A través de un juego

Higher Learning

Hoy era el día. La primera vez que sería la Señorita Reinhart, aunque una Señorita Reinhart muy diferente a la cual mis futuros estudiantes verían. No era una de esas profesoras locas que creía que estaba bien acostarse con los estudiantes. A menos que ese estudiante fuera un hombre sexy de veinticinco años. E incluso allí, tendría que ser mi hombre.

Salí de la cama, cuidadosa para no despertar a Cole mientras me ponía mi remera y me iba a la habitación de al lado. Mi maleta ya estaba abierta y tenía lo que necesitaba arriba. Había quitado un par de jeans y boxers ayer, adjuntándolo con el resto de su vestuario. Cami, Barb y yo habíamos debatido sobre qué clase de estudiante debía de ser Cole. Barb quería que fuera un chico malo, lo cual no me sorprendía. Cami quería que fuera nerd e inteligente como lo había sido en el colegio y yo sería quien lo sacara de su lugar. Todos los Coles eran increíbles, pero decidí que ya que yo sería una chica mala, él sería un dulce e inocente nerd. Podría ser mi chico malo en otro momento. Ese pensamiento me hizo sonreír. Oh, sí, necesitaba serlo.

Tuve que evitar no reírme cuando vi su remera de nuevo. Cami era un regalo de Dios. En el momento en que decidí que sería nerd, Cami entró a ThinkGeek y abrió la línea de remeras de Star Wars. Sabía que él amaba la remera de Death Star y no me sorprendería si la usaría en otra ocasión. Él era demasiado lindo. Mis dedos morían por presionar el botón para que la luz se encendiera y haga ruido, pero no quería despertarlo. Dejé la remera encima de los jeans azules y los tiradores. Sí, tiradores. Un nerd no era completo si no los usaba. Además, quería tomarlo de allí y acercarlo a mí. Tan sexy. Las gafas eran la pieza de resistencia, al menos lo que yo sabía. El armazón negro haría que esos hermosos ojos azules parecieran más grandes. Sería difícil no atacarlo en el instante en que lo mirara.

Volví a la habitación y dejé la ropa en el baño antes de ir de puntas de pie hacia el lado de la cama de Cole. Era tan adorable cuando dormía, con su cabello revuelto, sus labios carnosos y su pecho sexy y desnudo. Joder, concéntrate, Lili. Cambié la alarma de nuevo y le dejé la nota que le había escrito ayer en la mesa de noche.

Levántate Sr. Sprouse. Me temo que hoy es día de clases, pero por lo menos es viernes, así que tendrás el fin de semana libre. Veamos si podemos terminar bien la semana de clases, ¿no? Tu ropa está en el baño y las clases comenzarán a las ocho en punto. ¡No llegues tarde!

Estaba segura de que terminaría bien. Bajé las escaleras donde me esperaba mi vestuario. Tomé una ducha rápida, sin mojar mi cabello porque lo quería seco para atármelo. Me puse mi sostén beige y las bragas que había comprado Barb y luego me puse mi falda con una blusa blanca, no como la que me había puesto cuando le envié la foto. Quería actuar como si realmente estuviera en clase, excepto por las medias de liga que estaba usando. Me hice un rodete en el cabello. Mis gafas completaban mi atuendo y sonreí mientras me miraba en el espejo. Cole no sabía lo que le esperaba.

Lo escuché bajar las escaleras así que me escondí en caso de que intentara mirar. Parecía que no lo había hecho, porque era un buen chico. No me sorprendía. Miré ansiosamente el reloj, esperando que sean las ocho. Me puse mis zapatos de taco, tomé mis libros y fui hacia el pasillo. Había pensado en darle una clase de verdad, sólo para bromear, tal vez enseñarle Huckleberry Finn o algo así, pero me gustaba más la idea de Barb. Era una gran sorpresa. Teníamos que ver lo que le parecía a Cole.

"¡Buenos días, clase!" Dije cuando entré en la habitación. La cabeza de Cole giró y sus hermosos ojos azules se agrandaron cuando me vio. Tragó en seco cuando vio mi cuerpo. Tuve que evitar la tentación de tirármele encima. Lucía tan adorable y sexy vestido de nerd. ¿Qué había hecho? Las gafas me hacían querer morderlo, los tiradores me hacían querer acercarlo a mí para poder morderlo y su remera me hacía sonreír. Era perfecto.