CAPÍTULO IX

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«Oh, virgen de las estudiantes enamoradas de su profesor, ayuda, no soy buena fingiendo.»

─John Hunter Fitzpatrick, un honor ─apareció un hombre igual de joven que él, ataviado con un esmoquin sin corbata. Mi profesor lo hizo pasar con amabilidad sin mostrar atisbo de nervios ─. ¿Acabo de interrumpir algo?

─Richard, ella es Emmy Hudson, la chica que te mencioné. Cariño, él es Richard, uno de los tantos catedráticos de la universidad de Columbia

Abrí exageradamente los ojos y ambos rieron al unísono.

─Vamos, tranquila, Richard es de mi entera confianza.

─Perdón ─me puse de pié y le extendí mi mano ─, un placer, señor Richard.

─Tienes la mano muy fría y suave, ¿es natural? ─chistó el catedrático, no supe qué contestar por lo que rió ─. Venga, llámame Richard. El placer es mío.

─Emmy, Richard está dispuesto a ayudarte con tu admisión en Columbia, ¿qué te parece?

Inspiré hondo antes de mostrar mi verdadera reacción, una de total incomodidad puesto que John había concertado hablar de mi futuro sin consultarme.

─John, necesito hablar contigo a solas
─contesté.

─Puedo esperar, no se preocupen ─añadió Richard.

John me llevó al cuarto de baño de su despacho, un espacio bastante estrecho e inapropiado para conversar; sin mencionar que ambos nos teníamos ganas y la cercanía no colaboraba.

─Antes que nada déjame explicarte mi plan.

─John, nos dejaste en evidencia con alguien desconocido.

─Es un viejo amigo, no te preocupes. Además, quiere ayudar, le mostré tus calificaciones y algunos ensayos. Ve potencial.

─No me consultaste si quería o no un empujón para ingresar a Columbia, fue muy egoísta de tu parte. Suficiente tengo con Raquel que quiere gobernar mi vida ─despotriqué.

─ ¿Me llamas egoísta, Emmy?, ¿querer que ingreses a la universidad de tus sueños es ser egoísta?

─ ¡Por supuesto!

─Emmy, no estás actuando como una chica madura. Solo piénsalo.

─ ¡Estoy pensando, John! ─me quedé de brazos cruzados y poco después él me imitó.

─No, Emmy, no lo haces. Es la oportunidad de tu vida y te niegas a verlo. No soy tu madre, yo sí pretendo apoyarte.

─ ¿Apoyarme? ─mis ojos se cuajaron, supuse que en cualquier instante me pondría a llorar ─, tú no conoces el significado de esa palabra. Apoyar implicar confiar...

─Y yo confío en ti.

─Si lo hicieras no irías por ayuda, simplemente creerías en mi capacidad. John ─borré una lágrima de mala gana con el dorso de mi mano ─, yo puedo ingresar a Columbia sin palancas, puedo porque me lo propuse y porque me considero capaz. No necesito de ti ni de tu amiguito, tampoco de Raquel ni de las influencias de mi papá. Soy capaz.

Una densa capa de tristeza cubrió su mirada haciéndome entender que estaba arrepentido.

─ ¿Me perdonas? ─besó una de mis manos.

─Ve con Richard y dile que no necesito su ayuda, dile que fue un placer verle pero que ingresaré a Columbia por mí misma.

─Está bien ─tomó mi cara entre sus manos y me dio un sedoso beso antes de desaparecer.

Prohibido, profesor © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora