↬ ᴅᴀʏ 16

776 94 79
                                    

A pesar de ser 16 de Enero, las flores, globos y osos de peluche ya estaban listos para el famoso 14 de Febrero, y quemaban mi vista. No había una sola tienda en la que no ofrecieran productos para los enamorados.

Me sorprendió ver la estación de trenes decorada con guirnaldas blancas y rojas en su entrada, no creía que a las personas les gustara tanto la celebración como para decorar este húmedo lugar. Pero mi sorpresa aumentó cuando ingresé y observé corazones de cartulina pegados en los asientos, paredes y recepción del lugar. Estaba repleto de ellos.

Me parecía lindo, es decir, era la primera vez que pasaría mi día de San Valentín con pareja y se sentía tan bien como dormir en invierno; sin embargo, aún no me acostumbraba del todo a lo empalagoso del amor.

Mi pecho se infló con orgullo al divisar a mi novio afinando su guitarra, sentado en los largos asientos y tosiendo un poco.

─Novio ─susurré para mí mismo y sonreí.

Cuando llegué, me desplomé en el asiento vacío a su lado, tirando mi muleta al suelo con brusquedad, como si hubiese corrido una maratón y no pudiera más del cansancio.

Él seguía con su vista fija en su instrumento. ¿Qué clase de idiota no se daría cuenta de mi presencia? Soy el único torpe inválido aquí.

Tomé su rostro para girarlo, besarlo y morder su labio inferior, agarrándolo desprevenido.

La opinión de la gente no me podría importar menos.

Corté la unión, me reincorporé en mi asiento y lamí mis labios, sintiendo el típico sabor metálico de la sangre. ¿Lo había mordido al punto de lastimarlo?

Billy sólo alzó una ceja y me miró divertido.

─Sé que soy irresistible pero más despacio, velocista ─rio pero fue interrumpido por su propio ataque de tos, el cual intentó cubrir con su puño.

─¿Estás bien? ─fruncí mi ceño─. Por favor, dime que no estás enfermo y que no me contagiarás por ese besito ─bromeé, aunque estaba algo preocupado.

Me miró con cariño y acarició mi rodilla tranquilamente.

─Lamento decirte que no lo sé. Desde hace unos días mi garganta duele y es extraño. Nunca me había pasado algo así ─Levantó sus hombros y sobó su cuello.

─Podemos llevarte al hospital y comprar medicamentos si es que los necesitas. Mamá no tendrá problema con eso ─solté rápido.

Su mirada estaba al borde del horror. Negó con su cabeza y yo suspiré harto. Sabía que se haría el duro.

─No necesito eso, Freddy. Estás exagerando ─se levantó de su lugar y me entregó su guitarra─. Quizás es sólo un resfriado y en un par de días estaré como nuevo ─Sonrió.

Lo miré incrédulo.

Mi novio es un tarado.

─Billy, ¿eres tonto o barres en un desierto? Necesitas medicinas si quieres estar "como nuevo" en poco tiempo, y--

─Iré al baño ─me interrumpió, manteniendo su expresión seria, y comenzó a caminar.

─¡Billy! ─grité reclamando por una respuesta que, obviamente, no llegó.

No podía creer lo terco que podía llegar a ser, pero yo podía jugar mejor a ese juego. Si creía que un té amargo de una cafetería cualquiera lo curaría y que yo no intervendría para salvar su salud, estaba muy equivocado.

Había notado que su ánimo no era el mismo desde no hace mucho, probablemente una semana. Cuando nos disponíamos a caminar me pedía descansar cada cinco minutos, se lo notaba agitado y llevaba una botella de agua a todas partes. Supuse que toda esta bola de signos negativos se debía al poco ejercicio físico que tenía, por lo que nunca tocamos el tema.

Que imbéciles.

Me recosté en el asiento y miré el viejo piso gris de la estación, una casualidad que estaba agradecido de que sucediera porque de no haber abierto bien los ojos, no habría notado las pequeñas gotas de un líquido rojo, justo a un costado de donde Billy se hallaba sentado hace un minuto.

A Train To Your Heart || FreebatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora