CAPÍTULO VII

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A la mañana siguiente recordé todo cuanto pasó en mi habitación, los besos de John, las risitas bajitas, las caricias. Me sentí mejor que nunca, su promesa de no irse hasta que me durmiera también la cumplió.

─Emmy ─desperté de mi ensimismamiento, aún estaba en el teatro escolar con el equipo de apoyo terminando los preparativos para la feria del libro ─. Te estoy hablando y no me oyes.

─Lo siento, Laura ─continúe pintando el bienvenido.

─Te contaba que Noah anda saliendo con nuestra querida capitana.

─Ah, vaya.

─Pensé que tu y él terminarían teniendo algo.

─No, definitivamente no. Noah es lindo, comprensivo a veces, detallista y divertido...

─ ¿Pero?

─Pero no me da la seguridad que necesito. Laura, no puedo salir con alguien de quien desconfío, Noah es el chico más codiciado de la escuela y sabes perfectamente que su reputación de mujeriego lo precede.

─Eso puede mejorar.

La miré incrédula. Virgen, cómo puede defenderlo.

─Que mejore o no ya no es mi problema. Me alegro por Dash.

De vuelta a casa fui directo a la cocina de donde salía un olor a tocino exquisito.

─ ¡Emmy! ─gritó mi tía Katy, la hermana más joven de mi mamá.

─ ¡Katy! ─tiré mi bolsa sobre la isla y corrí a abrazarla, había adelgazado y tenía el cabello más largo que la última vez que nos vimos.

─Estás preciosa, tu madre me dijo que tienes novio. Cuéntame todo ─se quitó el delantal y engarzó su brazo al mío, cogió los dos platos con tocino y papas fritas que había preparado y me llevó al patio donde no pude evitar mirar a la ventana de John.

Mi tía era siete años mayor que yo, vivía en la capital y visitaba cuando su novio el Polaco se iba de negocios fuera del país.

─Ahora sí, dime con quién sales y desde cuándo ─nos sentamos en el borde de la piscina.

─Katy, no puedo, prometí guardar el secreto.

─Al coño los secretos, Emmy, a mí me cuentas o me cuentas. Tu sabes que soy una tumba y nunca le digo nada a la amargada de Raquel, sé lo controladora que es.

Lo cierto es que mi tía sabía muchos de mis secretos y jamás se los había referido a mi madre, después de Alex, Katy era mi segunda mejor amiga.

─Oye, promete no ir con el chisme.

─Hey, me extraña, sabes que tu tía sería incapaz.

─Está bien.

─Cuenta ya.

─Estoy saliendo con mi profesor de literatura ─no terminé la noticia cuando Katy escupió la papita que masticaba.

─Emmy Hudson, ¿qué cojones dices?

─Prometiste no decir nada así que más te vale mantener tu palabra.

─Pero coño, es un profesor no un chaval de tu edad.

─Es que no lo conoces tía, es perfecto.

─Perfecto mi implante mamario, tu no puedes seguir con esa relación.

─Baja la voz.

─Raquel no está si es lo que te preocupa ─se puso de pie muy de prisa ─. Procura acabar con esa fantasía o Raquel acabará contigo, ¿comprendes?

Prohibido, profesor © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora