El inicio de todo.

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Aldebarán

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Aldebarán.

Salí casi corriendo de la Casa de Aries hacia la de Tauro, para asegurarme (de nuevo) que todo estaba listo para cuando Mu llegara. Justo antes de entrar, una voz me detuvo.

- ¡Hola Aldebarán! ¿Cómo has estado?- preguntó Kanon.

- Hola Kanon. ¿Qué se te ofrece?- contesté.

- ¿No vas a responder mi pregunta?

- Estoy ocupado. ¿Qué es lo que necesitas?

- Solo quiero saber que hacías con Mu.

- No es de tu incumbencia.

- ¿Por qué se te acercó?

- ¿Acaso me seguiste?

- Claro. Mu no merece estar contigo. El es mio.

- Mira -dije suspirando- es mejor alejarte y evitar...- dije antes de que Kanon me interrumpiera con una carcajada.

- Ya veo que es lo que sucede. Estás enamorado de el, ¿cierto?. Por favor, no me hagas reír. ¡El no te va a hacer caso! Mejor ve olvidando tus intenciones.

- ¿Y a ti que te importa lo que yo haga?- dije frunciendo el ceño, intentando calmarme.

- Mira, yo solo te estoy advirtiendo lo que en realidad puede suceder. No creo que Mu esté interesado en ti, así que mejor busca otra persona, bóvido.

- ¿Y quién te dio derecho a hablarme así?- contesté bajando la mirada. Ahora si estaba perdiendo mi paciencia.

- Que tierno eres Aldebarán -contestó Kanon sonriendo- ¿Quieres pelear?

- Sinceramente, no tengo intenciones de hacerlo, -mentí- pero si te atreves si quiera a tocar un poco a Mu, Shaka, o a mi, entonces no dudes en que voy a hacerlo. Te conviene irte de aquí.

- Hasta cierto punto, no me interesas para nada, pero si alguna situación tiene que ver contigo intentando tener alguna relación con Mu, entonces debo entrometerme, porque como ya te dije, ¡el es mio!.

- Vete Kanon. Según recuerdo, no perteneces aquí- dije volteando dispuesto a entrar a Tauro.

- ¡No me voy a mover hasta que me asegures que no te vas a acercar a Mu!- contestó gritando.

- Ja -dije deteniéndome- ¿Enserio crees que lo voy a hacer?

Quería voltearme a verlo, pero antes de poder hacerlo, me golpeó.

- ¡No te atrevas a retarme!- gritó.

Simplemente ya no pude tranquilizarme. Golpeé a Kanon e hice que cayera escaleras abajo. Cuándo reaccioné a lo que había hecho, suspiré y entré a mi Casa. Lo único que faltaba era que surgiera una pelea innecesaria. Después de algunos minutos, alguien tocó la puerta. Rogué por que no fuera Kanon otra vez, y la abrí. Por suerte era Mu, que venía algo acelerado.

- ¿Estás bien? ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Peleaste con alguien?- preguntó Mu preocupado.

- Si Mu, estoy bien.

- ¿Peleaste con alguien?- volvió a preguntar.

- Yo...Kanon apareció.

- ¡¿Kanon?!- espetó preocupado- ¿Qué hace el aquí?

- No lo sé. Nos estaba espiando, y además el quería...hablar conmigo.

- ¡¿Entonces si pelearon?!

- Solo me golpeó y yo...bueno, también lo golpeé, pero solo eso.

- Hay que avisarle a los demás. Si el está aquí, solo significa que de alguna forma el logró escapar de dónde Saga lo encerró, y eso no es bueno.

Mu se giró y por medio de su telequinesis mandó un mensaje a los demás Caballeros de Oro, y además les pidió a algunos guardias que vigilaran el Santuario, y que además fueran a buscar a Kanon.

- Espero no suceda algo peor. Ahora que no está nadie como Patriarca, debemos asegurarnos de que todo salga bien- dijo Mu mirando hacia su Casa- Ahora...¿Sobre que querías hablar?

- Ah...¿Quieres pasar?- pregunté. Era extrañamente increíble como cambiaba de un tema a otro a tal ritmo.

- ¡Por supuesto!- contestó.

Le hice señales a Mu para que se sentara en la mesa, mientras yo servía la cena. Esperaba que todo saliera bien, tal como había planeado. Lo único que necesitaba hacer era platicar un poco con el, y después decirle lo que sentía por el. Qué fácil, susurré. Me senté frente a Mu, y el empezó a hablar.

- Quizá ya lo sepas, pero te extrañé demasiado -dijo sonriendo- Intenté venir a visitarlos, pero no pude. Además de mi desacuerdo con lo que sucedía aquí en el Santuario, no podía dejar a Kiki.

- No te preocupes por eso. Lo bueno es que ahora podemos vernos- contesté.

- Tienes razón...¿Recuerdas cuándo jugábamos por allá?- dijo señalando un pequeño prado cerca del coliseo.

- Claro. Sería difícil olvidarlo.

Seguimos platicando y riendo durante un buen rato mientras comíamos. Estar con Mu era bastante genial. ¡El es muy divertido! Entre todo lo que hacíamos, no encontraba la manera de decirle a Mu que me gustaba. En verdad quería hacerlo, y aunque ya tenía planeado que hacer, no lograba sacar esas palabras de mi boca. Qué dilema.

- Aldebarán...Necesito decirte algo importante...

Si estaba en lo correcto en cuanto a mi suposición, en vez de que yo empezara la conversación sobre nuestros sentimientos, Mu lo haría. Y justo en este momento.

- ¿Qué sucede?- pregunté.

- Agradezco que me invitaras a pasar rato contigo. Eres una persona bondadosa, y siempre te has preocupado por mi. Desde niños te asegurabas de defenderme o hacerme sentir bien, y aunque todos te vean como una persona intimidante o poco generosa, eres todo lo contrario. He estado reflexionando mucho sobre esta situación, y cuándo me dí cuenta de lo que en verdad estaba sucediendo, me espanté, y me puse nervioso. Quizá ya sentía algo por ti desde hace mucho, pero lo ignoré, o no me di cuenta...Lo que quiero decir es que...quiero tener una relación contigo, Aldebarán. Me gustas demasiado.

Yo no pude si quiera contestar, cuándo Mu se levantó de la silla levemente sonrojado.

- Debo irme. Puede que Kiki se despierte, y si se da cuenta de que no estoy ahí, se va a asustar. Buenas noches.

Mu caminó hacia afuera, y empezó a bajar las escaleras, rumbo a la Casa de Aries. Quise hablarle y decirle que yo también quería estar con el, pero para cuándo salí, el ya estaba demasiado lejos.

- Se lo diré mañana. -susurré- Antes de salir o hacer algo con Kiki.

Aldebarán x Mu (Primera Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora