Fighting Words

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No podía creer que Cole fue criado en Chicago. Estuvimos menos de media hora afuera en la nieve y ya estaba llorando por entrar a la cabaña. Él era quien había comenzado la pelea de nieve; yo fui quien la terminó.

"Eres una gallina." Le dije, riendo mientras abríamos la puerta para entrar.

"No soy una gallina." Respondió, dando un pisotón para quitar la nieve de sus botas antes de quitárselas y a su abrigo. Nunca me quejaría de que estuviera usando menos ropa. "No quieres que me enferme, ¿verdad?"

Era un bebé. Me quité las botas y el abrigo y lo colgué para que se secara. Me dejé los guantes y toqué su antebrazo, causando que diera un salto. "Ves, eres una gallina."

"No puedo evitarlo, he vivido en California durante mucho tiempo." Sonaba ofendido ante mi cuestionamiento sobre su hombría. Me divertiría con él.

"La gente de Chicago te quitará tu residencia." Usé mi mano izquierda para empujarlo hacia mí y besarlo. Sus brazos se apretaron a mi alrededor y luché para no perderme en el momento mientras buscaba en mi bolsillo la bola de nieve con mi mano libre que había guardado allí.

"Ahora estoy mucho más caliente." Me dijo Cole mientras nos separábamos.

"¿Sí?" Le pregunté sonriendo. Estaba completamente despistado y no pude contener mi alegría. "Bien." Le tiré la bola de nieve en su remera y corrí mientras él gritaba y comenzaba a quitarse la ropa. Mmm, era una buena manera de desnudarlo. Corrí por las escaleras y llegué a nuestra habitación.

"¡Estás en problemas, bebé!" Gritó. Reí mientras abría las puertas francesas y tomaba otro poco de nieve antes de cerrarla y meterme al baño. Cole estaba muy silencioso pero podía oírlo hacer algo en la cocina.

"Lils, ¿dónde estás?" Reí mientras salía del baño justo cuando él se acercaba. Le tiré la bola de nieve justo en el medio de su sexy pecho desnudo. Sí, era mala, pero el grito y el ruido del bol de hielo cayendo al suelo hicieron que me riera. Tomé la toalla y se la di mientras él me miraba con cara mala.

Me quitó la toalla y la sostuvo contra su pecho mientras se agachaba para levantar el hielo que había en el piso. "¿Para qué era eso?" Pregunté, como si no lo supiera.

Tomó un pedazo y lo tiró por debajo de mi sweater. Estaba frío y grité. "¡Venganza!"

Lo quité y reí ante su patético intento. "Lo mío fue mejor."

Cole miró el balcón buscando pruebas de que no hubiera más nieve para que le tirara, lo cual causó más risa. "Sí, lo fue."

Él era tan lindo cuando lo superaba. Lo ayudé a limpiar el hielo y me puse de pie, ofreciéndole mi mano para que se parara. Lo acerqué a mí. "Lo siento. ¿Cómo quieres que te lo compense?"

Sus manos tocaron mi culo y lo apretaron, ahora sonreía. "¿Qué tienes en mente?"

Oh, muchas cosas, pero primero, un baño. "¿Qué te parece un buen baño caliente seguido por una buena cena caliente? Y si eres buen chico, más tarde podremos tomar chocolate caliente."

Me sonrió. "Soy un muy buen chico, Lil."

Espero que no tan bueno. "Veremos eso." Lo empujé hacia el baño. Nos habíamos tomado el miércoles libre de sexo, de alguna manera logramos comportarnos durante nuestros masajes corporales. Bueno, ambos nos hicimos acabar, pero no hubo acto sexual. Así que ahora teníamos que compensarlo y quería jugar en la bañera. Habíamos estado demasiado relajados anoche para hacer otra cosa más que abrazarnos.

Abrí el agua y me dio una nalgada cuando me agaché para agregar las burbujas. Salté y lo miré, no porque me importara, pero porque me sorprendió. "Cuidado, Señor Sprouse. Eso no va en la columna del chico bueno, ¿sabes?"

A través de un juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora