Vacaciones de verano

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Al volver de las vacaciones de invierno, las cosas transcurrieron con normalidad.

Una noche, Samantha estaba en la biblioteca buscando libros sobre vampiros, cuando se encontró con Lucius Malfoy

-Esa área es para los profesores nada más-informó, haciendo que el rubio se girará para mirarla

-No me importa lo que me tengas que decir, hago lo que quiero ¿Lo entiendes?-dijo mientras se acercaba para tomarla de los brazos fuertemente

-¡Suéltame!-gritó intentando alejarse

-Podemos divertirnos juntos-sonrió mientras se acercaba más, parecía que quería besarla o algo así. Samantha quería irse, tenía miedo de lo que él pudiera hacerle, estaban solos en la biblioteca

-Dejame-suplicó la pequeña niña mientras unas lágrimas bajaban por sus mejillas, tenía mucho miedo

-Tranquila, no seré muy bruto-rió mientras acariciaba sus mejillas, sus manos empezaban a bajar por el pequeño cuerpo de la gemela de Cassandra

-Le recomiendo que deje de tocar a mi hija, señor Malfoy-dijo una voz, Samantha se dió vuelta y ahí estaba su padre adoptivo

-Acá no pasó nada, señor director-dijo para dar la media vuelta y irse. Sam corrió hasta abrazarse a su padre, quién le devolvió el abrazo con cariño. Cuando se sintió mejor, se alejó lentamente de su padre

-Vamos, mi niña, es tarde, te acompaño hasta tu sala común-sonrió con cariño, Albus, aunque por dentro estaba muy enojado, sabía que Malfoy hubiera tocado de más a su pequeña de no haber llegado incluso.....No, no quería pensar en ello, lo que si debía hablar con su esposa.

Dejó a su hija en la puerta de la sala común de Hufflepuff y fue a su cuarto donde su esposa lo esperaba con una hermosa sonrisa, la pelinegra besó los labios de su esposo y luego él le contó todo lo que había pasado

-Mañana castigare a Malfoy y hablaré con Sam-prometió la pelinegra.

Meses habían pasado de ese encuentro, por suerte Lucius estaba en su último año, aunque cuando Cassie se enteró de lo que había intentado hacerle a su hermana, se vengó de él haciéndole muchas bromas. Obviamente, ni Albus ni Minerva dijeron nada, Malfoy se lo merecía por haber intentado aprovecharse de Samantha.

Fin de año llegó, Samantha había sacado las mejores notas del curso, mientras que Cassandra había aprobado por suerte.

Todos se fueron en el expreso de Hogwarts menos las gemelas que se quedarían una semana más en el colegio mientras que sus padres dejaban todo en orden para el siguiente curso.

La familia Dumbledore tenía una gran casa a las afueras de Hogsmade. Cassandra y Samantha compartían cuarto al igual que Sabrina y Kendra, era una casa de dos pisos con tres cuartos y dos baños dentro de la casa, aunque en el patio trasero había un tercer baño que usaban para cuando estaban en la pileta y querían ir al baño para no tener que entrar y mojar toda la casa. Sí tenían una pileta por insistencia de Albus, que la había visto en una revista muggle y se había encaprichado de que quería una.

Minerva adoraba cuando su esposo se encaprichaba con algo y no paraba hasta obtenerlo, además una de sus excusas para tener una fue que las niñas debían tener algo para hacer durante el verano, algún deporte y que había leído que la natación ayudaba mucho a la salud.

Una tarde estaban los seis metidos en la gran pileta cuando los amigos de Cassandra llegaron de sorpresa. Apenas los vio, Cassie salió y corrió a su encuentro. Los chicos se quedarían a dormir. Esa velada, Sam se sintió dejada de lado por su hermana, ya que estaba todo el día con sus amigos

Estaba en la gran cocina haciéndose un exprimido de naranja cuando su madre entró

-¿Todo bien?-preguntó al ver la cara de mal humor de su hija

-Todo bien mamá, quedé en juntarme con mis amigas en las tres escobas-mintió

-¿Y porque estás haciendo un exprimido si irás a tomar una deliciosa cerveza de manteca con tus amigas?-preguntó mientras internamente reía por el intento de su hija de mentirle

-¡Ya déjame en paz!-gritó y salió dando un portazo. Minerva la vio irse al patio y tirarse de una a la piscina, con la ropa puesta y todo, el exprimido había quedado olvidado en la mesada.

Esa noche, Albus y Minerva hablaron respecto a la actitud de Samantha y llegaron a la conclusión de que se sentía dejada de lado por su hermana

-Debes dejar que ellas se arreglen-advirtió Albus a su esposa cuando está dijo que hablaría con las dos al día siguiente

-Tienes razón-suspiró Minerva y besó a su esposo agradecida de tenerlo a su lado. La puerta se abrió y entró Kendra quién con una gran sonrisa corrió hasta subirse a la cama y acomodarse entre sus padres, quienes rieron y se durmieron los tres abrazados.












Hola Hola

Se empiezan a alejar las gemelas

¿Que creen que pasará?

Bye bye

Una historia de amor diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora