Jueves 17 de Enero 2019. (Glenn y Ryan) (Jamie y Rosie)

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Lo obvio, no es lo evidente...

Glenn sabía que era cuestión de días para que Millie cayera en su trampa, era el eslabón débil y si alguien hablaría seria ella, lo importante para él es que lo haga lo más rápido posible, si Victoria se llegaba a sentir acorralada muy probablemente algo malo pasaría, sin embargo si su compañero y amigo se llegaba a enterar de todo lo que había hecho a sus espaldas, al que le pasaría algo al final seria a él. Aun así, estaba dispuesto a correr ese riesgo.

Sabía que tomaría tiempo, lo sabía, pero vivía intranquilo, impaciente, con la mirada en el reloj que ya se había convertido en una manía de su ser, esperando que las cosas sucedieran, porque tenían que suceder, necesitaba que así fuera, pero y Ryan, si tenía razón no solo significa que al final toda esa locura había tenido sentido, también significa que Ryan estaba equivocado, que se equivocó todo este tiempo y si la razón de todo eso radicaba en ese pequeño detalle, algo que pudo dejar pasar Ryan inconscientemente. Ya no sabía si había hecho lo correcto, sentía que lo era, pero había algo que lo tenia muy intranquilo, exactamente de la misma forma que aquella vez cuando siendo un niño quería comprar ese dulce que le pidió a su madre por horas y que ella le negó por la simple razón de estar castigado, más tarde camino a su habitación, se dio cuenta que el monedero de su madre estaba ahí, a la vista de todos y de nadie, miró una y otra vez a cada lado, al sentirse completamente solo lo tomó como una señal del destino y a su vez como una invitación a hacer lo que estaba prohibido, pero las ganas de ese dulce en su boca eran más fuerte que cualquier negación, que cualquier castigo, lo pensó, claro que lo pensó, pero al fina lo hizo. Solo serán unas cuantas monedas. ¿Quién se va a dar cuenta? Pensó – y así, sin más lo hizo, salió a escondidas de la casa y consiguió lo que tanto deseaba, pero el sabor no era como lo recordaba, tal vez su conciencia había tomado vida propia y no le permitió disfrutar de lo que deseaba como lo deseaba. Exactamente así se sentía en este momento.

Una mano tocó su hombro y lo hizo dar un pequeño brinco, lo saco de sus pensamientos y llevo a que su corazón se acelerara irremediablemente.

- Qué te pasa hermano, te veo algo distraído...

- ¡Ryan! Vaya susto me pegaste.

- Glenn nervios de acero asustado. Eso sí que es una novedad.

- Ya vez, esas cosas pasan.

- Y me dirás qué te tiene así, de cuerpo presente, pero con tu mente en otra dimensión.

- Acompáñame, tomemos un café y te cuento.

- Me estas asustando.

- No te adelantes a los hechos.

No tenía planeado contarle todo lo que había estado haciendo a sus espaldas, pero tampoco se sentía bien mintiéndole a su amigo, a quien consideraba como su hermano, no tuvo la oportunidad para meditarlo lo suficiente, pero allí lo tenía, frente a él. No decirle la verdad ahora que podía lo hacia sentir bastante miserable. Ryan merecía conocer la verdad, aunque esto causara un problema entre ellos.

Glenn intentó ser lo más honesto que pudo, en un par de ocasiones la voz se le entrecortó, necesitaba de toda la comprensión de su compañero, de su amigo, pero no había respuesta alguna, Ryan no pronunciaba palabra, ningún gesto lo comprometía, solo había silencio, un silencio desbastador, ni siquiera encontraba respuesta en la mirada perdida de su hermano, sabía que había sido un golpe duro, como una traición a la confianza que él depositaba, pero se sostenía al decir que sus acciones fueron necesarias y que pronto sucederían cosas que le darían la razón.


En otro punto de la ciudad a esa misma hora...

Jamie había decidido pasar la noche es un hotel de la ciudad, mientras pensaba muy bien que hacer de ahora en adelante, no había nada claro entre él y Victoria y eso le perturbaba, ella jamás le prometió nada, él no concreto tampoco nada, pero sentía que algo había, muy diferente a la primera vez, muy diferente a todas las anteriores veces.

Después de desayunar decidió salir a dar una vuelta, comprar un par de cosas, hacer un par de llamadas, tener una vida medianamente normal, se sintió observado en más de una ocasión, pero decidió no darle importancia, aunque en el fondo sabia que no eran solo ideas suyas. El apetito que había perdido en días anteriores estaba de regreso, entro a un autoservicio, compró un par de cosas y salió a la terraza, mientras destapaba la lata de refresco una llamada en su móvil se apodero de toda su atención, nuevamente Millie estaba buscándolo, sintió la tentación de ignorarla, pero su curiosidad fue mayor. Sin que se diera cuenta, al otro lado de la calle Rosie sin llamar la atención no perdía de vista ninguno de sus movimientos.

Jamie tomó el móvil y sin perder más tiempo contestó...

- Millie. Justamente estaba pensando en ti. (Al menos no se le había olvidado mentir.)

- Jamie no he podido descansar desde que hablamos. Siento que te metí en mis problemas sin necesidad.

- No te preocupes por eso mujer, sabes que puedes confiar en mí.

- ¿Sabes algo de Victoria? ¿Hablaste con ella?


Jamie necesitaba pensar muy bien en la respuesta que le iba a dar, había hablado con victoria, sabía lo que están dispuestos a hacer, pero no puede hacer o decir nada que lo comprometa.


- ¿Dónde estás Millie? Deberíamos reunirnos.

- ¿Y eso? ¿Pasó algo? ¿Estoy en problemas?

- Cálmate mujer. Nada de eso. Simplemente que no es bueno hablar de esas cosas por medio de una línea telefónica. ¿Qué te parece si nos reunimos en el hotel en el que me estoy quedando?

- ¿Te estás quedando en un hotel?


La sorpresa y el desconcierto llamaron poderosamente la atención de Jamie, sabía que eso había sido un paso en falso y que podía alertar en algo a Millie.


- Sí, es algo temporal.

- ¿Y eso? ¿Qué paso con Caroline? ¿La dejaste?

- Que cosas dices. En lo absoluto. Tuvo un pequeño altercado con su padre que se salió de control. La verdad estar en medio de discusiones familiares no es lo mío. Así que por tranquilidad y sobre todo por privacidad decidimos que yo me iría para el hotel un par de días, total, estamos a nada de regresar a nuestras vidas normales. Nos vemos en el hotel y evitamos confrontaciones innecesarias con ese señor.

- Entiendo. Las cosas de familia siempre son complicadas.

- Muy complicadas.

- Bueno entonces dime en que hotel estas y allá nos vemos.

- Me estoy quedando en el hotel nuevo de la avenida principal al lado del parque. Habitación 902

- Ya sé cual es. Te veo en una hora.

- Perfecto, te estaré esperando Millie.

Rosie en ningún momento dejó de observarlo, deseo profundamente saber con quién hablaba y de qué hablaba, si extrañaba a su hermana o si había alguien más, estaba devastada al ver el sufrimiento de ella por un hombre, un hombre que se había marchado sin decir por qué, dejando más preguntas que respuestas. Pero estaba segura que si lo seguía, las encontraría. Encendió el automóvil cuando vio que Jamie se disponía a salir del lugar, tarde o temprano daría con la respuesta que estaba buscando...

BelladonnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora