Talking to the moon • Payton Moormeier •

Little favor

Los Ángeles, United States.

-Payton

Estaba recargándome con mi codo en el marco de la puerta, mirando como ella se hacía un sencillo, pero lindo maquillaje.

La ví, y por un momento me recordó a cuando veía a mi madre maquillarse para salir con papá.

En aquel baño, me sentí tan nostálgico mirándola a ella, que al igual que mi madre y mi hermana, son las mujeres más importantes de mi vida.

-Payton, ¿estás bien?- me preguntó Rebecca girándose a mirar mi rostro.

Me ví al espejo, tenía la cara ligeramente roja y mis ojos brillaban, con una sonrisa nostálgica dibujada en mis labios.

Por un momento, sentí mucha vergüenza por el hecho de que estaba a punto de llorar delante de ella, pero luego me tragué ese nudo que estaba atorado en mi garganta y la abrasé.

-Es que, no se que hice para que llegaras a mi vida- le dije contra su hombro, para parpadear, dejando que dos lagrimas salieran de mis ojos.

Ella soltó una débil, pero tierna risita, sonaba como si ella también se estuviera aguantando las ganas de llorar.

-Ser tú- me dijo, para después poder disfrutar de unos cinco minutos en un abrazo muy cómodo, y que necesitaba.

[...]

Salí de la habitación para que ella se cambiara de ropa, (aunque quería ver) no era muy apropiado.

Recibí una llamada, saqué mi teléfono de mi bolsillo, cuya pantalla rezaba.
Mamá♥️.

-Hola, mamá- le dije alegre.

-Hola, cariño- me dijo en el mismo tono al que yo había usado.-Sería posible que vinieras a casa, tengo que decirte algo- me dijo.
Dudé en que decirle, por lo de la salida con Rebecca, la entretuve un rato en línea en lo que yo subía para ver cómo iba ella.

Toqué la puerta, después de un intento fallido de abrirla, estaba con llave.

-¡Estamos en algo serio, Payton!- me gritó Avani desde el otro lado de la puerta.
Fruncí el ceño.

Escuché a Rebecca, exclamar desde el vestidor: "¡Nope, se me ve horrible!", para después escuchar un suspiro de parte de su amiga.

-¿Cuanto tardan?- le pregunté a Avani.

-Una.... media hora- dijo y volví a hablarle a mi madre, que estaba todavía en línea.

-Si, voy en camino- le dije bajando las escaleras para tomar las llaves de mi auto de la mesita que estaba al lado de la puerta.

-Bueno, recuerdas cuando te dije que tendría que viajar a North Carolina cuando estuviéramos aquí, ¿Verdad?- me dijo dándole un sorbo a su café.

-Si, ¿Por cuánto te vas?- le pregunté.

-Me voy a ir un día después de navidad, cuando la pases con los chicos, vuelvo en una semana- me explicó.

-Oh, no es mucho, está bien- le dije con una sonrisa.

-Hijo, ¿podrías por favor quedarte a cuidar la casa, solo por esa semana?- me preguntó algo nerviosa.

Le dediqué una sonrisa para que se calmara.
Era mi madre, obviamente que le iba a hacer ese pequeño favor, que no es nada comparado con lo que ella hace por mi.

-Claro que si- le dije levantándome del diván para abrazarla.