Capítulo VII | Troy Bennett

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¡Ufff!

Me siento tan agotado mientras seco el sudor de mi frente y bebo agua.

La práctica de hockey ha terminado, y lo ha hecho de la forma menos esperada. No pensé que todos estarían armando un plan secreto en mi contra. Que haya tomado vacaciones no significa que todos en este lugar deben ser mis enemigos, se supone que somos un equipo.

—Solo a ti se te ocurre abandonar las prácticas de verano —me dice Fred, mi mejor amigo, a quien no veía desde hace unos meses atrás.

Lo sé, lo sé, soy un vago que solo procrastinó durante todas sus vacaciones, lo acepto. Pero... tengo buenas excusas, una de ellas es que necesitaba tiempo para mí mismo.

—Es que... necesitaba tiempo para mí mismo —dije mirando a Fred, quien se desviste para entrar a la ducha, estamos en los vestidores.

—¿Tiempo para ti mismo? —Se observa confundido, después abre la regadera.

Creo que eso que dije sonó mejor en mi cabeza.

—Ahm... sí, ya sabes, tardes libres para procrastinar con mi chica —presumo cruzándome de brazos, luego le guiño un ojo.

¿Está bien presumir algo sin que suceda? No lo sé, da igual. De todos modos, en algún momento sucederá. Durante la mayor parte de mis vacaciones, Holland estuvo invitándome a ver series o películas en su casa, y sé lo que eso realmente significa.

—¿Sexo? —inquiere Fred enjabonando su cuerpo—. ¿En serio dejaste las prácticas de verano por sexo con tu noviecita?

—Ahm... no... no exactamente —tartamudeo desviando la mirada y rascando mi mejilla.

¿Por qué estoy tan nervioso?

No deberías verlo de esa manera.

No lo veo de ninguna manera, es mi amigo.

—Entonces, ¿de qué hablas? —Fred cierra la regadera, toma una toalla y comienza a secar sus tostadas extremidades.

—Pues... tardes normales, solo series y películas —dije naturalmente.

—Sí, claro —su sarcasmo resalta—, y yo soy el capitán estrella del equipo de hockey.

—¿Qué? ¿Acaso debería...? —dudo nervioso—. Ya sabes, eso con ella.

—Sí —contesta con obviedad, no lo entiendo, después empieza a vestirse—. ¿No tomarás un baño? Estás del asco.

—Ahm... pensándolo bien, esperaré el agua caliente que me espera en el depa —respondo tomando mis cosas, Fred termina de vestirse y también recoge todo.

—Entonces, come on —agrega lanzado un leve pero fuerte puñetazo en mi brazo.

Fred ha sido mi amigo desde que comencé a jugar hockey y, aunque no estudiamos en la misma universidad, dentro de nuestra amistad existe mucha confianza, la suficiente para verle el cuerpo completamente desnudo. Sin embargo, cuando eso sucede, cuando él se desnuda frente a mí, unos extraños nervios me invaden, me siento intimidado; pero, eso no quita el hecho de que quiero seguir observando. Es algo muy extraño, supongo que también les sucede a otros chicos. En fin, lo importante es que no siento ninguna atracción romántica hacia él.

Fugaz revelación | Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora