Infierno. (Parte 3)

789 99 41
                                    

El pesado hierro que había atrapado su ala lo jalaba más y más hacia las profundidades del turbulento océano.
Se sacudió desesperadamente intentando zafarse de aquellos pesados grilletes que lo condenaban lentamente.

Sus bramidos y rugidos se ahogaron en las frías aguas.

Todos sus esfuerzos eran inútiles. Estaba atrapado.
Condenado.

Dejó de luchar por un momento. Llegó a pensar que ese era su fin.

Sin embargo, algo en su cabeza lo hizo reaccionar nuevamente...

Era ella...
Estaba gritando.
Lo llamaba por su nombre.

Y ahora, podía escuchar también a la cría.
Podía escuchar llorar a su bebé recién nacida.
Su llanto le taladró la cabeza y todos sus instintos despertaron de golpe.

La gran bestia alada se sacudió una vez más con fuerza, ésta vez, para únicamente darse impulso hacia la superficie y una vez estuvo un poco cerca, comenzó a cambiar su forma...

Su cola desapareció junto con sus alas, y con ellas, los grilletes de metal que lo habían atrapado, cayeron solos hacia las profundidades, dejándolo libre en su forma antropomorfa.

Una vez así, nadó rápidamente hacia la superficie y a penas salió, tomó una tremenda bocanada de aire que más pareció un bramido terrible.

Se acercó hacia la orilla de la isla y tan débil como estaba, se arrastró lo más lejos que pudo de la embravecida agua.

Cayó tendido sobre una roca y aunque luchó por despertarse para tomar su forma más fuerte e ir a buscar a su mujer y a su recién nacida hija, el agotamiento y la debilidad lo vencieron, dejando todo ante sus ojos en total oscuridad y los gritos de Rin y el llanto de su hija, se apagaron lentamente...









La joven madre que permanecía oculta en aquella cueva, se dedicaba a mecer a la pequeña criaturita que ahora dormía en sus brazos.
Normalmente le hubiera cantado algo, pero tenía que el eco de la cueva la delatara...

Miró el durmiente rostro de la recién nacida y su corazón se llenó de pesar...

-------- Ay, Ryū... ------ Lloró Rin. -------- Perdóname, mi amor... ------- Se inclinó ligeramente y besó la frente de la bebé. ------ A qué mundo te traje?

---------- AHÍ ESTÁ!!! ESTÁ EN LA CUEVA!!! ------- Se escuchó de repente desde la boca de su escondite, haciéndola ver cómo al menos seis hombres entraban y alcanzaban rápidamente hacia ella...

------- No por favor!!! Esperen!!! Por favor!!! ------- Lloraba y suplicaba la joven madre, pegando su espalda al límite de la húmeda cueva, como si quisiera hundirse en ella. -------- NO!!! NO ME TOQUEN!!!------- Bramó mientras aquellos hombres la sujetaban por los brazos con fuerza, tirando de ella para sacarla de su refugio mientras se aferraba con fuerza a su bebé, quien había empezado a llorar nuevamente.

Forcejeó lo más que pudo, pero fue inútil.
Aquellos hombres la sacaron de la cueva prácticamente a rastras y la azotaron de rodillas en la rocosa playa, donde las rocas maullaban sus rodillas y piernas y el oleaje azotaba sus costados constantemente, mientras luchaba por apartar a su bebé del agua...

------- Por favor... Por favor...!!!! ------- Lloraba la agotada y pobre Rin mientras la sujetaban con gran fuerza...

------- Esa debe ser la cría de la Bestia!!! ------ Señalaban los aldeanos, sin embargo, Rin pudo notar que no todos aquellos hombres eran los aldeanos que conocía.
Entre ellos había desconocidos que estaban fuertemente armados y armaduras brillantes cubrían sus cuerpos... Soldados.
Soldados de tierra firme como los que habían atacado alguna vez a Sesshomaru en altamar... Finalmente habían llegado...

------- Entrega a la cría!!! ------- le exigió uno de los aldeanos, acercándose a ella, dispuesto a intentar arrebatarle a su bebé.

------- NO LA TOQUES!!! -------- Bramó ella, apartando a la bebé de las manos del aldeano.

-------- DIJE QUE LA ENTREGUES!!! ------ Reclamó el hombre, asestando a la mujer una tremenda bofetada para, acto seguido comarla del fequillo y tirar de él, obligándola a alzar su vista mientras gritaba de dolor. 
La joven vio cómo el hombre cerraba su puño y con éste le daba otro golpe en el rostro, sin embargo, eso no hizo que soltara a la criatura que con sus débiles brazos protegía y cuando se disponía a golpearla nuevamente, una voz masculina y firme, intervino...

------- Alto!!

La mirada del hombre que la golpeaba, junto con la de todos los demás se dirigieron a la fuente de aquella voz: Un hombre ya maduro, de aspecto alto y fuerte, con barba bien definida y largo cabello oscuro atado en una coleta y con una pesada armadura de negro metal que cubría casi todo su cuerpo...

-------- Suéltala. ------- Ordenó aquel imponente hombre, pero el aldeano que la sujetaba no obedeció...

------- Señor, ésta es la mujer de la que le hablamos. Lo ve?!?------- Indicó señalando a la criaturita que lloraba a gritos en brazos de su joven madre. ------- Se apareó con La Bestia!! Ese es el engendro del dragón!!!

-------- Ya lo veo. ------- Hablaba el hombre armado. ------ Pero es una humana y el crío un recién nacido. No podrán hacernos nada ni mucho menos escapar. Suéltala. ------ Volvió a ordenar.

Fue entonces que, un tanto de mala gana, el aldeano que sujetaba su cabello la soltó, no sin antes darle un tirón que la hizo quejarse.

La joven mantuvo su cabeza baja y sus ojos apretados, mientras seguía aferrándose con fuerza a su amada y pequeña hija, quien no dejaba de llorar desconsolada.

Escuchó los pasos pesados de aquel hombre de la armadura, acercándose hacia ella y pudo sentir el calor de su cuerpo cuando se detuvo a penas a unos centímetros...

------- Rin. ------- Le habló con su voz firme.

Aquello le hizo dar un salto y abrir los ojos de golpe... Ese hombre sabía su nombre, pero no fue solamente eso lo que la conmocionó, sino que, la combinación de aquella voz con su nombre, hizo que le reconociera.

Alzó la vista entonces, encontrándose con aquel sujeto arrodillado a su altura, permitiéndole ver claramente y de cerca su rostro...

------- P... Pa... Padre???

EMPIRE GRAGON.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora