Estruendos en la roca.

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Aquello no fue como ninguna de las veces anteriores.
No se sentía igual. No sonaba igual y no se veía igual.

Parecía más orgánico, suave... Recíproco.
Como si esta vez ambos estuvieran dando algo de sí mismos.
Lucia tan natural... Como si no fuesen distintos en nada. Como si hubiesen pasado juntos toda su vida... Como si se pertenecieran uno al otro.

Ella se mantenía apoyada en la pared rocosa con sus frágiles manos, mientras recibía las fuertes y profundas embestidas que él le daba sin descanso alguno.
La sujetaba por sobre su vientre con uno de sus brazos mientras que con la otra mano sujetaba una de sus piernas, tirando de ella para ayudarla a mantener sus extremidades abiertas, permitiéndole moverse libremente.

Ella podía sentir las escamas de su pecho contra su espalda, las de sus brazos y manos en la piel de su abdomen y de su pierna.
Sabía que ya no era totalmente humano...
Se sentía mucho más grande que cuando habían empezado y sus jadeos y gruñidos eran bestiales.
Sus garras herían su muslo pero ni siquiera lo sentía... Estaba hundida en un placer inmenso.

Lo sintió enrollar su cola en su otra pierna, tirando de ella para hacerla abrirse aún más y cuando lo hizo, comenzó a penetrarla con mayor fuerza y más rápidamente...dios! Se sentía tan bien!

Ella se había dedicado a suplicar por más... A gritar su nombre y de vez en cuando a frenar un poco todo si comenzaba a salirse de control, con el propósito de mantener siempre seguro al ser que gestaba en su vientre.

Para ese punto lo había hecho durante toda la noche...
Estaba exhausta pero seguía queriendo mucho más...
Ella misma sabía que aquello era distinto... Ella misma se sentía distinta... Sentía que esta vez, él le estaba entregando algo y ella a su vez también lo hacía...
Se sentía bien en todos los sentidos.
El incluso la besaba, la acariciaba y podía escuchar un ronroneo desde el fondo de su bestial pecho, cosa que jamás había escuchado.

También notaba como se esmeraba en ser cuidadoso, no sólo de la cría que esperaban, sino de ella en sí.
Nunca había puesto tanta atención en sus garras y en no herirla con ellas.
Claro que había sucedido, pero ya no con tanta frecuencia como antes y las heridas no eran tan profundas.

Solía dejarla descansar y reponerse, la mayoría de las veces quedándose dentro de ella, pero sin moverse; se inclinaba sobre ella y la olfateaba suavemente, la besaba cariñoso y muchas veces pasaba su lengua por su piel, pero ya no posesivamente, sino dulce y tranquilo.
Apoyaba su cabeza contra su pecho y le permitía acariciarlo sobre su cabellera platinada... Ronroneaba entonces y comenzaba a restregarse en su pecho para después volver a hacerle el amor.

Algo sin duda había cambiado entre los dos...

------AAAH!... Bestia...!!-----Gemía ella comenzando a sentirlo palpitar dentro de ella, a punto de llegar a su climax por milésima vez en esa noche junto con ella...-------Ya...ya no puedo... Oh, dios!!... Ya no puedo!!

La criatura gruñó con fuerza, soltó el muslo y el abdomen de la mujer y se sujetó rápidamente de la roca, hundiendo sus garras con gran fuerza al tiempo que daba las últimas estocadas hasta que finalmente, se corrió por completo...

------Aaaaaahhh!!!!------Gritó Rin sin poder contenerse cuando el orgasmo la atravesó completamente.
La bestia gruñó más fuerte e hizo profundos rasguños en la roca con sus garras.

Todo quedó en silencio nuevamente, excepto por sus agitados jadeos.
Se quedaron quietos intentando recobrar el aliento... Ella se movió ligeramente sintiendo sus piernas y las sabanas debajo de ella completamente empapadas de la caliente masculinidad liquida que se había filtrado desde su interior.
El aún estaba dentro, así que sus movimientos los hicieron gemir a ambos pero a ella no con placer sino con un pequeño rastro de dolor.
La bestia pareció notarlo y fue entonces que retiró una de sus sus manos de la pared, haciendo caer pequeños escombros de la misma roca para pasar a posarla sobre el vientre de la mujer.
Había crecido tanto que su mano completa cubría perfectamente la barriga distendida, sintió al no nato removerse y dar patadas casi al tiempo que los músculos del vientre de su madre se apretaban suavemente para luego volver a relajarse...

EMPIRE GRAGON.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora