedes... puedes llevarme a un baño? ─no supe cómo pronunciar aquello sin que sonara vergonzoso o incómodo, lo cierto era que tenía necesidad de lavarme la cara y huir de todo ese desmadre.
─ ¿Segura?, puedo decirle a Laura que...
Mala idea.
─Por favor.
Con esas dos cortas palabras lo convencí. Fue dificultoso dar los primeros pasos, me sentía débil, luego Noah me sujetó por la cintura y yo crucé uno de mis brazos por su cuello para no caer.
Cuando llegué al pequeño cuarto de aseo descubrí a un par de chicos aspirando un polvo blanco, ambos me miraron desdeñosamente pero evacuaron el lugar al notar que no estaba sola.
─No te preocupes, yo estaré aquí afuera vigilando. Ahora entra ─aseguró Noah.
No recuerdo el tiempo que duré frente al espejo mirándome fijamente con decepción, no me reconocía, me veía bastante mal. ¿Qué le iba a decir a Raquel cuando me viera?
─Emmy, ¿todo anda bien? ─oí a Noah.
─Ehm... sí, salgo en unos segundos.
Antes de poder agarrar el pomo de la puerta mi celular repicó a modo de mensaje.
No pienso irme sin ti, estoy afuera esperándote. Att: John.
Bastó leer un par de veces el mensaje para volver a estar sobria. Mierda.
─ ¿Emmy?
─Ya voy.
Me mordí el labio, agité ansiosamente las manos mientras hacía respiración profunda para calmar los nervios. Qué voy a hacer.
─Voy a entrar ─avisó Noah.
─No, no hace falta ─abrí la puerta, él me miró con suspicacia pero no articuló nada hasta que me vio dar un paso en falso en el primer peldaño de las escaleras «Joder», me sujetó nuevamente por la cintura y me ayudó a bajar con cuidado.
De vuelta al sillón busqué a Laura por todas partes con la mirada, debía decirle que tenía pensado irme, de ninguna manera le contaría la razón pero ella supondría lo más fácil, qué estaba muerta de aburrimiento.
─ ¿Buscas a Laura? ─inquirió Noah, olvidé por completo que seguía a mi lado.
─Sí, tengo que irme ahora mismo.
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Prohibido, profesor © TERMINADA
RomansJhon Hunter, profesor de literatura en la escuela privada Winston inicia una relación prohibida con una de sus alumnas, Emmy Hudson. Ambos enfrentarán sus miedos, conocerán el cielo y vivirán su historia de amor en silencio, porque la clave para ve...