Capítulo 4

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-Ahora sí me cargué a la tía. -Fueron las primeras palabras de Angie cuando le di la noticia.
-¿Qué dices?
-Si casi la matas con el divorcio, el embarazo le da una subida de presión, azúcar, potasio... ay bicha que por su santa boquita va aparecer un volcán a punto de erupción largando pochoclos contra mí.
-Yo te cuento que estoy embarazada y tú te preocupas por mi mamá...
-Tienes razón. - Se queda pensando un rato. Yo miro el café que pedí pero que no bebo ya que es uno de las bebidas prohibida para una embarazada.
-Antes de darle la noticia, por favor avísame.
-¿Para qué? -Estoy algo desconcertada.
-¿Para qué va ser? Para irme del país... o al menos confesarme...
-¡Deja el drama de una puta vez! -Las personas que nos rodean se quedan mirándonos. Ya perdí la poca paciencia que me quedaba con sus comentarios. -Además ¿qué problema te haces si no tienes la culpa?
-¡Claro que no tengo! eres tonta ¿cómo no usaste protección?
-Si lo usamos...
-Vencido, pinchado... no me digas que es tan tacaño que usó el más barato y, por lo resultados, el más ordinario...
-¡Angeles! -Nunca la llamo por su nombre hasta que realmente pierdo la paciencia y hoy ya la perdí hace horas.
-Perdón, perdón, perdón, estoy nerviosa si me quitó el saludo cuando te invité a México para celebrar tu divorcio ahora me mata y luego me deshereda, o al revés, para el caso es lo mismo.
-Y eso que la embarazada soy yo. -Le digo con una carga extra de sarcasmo mientras me estoy por levantar para irme.
-Lo siento, no estoy siendo una buena prima.
-No, en realidad, estas siendo la peor.
-Entendí, y por favor toma asiento. -Hago lo que me pide. - ¿Qué piensas hacer?
-No te entiendo.
-Me refiero que ni es un embarazo deseado además en tu situación...
-¿Qué situación?
-Bueno...
-Al grano. -Exigí elevando la voz, las personas que están en las otras mesas vuelven a mirar hacia nuestra dirección.
-Estás divorciada, el padre es un desconocido que no solo es tu jefe sino que está casado y como si todo eso fuera poco la esposa también es tu jefa, sin mencionar a mi tía, no quiero presionarte, pero lo tienes difícil.
-Bueno, gracias por el detalle. -Digo con sarcasmo.
-Desactiva tu modo de sarcasmo, que me está empezando a molestar. ¿Que piensas hacer?
-¿Cómo qué pienso hacer? No tengo muchas opciones. ¿No?
-Sabes que está la opción de no tenerlo...
Quedó en el aire esa frase, claro que sé que tengo esa opción, pero no pensé en eso.
-Claro que voy a tenerlo.

-Vale tienes pocas semanas de embarazo, si ya nuestro círculo de 'amistades' -mientras decía la última palabra hizo las señas de las comillas. Continuó. -Te dieron la espalda por divorciarte, ahora embarazada y en tu situac...
-No me importa, siempre quise ser madre, es verdad que no es la mejor circunstancia pero soy una mujer de casi treinta años y con mi vida hago lo que yo quiera, y quiero a este bebé.
-Es mi deber darte otra opción, además un niño no es cualquier cosa y si a eso le agregamos que su padre está...
-Lo sé, y te agradezco que estés aquí, no te voy a negar que tengo muchas dudas pero lo único que tengo muy claro es que no pienso abortar.
-No te enojes, entiendo que estés a favor de la vida y todo eso. Lo único que te voy a decir es que voy a estar con ustedes pero con una condición.
-¿Cuál?
-

Que si es varón yo seré la madrina, ahora si es una nena también seré la madrina.
-Claro que si, lo único espero no arrepentirme al decirte que si.
-Para nada, tu tranquila lo que no herede de mi yo se lo enseñaré.
Nos dimos un abrazo fuerte. Ella siempre estuvo en mis malos momentos. No pude evitar recordar cuando la dejó Ramiro

Flashback

Siempre fuimos muy unidas, al tener la misma edad e ir al mismo colegio compartimos muchos momentos, secretos, cómplices. Y nuestra lazos se hizo más solidos cuando teníamos 22 años, ella estaba en una relación seria, incluso convivían. Ramiro era un encanto de persona, estudiaban juntos.
Un día Angie me llama llorando pidiendo que fuera a su casa, sin pensarlo dejé todo y fui, cuando llegué la puerta estaba abierta entro con cuidado, la veo sentada en el suelo, miro al rededor, estaba vacío el comedor, ni una silla. Me arrodillé a su lado y la abracé.
-¿Qué pasó?
-Se fue. -Dijo llorando.
-¿Quién?
-Ramiro.
-¿A dónde?
-Me abandonó... Vale por favor sácame de aquí.
Nos levantamos y la llevé a mi casa, estuvo toda la tarde llorando, hasta quedarse dormida. En la noche la desperté para que comiera algo y así poder hablar con ella. Luego me pidió bañarse y quince minutos después sale y me dice.
-Estoy embarazada... Ramiro no quiso hacerse cargo y por eso se fue, llevándose todo.
-Que desgraciados, pero tranquila no estas sola... Bueno no están solos.
-¿Vale de qué hablas? Yo no pienso tener a éste bebé.
-Pero Angie...
-Es una decisión tomada.
-¿Por qué?
-Porque estoy sola, porque un niño es una responsabilidad.
-Puedes darlo en adopción, piensa en ese ser.
-¿Quien piensa en mi? -Se acerca al sofá y se sienta a mi lado. -¿Tu crees que en un embarazo no existe un vínculo entre el bebé y la mamá? Son nueve meses que está dentro de ella, y será peor dejarlo a su suerte, además las leyes de adopción no respalda a las personas que piensan como tu, ¿o me equivoco?
-No, lamentablemente no te equivocas pero sigo pensando igual.
-Y no pienso hacer nada para que cambies de idea.
-Ni yo tampoco, solo quiero que sepas que hay otra opción, y sobre todo quiero que sepas que decida lo que decidas yo te voy apoyar siempre.
En ese mes hubo muchos cambios en su vida, vendió su casa y se compró un departamento y algo de muebles, yo le ayudé con lo que faltó, y después se internó para interrumpir el embarazo. A la familia dijimos que nos iríamos de viaje.
Fue una época difícil, pero la superamos juntas.

Justo Esa NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora