Días después...
Nataniel
Los trazos están casi perfectos, el coloreado igual, ahora solo falta lo más importante: la firma y la fecha. Suspiro, al tiempo que mis manos sudan y siento un revoltijo en mi estómago. La emoción no me cabe en el pecho, espero que todo salga bien. Agarro el dibujo, con lo más importante ya escrito, y me levanto del escritorio, doblando la hoja a la mitad para meterla dentro de un sobre; el que dejo sobre mi maleta.
Camino hasta el espejo de la habitación, me sonrío a mí mismo, contento, mientras trato de quitar las arrugas de mi camiseta unicolor. Pero luego vuelvo a mirarme, diciendo a mí mismo que unas arrugas no arruinarán este día, nada lo hará. Sin suceder la mejor parte, ya sé que será el mejor día de todos, será perfecto.
Miro el reloj en mi muñeca, son las siete y cincuenta y nueve de la mañana. Ansioso, exhalo el aire que reprimía en mis pulmones a causa de la emoción.
Escucho dos golpes a la puerta y, al dirigir la mirada hacia allá, veo como se abre, sin poder borrarme la sonrisa del rostro.
—¿Nataniel? —esa dulce voz hace que se ensanche mi sonrisa—. ¿Estás listo? Vinieron por ti.
Mi respiración se vuelve enérgica y corro a tomar mi maleta, la arrastro hasta cruzar la puerta y que la señora Rivers me agarre la mano libre, tras ella haber cerrado la puerta. La señora Rivers sujeta mi mano mientras caminamos por el pasillo, también se le ve animada, pero, prefiero dejar de verla y mantener mi vista enfocada al frente, a lo que está por venir, a eso que espera por mí.
Descendemos al primer piso a través de unas escaleras. Luego, estando frente a esa puerta de madera, la señora Rivers la abre. Al entrar, reprimo la emoción por culpa de la vergüenza, intento no demostrar lo que siento, tal vez luciré como un niño intenso o mal portado. Mis ojos encuentran el suelo y, estando allí, no se despegan. La señora Rivers toma asiento del otro lado de su escritorio y, después de estacionar la maleta a un lado de la silla que es para mí, me siento.
Muevo mis piernas hacia adelante y hacia atrás, casi no escucho lo que la señora Rivers tiene por decir, los nervios y la presión de estar sentado a un lado de él me lo impiden. Es en ese instante que lo recuerdo, detallo la parte superior de mi maleta.
—Pe... Permiso —miro a la señora Rivers—, olvidé algo.
Sin pensar ni decir más, escapo de ahí, abriendo la puerta de la oficina y apresurándome escaleras arriba.
¿Cómo pude haberlo olvidado? Soy un tonto.
En el momento que regreso a mi habitación, examino el suelo, mi primer sospechoso.
Te encontré.
Cojo ese sobre del suelo, el que se halla a pocos centímetros de la cama que a partir de hoy dejará de ser mía. Suspiro de alivio, triunfante. Con gran velocidad, abandono la habitación e intento llegar a la oficina lo antes posible; huir de ahí sin dar una razón pudo haberse visto como algo grave en mi comportamiento, al menos pedí permiso.
Estando una vez más frente a esa puerta de madera que dobla mi estatura, exhalo y, con mis dedos, peino hacia atrás el dorado mechón de cabello que cae informalmente sobre mi frente.
Listo, ahora a regresar.
Estiro mi mano hacia la perilla y abro la puerta. Ese alto señor me sorprende, dejándome sin aliento, ese que forma una gran sombra sobre mi a causa de la luz que entra a través de las ventanas. Me quedo quieto, sin siquiera parpadear.
—Hola, Nate —dice, carialegre, lleva puesto un elegante traje negro—. ¿Nos vamos?
Él extiende su mano hacia a mí y, sin hablar, pongo el sobre sobre ella, obsequiándole una diminuta sonrisa. La expresión en su rostro, en lo que él aprecia el dibujo, revela que le ha gustado, no obstante, noto que traga grueso y lo devuelve al interior del sobre, viéndose... ¿Triste?
—Está precioso, Nate, gracias. —Sonríe y, por consiguiente, abre sus brazos—. ¿Puedo?
Apenado, me acerco hasta él y permito que envuelva sus grandes brazos alrededor de mí en un fuerte abrazo. Hace tiempo que no sentía que alguien me abrazara de esta forma, es como si él también estuviera emocionado, ¿está emocionado? Eso me emocionaría aún más.
—¿Nos vamos? —pregunta, después de separarnos.
Él arrastra mi maleta hacia mí, entregándomela.
Nos iremos, es verdad, sí nos iremos.
No puedo evitar sonreír.
Al salir por la puerta principal de ese lugar, que hasta el día de hoy será mi hogar, él y yo nos damos la vuelta para despedirnos de la señora Rivers, quien se acomoda las gafas antes de hablar.
—Hasta pronto, pequeño Nataniel —se inclina hacia mí y me abraza—, Dios te bendiga a ti y a tus nuevos padres, ellos de ahora en adelante cuidarán de ti, serán tu familia —susurra en mi oído.
Al soltarnos, ella me sonríe, sus arrugas marcándose. Haré que se sienta orgullosa de mí, algún día cuando sea más grande vendré a visitarla.
Entusiasmado, bajo las escaleras de cemento junto al señor de cabello castaño, ese que desde ahora será mi familia. Camino a su lado hasta que nos detenemos frente a una de las puertas traseras de un auto amarillo en la carretera, él la abre y ambos subimos; en lo que el conductor guarda mi maleta en la cajuela. Observo el asiento del copiloto, curioseando.
¿Y el otro señor de cabello rubio dónde está?
—¡Adiós! ¡Que tengan buen viaje! —agrega la señora Rivers, agitando su mano desde la puerta del lugar, despidiéndose.
El auto acelera, una nueva vida esperándome, la que está justo por comenzar al lado de mis nuevos padres... mi nueva familia.
-
Nota de autor:
¡Pst! ¡Llegó el gran día para esta historia!
Jajaja.
Hoy 21 de diciembre de 2020 se cumple UN AÑO desde que la anuncié, "Fugaz revelación", una historia que marcó mi mente y corazón, la manera de ver muchas cosas, y también de superarlas y crecer como ser humano. No quiero extenderme mucho, solo quiero agradecer a la fantástica chica que me motivó a crear esta bonita historia de amor: ♡ Natalia ♡. Sin ella a mi lado esta historia no existiría, por eso le agradezco, y extiendo ese agradecimiento hacia todos lo que han tomado un segundo de su tiempo en leerla, en votar y comentar... son gestos y acciones realmente bonitas y muy especiales para mi.
Es por eso que como agradecimiento...
Me complace anunciarles que tendrán el segundo libro: ♡ Eterno sentimiento ♡.
¡YAY!
*gritos fangirls*
Pueden ir a chequear en mi perfil y encontrarán la historia, con su debido prólogo y la fecha de estreno.
Les aprecia inmenso,
Daniel Fernández ♡¡Abrazo virtual para todos!
#EroyContinúa
ESTÁS LEYENDO
Fugaz revelación | Libro I
Romance[Fugaz y Eterno I] Un jugador estrella de hockey que sufre por cocinar panecillos casi a diario. Un religioso con alma de filósofo y poeta que busca un lugar en el mundo. Una combinación extraña, que con el tiempo se irá cociendo. - Troy y Eros fuer...