The Best Words

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Mmm, sentí un cuerpo duro y unos suaves labios presionados contra mi piel. Sus labios se movían contra mi hombro derecho, suavemente, como si una pluma me estuviera tocando. Mis pezones se endurecieron inmediatamente y me mojé, con ese simple toque de su boca en mi piel.

"Cole." Logré decir.

Sus dientes mordisquearon mi cuello. Dios. "Buenos días, bebé."

Eso no lo describía ni remotamente. Me giré para ver su apuesto rostro. "Ciertamente lo es." Presioné mi culo contra él, haciéndole ver que había comenzado algo y que esperaba que lo terminara. Anoche había sido tan increíble. Duro y rápido en la cocina, y dulce y amoroso en la habitación. Amaba ambos lados de él, el animal y el angelical.

Cole largó un gruñido sexy y se frotó contra mi trasero. "¿Me estás provocando tan temprano en la mañana, Señorita Reinhart?"

"Te dije que no es provocación si estás dispuesto a seguirme, Señor Sprouse." Y estaba dispuesta a seguirlo. Coloqué mi pierna derecha sobra la de él y sentí que mis ojos daban vueltas, cuando entendió el mensaje, frotando su verga contra mí.

"Lil." Dijo mi nombre mientras entraba en mí, enviando escalofríos por todo mi cuerpo mientras respiraba contra mi oído. Chupó el lóbulo de mi oreja mientras se movía en mi interior. Dios, se sentía increíble. Tan duro dentro de mí. Su perfecta mano se movió por mi cadera hasta encontrar mi clítoris, moviendo sus dedos contra él tal como a mí me gustaba.

Tiré mi cabeza hacia atrás contra su pecho y dejé que las sensaciones fluyeran. "Sí, Cole." Se movió más rápido y pellizcó mi clítoris, lo cual me hizo gemir. No iba a durar demasiado. Creo que lo quería dentro de mí incluso antes de despertar. Levanté mi pierna más arriba y él se movió, dándole a ese lugar en mí que él encontraba siempre. Nadie nunca lo había hecho. Me dio otra estocada y me perdí en el placer antes de dejarlo ir, estrechándome alrededor de él. Sus labios estaban en mi cuello mientras él se descargaba, llenándome. Amaba como se sentía.

Salió de mí y me sostuvo fuertemente. "Te amo." ¿Lo había oído bien? Esto no era una fantasía. Lo había dicho, tenía que haberlo hecho. Necesitaba ver su rostro, ver si era real, así que me moví de sus brazos y me di vuelta. "Lils, yo no…" Se calló cuando me di vuelta para verlo, su mirada clavada en mí. Lo vi, en sus ojos. Él lo había dicho. Sentí las lágrimas llenar mis ojos. Me amaba. De verdad. Ambos sentíamos lo mismo. Alivio, alegría y tantas otras emociones que no podía nombrar me llenaron.

"Me amas." Logré decir.

Sus ojos miraban mi rostro, buscando algo. Esperaba que lo pudiera ver allí, no es que no lo fuera a decir, porque lo diría. Significaban el mundo para mí. "Sí."

Sí. Me amaba. No pude evitar la sonrisa en mi rostro. No quería hacerlo. "Yo también te amo, Cole."

La sonrisa de Cole me quitaba el aliento, pero antes de que pudiera decir algo, sus labios estaban en mí. Reí del alivio. Finalmente, lo había dicho. Mis manos fueron a su cabello y él me empujó contra el colchón mientras besaba mi rostro diciendo "Te amo, Lili." Una y otra vez. Había perdido la cuenta, pero esperaba oírlo con tanta frecuencia para perder la cuenta. Le di mi respuesta tantas veces como pude. Siempre lo haría.

Intenté acercarlo más a mí. Se sentía como si no podía acercarlo más. "Soy un idiota." Me dijo cuando pudo recuperar el aire. "Tenía todos estos planes románticos; una cena a la luz de las velas, luego un baño de burbujas y tengo que decirlo luego del sexo mañanero."

Era el hombre más dulce del planeta y era mío. Reí, porque una cena a la luz de las velas era genial, pero no cambiaría lo que me había dicho ni por todas las cenas elegantes del mundo. "Es dulce como lo habías planeado hacer, pero me gusta la manera en que lo dijiste. Es como si no hubieras podido esperar más."

A través de un juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora