Capítulo 26

1.5K 104 0
                                    

A media mañana llegamos a la casa, la odisea comenzó cuando salimos de la clínica nos esperaban los periodistas pero los guardias de seguridad de la clínica actuaron inmediatamente se hicieron cargo de la situación, hicieron una burbuja y la prensa no pudo llegar a nosotros.
El trayecto a casa fue todo un desafío, aunque Matías condujo con mucha precaución, el trayecto fue una tortura, las calles no son aptas para una mujer que hace dos días a tenido a su bebé.
Al llegar Fabiana y Helena nos están esperando en la entrada de la casa, luego de los saludos de bienvenida me fui directamente a la cama con Benjamín porque estoy muy adolorida.
Una vez que estoy acostadas junto a mi hijo, lo observo duerme profundamente, no lo puedo creer esa personita depende de mi y esa idea me angustia, ¿seré una buena madre para él? y no puedo responderme.
-¿Qué es lo que te preocupa? -Miro hacia la puerta y me encuentro a mi Bobe, a Matías y mi prima.
-Bobe que alegría verte. -Dije en un susurro.
-¿Cómo estás hija?
-Feliz Bobe, ven a ver a mi bebé. -Mi abuela se acerca, no le importa que esté dormido lo toma en sus brazos y él ni se entera, ver a mi abuela con mi hijo me emociona. Pasan unos minutos dándole besos y le habla con mucho cariño. Matías le toma varias fotos. Se acerca a Matías y le dice.
-Toma a tu hijo, ve a mostrarle su habitación, y tú Angie acompañarlos y ve anotando los cambios que sugiera Benjamín.
-Ya entendimos la indirecta. -Dice Matías.
-Hijo me sorprende lo inteligente que puedes llegar a ser. -Dice con sarcasmo que lo acompaña con una sonrisa.
-Vamos Angie, ya no hace falta hacerte el ADN, ya se a quién saliste.
-No me digas que pensaste que salí de un repollo. -Dice mientras se van riendo.
-Y cierren la puerta cuando salgan, graciositos. -Sé gira, se sienta frente a mi en la cama y dice. -¿Cómo estás hija? Y quiero la verdad.
-Estoy adolorida, no me puedo sentar y ni que decirte ir al baño o caminar, y como si eso fuera poco estoy asustada y no sé qué hacer cuando Benja llora porque no se si es que tiene hambre o tiene el pañal sucio o le duele algo. Tengo miedo de fallarle. -Dije mientras lloro. -Bobe estoy feliz, te lo juro, no me lo mal entiendas.
-Lo sé cariño no hace falta más que verte, pero todo lo que sientes es normal.
-¿Normal?
-Dime una cosa hija, ¿tu crees que eres la única?
-Pero todas están felices y...
-Igual que tú, pero no son sincera. Las hipócritas dicen el mismo discursito que tú me has soltado antes, y los demás lo compran por comodidad. Hija es lógico que te duela al caminar o al sentarte, no te olvides que salió un niño hace dos días. Y lo otro es normal que sientas miedo...
-Pero Bobe...
-Vale todo lo desconocido, provoca miedo, incertidumbre. No le creas al que diga que las mujeres nacemos preparadas o sabiendo ser madre es una gran mentira.  Bueno si hablamos biológicamente si. Pero en la práctica vamos aprendiendo día a día, a medida que pasen los días vas a identificar el llanto que te indica que tiene hambre o tiene el pañal sucio que serán llantos totalmente diferentes a cuando esté enfermo y que sólo tu y Matías conocerán.
-Bobe tengo miedo de hacerlo mal.
-Vale solo te puedo decir que te equivocarás y no solo una vez, sino muchas veces pero es de sabio aprender de nuestros errores corregirlos y no volver a cometerlos. Y si por las dudas Benjamín no está sólo, aquí tiene a su bisbobe para salvarlo de tus errores.
-Gracias Bobe. ¿Podrías abrazarme?
-Claro que sí. -Se sentó a mi lado y yo con mucho cuidado me acosté apoyando mi cabeza en sus piernas y sin darme cuenta me quedé dormida.

El llanto de Benjamín me despertó, estoy sola en la habitación, con cuidado me levanto y sigo el sonido de mi hijo hasta que llego a su dormitorio. Mi abuela y Matías intentan calmarlo pero sin exito.
-Es la hora de que coma. -Digo mientras lo tomo de mis brazos de Matías, en cuanto estuvo conmigo se calmó y me lo llevé a mi habitación y media hora después está dormido en el centro de la cama.
-Si que es mañoso este mocoso. -Dice mi abuela.
-Buenas tardes. -Entra Helena.
-Buenas tardes hija. -Responde mi abuela.
-Hola, Helena quiero presentarse a mi Bobe, Bobe te presento a...
-Pero hija que linda eres, no sabía que los abejorros eran ciegos y tontos.
-¡BOBE! -Benjamín se molesta al escucharme.
-No grites delante del niño, ¿y qué dije de malo? -Matías ríe al igual que su hermana.
-¿Dónde has estado? -Trato de cambiar de tema.
-Caminando pero tuve que suspenderlo.
-¿Por qué? -Pregunta mi abuela sabiendo la respuesta.
-Los periodistas lograron burlar al guardia y comenzaron con sus preguntas.
-Entiendo... significa que no has salido desde que te sacaste al abejorro del culo.
-Bueno... llevé a Vale a la clínica...
-Hija soy vieja no boluda, responde lo que te estoy preguntando y no intentes engañarme.
-Esta en lo cierto señora. -Dice afligida
-¿Hijo te molestaría si me quedo un par de días para atender a mi nieta? -Dice mientras me mira con su característica mirada amenazante que traduje a la perfección si me "contradices veras lo que te pasa", y aunque parezca ridículo sigue teniendo el mismo efecto que cuando era una niña.
-Bobe esta es su casa, no debe preguntar sino avisar. -Dice Matías que por su expresión divertida se ha dado cuenta de lo que acaba de suceder entre mi abuela y yo.
-Muchas gracias. -Mira a Helena y dice. -Bien, hija dos cosas, la primera no me digas señora que me haces sentir vieja y a mis casi setenta años estoy en la flor de la vida y segundo muestrame mi habitación que mi nieta por obvias razones no puede mostrarme.
-Claro que si Bobe. -Y se fueron, al salir cerraron la puerta.
-¿Puedes decirme cuál es la verdadera razón?
-Terminar lo que comenzó Angie.
-¿Debo preocuparme?
-Los métodos de mi abuela son básicos, enfrentar el problema quieras o no.
-Esto va ser muy divertido. -Dice sonriendo.

Justo Esa NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora