─ ¿Te gusta?
Me mordí el labio, no supe qué contestar, John era imprescindible y cada sopresa que me daba superaba la anterior. Miré por milésima vez el mantel en el césped acompañado de un canasto para picnic y una botella de vino enfundada en una cubeta.
─Eso no es todo ─lo escuché decir a mis espaldas y cuando me volví a él estaba hincado ante mí sujetando un hermoso cachorro con un enorme moño rosa en su cuello ─, ¿quieres formar una familia conmigo?
Me cubrí la boca.
─Vamos nena, di algo ─sonrió.
─John, esto, esto es demasiado ─solté entre lloriqueando, de inmediato él se reincorporó y me abrazó fuerte.
─Comparado contigo nada es demasiado.
─Gracias, no me lo... ─dije mientras me separaba de sí, pero al mirarlo noté sangre en su nariz ─, ¡oh, por Dios!, estás sangrando.
Automáticamente se cubrió la zona con una mano, luego sacó su pañuelo y trató de darme la espalda en lo que se limpiaba pero no lo dejé.
─John, ¿te duele?, ¿quieres ir al médico?
─Es, es una simple hemorragia, me pasa cada que el cuerpo quiere ─sonrió sin convicción.
─No está bien que la normalices.
─Emmy, calma ─se sentó sobre el mantel, dobló el pañuelo ensangrentado y lo guardó en el bolsillo trasero de su pantalón. Estuve de pie sujetando al cachorro presa de la conmoción, pero a John parecía no importarle nada.
Sirvió en un par de copas un jugo amarillo, luego me extendió una rebanada de pan con mantequilla que el cachorro me arrebató causándonos gracia.
─Pobre, tenía hambre ─comenté.
Me senté junto a John, traté de pasar por alto el pequeño suceso de la sangre y me concentré en disfrutar de la hermosa velada. Como todas veces que estaba con John, el tiempo corría en vez de caminar y la hora de volver a casa se acercaba.
Esa noche Laura se tomó el trabajo de pasar por mí al parque y llevarme a casa sin que Raquel sospechara de nuestra salida, también se quedó con el cachorro mientras yo buscaba la forma de decirle a mi madre que traería una mascota a la casa.
Primer día de clase y llegué como de costumbre, corriendo, estrenando los regaños de John que parecían no terminar.
─Si vuelve a llegar tarde la mandaré a mi oficina a hacer varias planas, ¿entendió, señorita Hudson?
¿Planas?
¿En serio, John?
Me mordí el labio para no reir, verlo fingir indignación por mi retraso ante toda la clase me empezaba a causar muchísima gracia.
─Que si entendió, señorita Hudson.
─He, sí, claro que sí señor ─lo miré fijamente, en su mirada había un complemento raro que me decía que no estaba fingiendo, que de verdad estaba molesto.
─Tome asiento ─ordenó con fastidio haciendo añicos mi corazón.
Por supuesto no me mostré afectada, pero cuando llegué a mi habitual puesto frente a su escritorio sentí una punzada de dolor en mi estómago.
─El viernes tendremos la excursión en el campamento del río como se planeó, gracias a la sugerencia de la señorita Hudson claro está, y también gracias al profesor de biología que avaló la idea ─dijo mi profesor.
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Prohibido, profesor © TERMINADA
RomanceJhon Hunter, profesor de literatura en la escuela privada Winston inicia una relación prohibida con una de sus alumnas, Emmy Hudson. Ambos enfrentarán sus miedos, conocerán el cielo y vivirán su historia de amor en silencio, porque la clave para ve...