CAPÍTULO XXXIX

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Corrí tras Noah durante varios segundos, pude sentir mi sangre palpitar en la cara, y mi corazón acelerarse horriblemente. Cuando logré alcanzar su mano y volverlo a mí, sacudió mi agarre y retrocedió varios pasos con una expresión de asco. Era doloroso mirarlo directamente a los ojos.

─Escúchame, por favor ─le pedí con los ojos cuajados.

─ ¿Escuchar qué?, sé lo que vi, y es decepcionante. Lo esperaba de todas menos de ti, Emmy, ¿cómo pudiste?

─Estás sacando conclusiones apresuradas, te juro que todo tiene una explicación ─intenté acercarme a él pero retrocedió otro paso.

─No las quiero oír, por lo menos no ahora.

─Noah ─era Hunter, venía hacia nosotros a paso presto, se le veía en los ojos la rabia y la culpa ─, ¿podemos hablar?

─Usted me da asco ─aseveró mi amigo, me quitó del camino y fue directo por las solapas de la camisa de nuestro profesor ─, es un bastardo de mierda. ¿Cree que puede jugar con Emmy a su antojo?

─Oyeme bien muchacho ─John también lo agarró bruscamente por la tela de su suéter, y tiró de ella con fuerza ─, cuida tus palabras.

─A ver ¡ya! ─me interpuse entre ambos ─, por favor basta, no hagamos esto más difícil. Estamos a mitad de un pasillo de la escuela, esto podría ocasionarnos serios problemas.

─Pues que se enteren que este cretino... ─Noah pensaba difamar a John frente a los pocos estudiantes que transitaban por el pasillo y se detenían a mirar el enfrentamiento.

─ ¡Noah!─hablé fuerte y claro ─, no te atrevas a decir algo de lo que te puedas arrepentir.

─Emmy, déjalo hablar, aquí todos queremos escuchar lo que Noah quiere decir ─lo retó John.

Por un instante quise acabar con mi profesor, hacía todo doblemente difícil. Después de unos segundos Noah soltó a mi profesor y se peinó el cabello hacia atrás, alternando la mirada entre John y yo.

─Déjame explicarte, ¿si? ─mi voz era un hilo a punto de romperse.

─Emmy, no tienes que explicarle nada a Noah, él no es...

─Por favor, profesor, mantenga la distancia ─solté hilarante en enojo ─, ya dijo suficiente y no ayudó.

─No los quiero seguir escuchando ─escupió Noah antes de girar sobre sus talones y marcharse al estacionamiento por su deportivo.

John me sujetó del codo evitando que fuera tras mi amigo, pero logré zafarme.

Cuando alcancé a Noah sentí vergüenza, no tenía idea de cómo le explicaría aquella escena con nuestro profesor, sin embargo, me armé de valor y le conté la verdad.

─ ¿Cuánto tiempo llevas viéndote con Hunter? ─su voz se escuchaba rota ─, digo, si se puede saber.

El aire se volvió denso dentro del auto, no me sentí cómoda en el asiento del copiloto, Noah no paraba de apretar el volante y mirar el parabrisas. No merecía sentirse mal por mí.

─Meses ─susurré, lo miré y apenas pude notar que mordió el carrillo interno del labio inferior mientras miraba con gesto indescifrable el parabrisas del coche.

─ ¿Qué hizo para, ya sabes, enamorarte? ─me miró atento, y directo a los ojos, como queriendo escarbar en mis pensamientos.

─Yo, no lo sé, no es algo que haya pensado antes ─levanté los hombros.

─ ¿Entonces pasó y ya?, ¿de verdad no sabes qué te llevó a querer algo con un tipo mayor que tu?

─Creo que me gustó saber que alguien como él me veía interesante.

Prohibido, profesor © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora