La última doncella.

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Corrió y corrió tan rapido y tan lejos como podía, temiendo que la estuvieran persiguiendo.

Atravesó uno de los campos de arroz y se apresuró dentro del viejo granero, se escondió entre los costales de grano y se hizo ovillo...
Espero y espero por varios minutos, rogando porque no la hubiesen seguido y no pudieran encontrarla.
Luchó por calmar su respiración agitada y cuando finalmente todo a su alrededor estuvo tranquilo, rompió en llanto...

Lloró y lloró desconsolada por un buen rato...
No era la primera vez y sabía que no sería la última...
Toda su vida había sido un mar interminable de miseria desde su nacimiento: su madre murió al darle a luz, su padre la culpo por eso siempre y la abandonó cuando tenía tres años, desapareciendo en el océano como muchos otros que habían partido intentando huir de aquella maldita tierra.
Vivió en las calles de la aldea desde entonces...sin hogar, sin familia, a penas comiendo y bebiendo de lo que otros rechazaban.
La gente la odiaba, especialmente desde que había llegado a la edad en que "la bestia" podía llevársela y no lo había hecho...
La miraban con desprecio por el simple hecho de que sus hijas, nietas y hermanas habían sido asesinadas por la criatura de las montañas y ella, teniendo la edad adecuada y siendo aún más hermosa que cualquiera, ni siquiera había sido tocada...

La gente decía entonces cosas horribles sobre ella: que su sangre era venenosa aún para las bestias, que tal vez había sigo tomada por muchos y al ser impura el demonio de la montaña la rechazaba...
Decían que estaba maldita.

Tal vez te ian razón... Después de todo, de no ser así, porque su vida sería tan horrible???

Muchas veces se encontró a sí misma suplicando a los dioses que el terrible demonio viniera por ella; que le hiciera todo lo horrible que le había hecho a las otras jóvenes y finalmente terminará con su miseria...
Sin embargo... Se reprendía a sí misma por pensar de esa manera tan pesimista... Se reprochaba su autocompasión y lastima...
Se aferraba a creer que su vida no era tan mala...
Aún después de todo, era capaz de disfrutar de muchas cosas: adoraba ir a la playa a bañarse, pasar horas caminando por el bosque y cosechar frutos frescos que le daban de comer...
Pese a la nu e oscura que desde su nacimiento había rondado sobre su cabeza, ella era una joven radiante, alegre y amable que se sabia ajena a aquella tierra y a todos aquellos que la habitaban.
Nunca se sintió parte de nada en particular más que de su misma y con eso era suficiente.

Días después de su incidente en aquella taberna, la joven castaña se hallaba recolectando un poco de leña en el bosque.
Era una noche particularmente fría en aquel eterno invierno y sus escasas y gastadas ropas no la protegían en lo absoluto.

Se incorporó terminando de recoger una última rama cuando sintió su piel erizarse, su sangre helarse y un escalofrío atravesar su cuerpo entero al tiempo que una seria de gritos escalofriantes resonaban a travez de los árboles y senderos.

Ni siquiera se dio cuenta cuando dejó caer la leña que había reunido y salió corriendo a toda prisa en dirección hacia la aldea...
Los gritos y llantos resonaban en sus oídos como un enjambre de avispones...

Había escuchado aquello cientos de veces antes y sabía perfecto lo que significaba.

Llegó a la aldea y lo que vio no fue sorpresa: fuego en todas partes, personas corriendo despavoridas mientras otros preparaban sus arcos, sus flechas y sus mazos, todos apuntando al cielo.
Fue ahí cuando lo vio...
La gran bestia pálida y alada sobrevolaba el lugar por los aires, escondiéndose de vez en vez entre las espesas nubes antes de descender esculpiendo fuego por sus fauces mientras que con sus garras y sus alas arrasaba con todo arbol, casa, hombre, mujer y niño que se le atravesara, iniciando nuevamente su eterna búsqueda por una nueva joven a la cual llevarse.

La joven castaña ya ni siquiera podía decir que estaba aterrada... Había visto esa misma escena tantas veces en su vida que ni siquiera lograba sentir ganas de gritar... A fin de cuentas, ella parecía ser invisible ante la bestia...

Un llanto la puso en alerta, miró hacia un lado y pudo ver a un niño de no más de dos años completamente aterrorizado, en medio de una serie de escombros que ardía en llamas.
Corrió rápidamente y en su camino encontró el sitio donde los animales bebían, se lanzó en el lugar y se aseguró de estar bien empapada para luego volver a correr en dirección a las ardientes llamas que mantenían atrapado al pequeño niño.
Lo dudo un poco cuando tuvo el fuego justo enfrente, pero no era como que tuviera algo que perder realmente...

Se lanzó al fuego cubriéndose bien con sus empapadas prendas y al hallarse del otro lado completamente ilesa, busco al pequeño indefenso, lo tomo en brazos y lo envolvió con su yukata aún mojada para posteriormente, atravesar nuevamente el fuego y salir de ahí con el...
A penas corría para apartar al pequeño un par de metros cuando sintió que algo la golpeaba con gran fuerza, obligándola a soltar al infante mientras ella era disparada metros lejos.

Abrió los ojos y lo primero que vio fue al gran dragón sobrevolándome el cielo sobre ella...

Intentó incorporarse rápidamente ante una repentina sensación de miedo, pero de inmediato vio como la terrible vestía descendió sobre de ella con sus garras por delante...

------Nooo!-----Gritó haciéndose ovillo y cerrando los ojos con fuerza; cuando los abrió se encontró atrapada entre las inmensas garras de la criatura, a punto de dejar el suelo.

Su corazón comenzó a latir con gran fuerza y reconoció la sensación del miedo inmediatamente.
La bestia era mucho más grande de lo que jamás había visto...

Como pudo, de entre sus ropas sacó un cuchillo y con gran fuerza, lo hundió en la pata de la criatura, haciéndole soltar un bramido que la aturdió mientras la soltaba y la dejaba caer libremente hacia el suelo.

Calló de espaldas y todo el aire salió de sus pulmones, lucho por recuperarse rápidamente para poder correr de nuevo, pero a penas lograba levantarse, la criatura alada volvió a descender sobre de ella, abatiendo todo a su alrededor con sus inmensas alas y aturdiendo la con sus rugidos y gritos feroces...

Intentó volver a tomarla varias veces, pero ella se defendió con fiereza, hiriéndole con el cuchillo repetidas veces hasta que la inmensa bestia le atrebató su única arma y así, indefensa como estaba, volvió a tomarla entre sus garras y se elevó de un salto por los fríos aires...

EMPIRE GRAGON.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora