CAPÍTULO XXXV

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Bajé del auto de Bruno e inspiré hondo cuando vislumbré la fachada del instituto, lo que menos quería era estar allí.

─Emmy ─me incliné frente a la ventanilla para mirar a mi padrastro ─, si llegas a sentirte mal no dudes en llamarme, ¿de acuerdo?

─Claro, gracias por traerme Bruno.

Crucé la entrada y posteriormente el pasillo, hasta dar con mi casillero, al abrirlo un sobre resbaló entre los libros y cayó a mis pies. Sorprendida me mantuve estática mirándolo sin intención de recogerlo, me hice varias preguntas, entre ellas quién pudo haber dejado aquel papel en mi bloque, cómo y con qué propósito...

Lo recogí, lo miré de ambos lados y luego lo abrí, dentro había una carta y una segunda pieza de un rompecabezas ─«esto es obra de John» ─, fue lo primero que deduje.

─He, amiga ─sentí un brazo rodear mis hombros, al girarme encontré el rostro de Laura ─, ¿qué tal?

─Hola Lau ─guardé el sobre en mi mochila e intenté sonreír.

─Ayer te extrañé, ¿por qué faltaste?

─Estaba mal del estómago.

─Anda, qué mal. Oye, la fogata estuvo buenísima lástima que faltaste, habían chicos bastante guapos.

Le seguí la conversación de camino al aula, se mostraba tan animada que ni cuenta se dio de mi congoja. Nos separamos al final del pasillo, yo entré a la clase de John y Laura a la de keire.

─Lo siento ─musité, no me dieron ganas de entrar a la clase, John parecía disgustado. A cambio de un regaño lo único que recibí fue su indiferencia, se dio media vuelta y continuó su explicación; toda la clase notó mi reacción, estaba pasmada mirándolo con los puños crispados y los labios fruncidos.

Papadeé rápidamente pasando de él y fui por el último asiento, me sentía deprimida, destrozada y un poco cabreada conmigo misma, cada día me mostraba más débil de carácter.

─Saquen una hoja, haremos un quiz ─dijo John, en ese preciso instante me percaté de que no había copiado absolutamente nada de su clase, lo que sin duda era un problema ─, constará de cinco sencillas preguntas.

Traté de leer lo que había en la pizarra y en la página del libro de apoyo, pero no entendía, incluso miré los apuntes de un compañero pero seguía igual de bloqueada.

¡Carajo!

Ya valí.

─Entreguen ─demandó el profesor, con el rabillo del ojo lo miré y sentí mucha rabia ─, fueron preguntas fáciles para el que prestó atención, y di tiempo de sobra para responder así que no hay excusa.

¿En serio, profesor?

¿En serio pretende que haga un examen con la cabeza hecha un lío por su culpa?

Resignada le entregué la hoja en blanco y él arrugó la cara cuando la vio.

─ ¿Cero, señorita Hudson? ─preguntó por lo bajo y aún así el aula entera  escuchó su reproche.

─Ehm... ─olvidé cómo hablar durante esos segundos, la mandíbula apretada y el entrecejo arrugado de John dijo mucho de lo molesto que estaba ─, lo siento, la verdad es que no presté atención, profesor.

─Debió decirme durante la explicación qué cosas no entendió, es mi deber dejarles todo claro.

─L-lo siento, no volverá a pasar.

─Claro que no volverá a pasar ─me fulminó con la mirada al tiempo que giró para regresar a su pupitre.

Sonó la campana y John se paró en la puerta para recibir los permisos firmados para la excursión, razón por la que me quedé varios minutos sentada sin intención de salir hasta no verlo desaparecer de la puerta, sin embargo él adivinó mi plan y caminó hacia mí.

─ ¿Trajiste el permiso firmado?

─N-no, olvidé decirle a Raquel que lo firmara.

─De acuerdo, dile que te lo firme hoy mismo y mañana antes de irnos te lo recibo.

─Creo que no voy ─lo miré fijamente, mi corazón se disparó, empecé a sentir calambres en el estómago y mucho nervio, así que me mordí el labio con contundencia, como si ello me ayudara a evacuar la tensión.

─Emmy, no quiero que lleguemos a esto, por favor ─susurró, yo me puse de pie automáticamente sin entender el punto de su reproche.

─ ¿De qué habla, profesor?

─Me estás evitando.

─No creo que ese sea el problema, a usted se le da muy bien aplicar la ley del hielo ─recogí mi mochila, mis libros, y me dispuse abandonar el aula.

Expulsé todo aire contenido en mis pulmones y caminé rápidamente hacia el baño, estando allí me encerré en uno de los cubículos, me senté en la cubierta del retrete, pegué mi rodillas al pecho y abracé mi piernas.

─ ¿Sabes qué es lo peor? ─dijo alguien al entrar al baño ─, que sigue empecinado con esa mujer. Claro que sí. No, no tengo idea de quién es. Por supuesto que pienso insistir, John tiene su punto débil y creo conocerlo. De acuerdo amiga, hablamos luego, chao.

Vaya, ahora escucho su nombre en todos lados.

Cuando creí haber quedado sola inspiré profundo, me limpié las mejillas y abrí la puerta, pero para mi sopresa estaba la profesora Keire en el tocador retocándose el labial.

─ ¿Crees que tengo demasiado labial?─me preguntó.

─he, yo, creo que... que no ─solté en balbuceos.

─Te ves pálida, ¿te sucede algo?

Sucede que te acabo de escuchar hablar sobre mi profesor, mi John, mi ex. O eso creo.

Negué con la cabeza y le sonreí incómoda, luego Keire salió del baño y yo fui a mi siguiente clase cavilando sobre John y la profesora.

La madrugada del día postrero me desperté sobresaltada, miré el reloj de mesa y eran solo las cuatro; me embargó un fuerte dolor de cabeza cuando mis ojos chocaron con un resplandor proveniente de afuera.

Escuché varios objetos caer, luego agucé el oído y un sonido estrepitoso terminó de alertarme, me levanté de golpe y me di cuenta de que el escándalo provenía de su casa. Me asomé por la ventana y vi la luz de su habitación encendida, luego apareció él descamisado, en pantalón de pijama, con las manos puestas en la cabeza caminando de un lado a otro.

─ ¡Carajo! ─gritó.

Desconcertada me cubrí la boca, John se desquitaba lo que sea que sentía con cualquier cosa que se cruzara a su paso, lanzaba las almohadas, los cuadros; estaba alterado. Después de varios minutos en silencio miró hacía mi ventana y me descubrió observándolo. Como aquella vez.

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Capítulo dedicado a mi grupo de whatsapp @Subversivas, por ser fieles y muy especiales conmigo.
Besos y abrazos.

Prohibido, profesor © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora