Esa noche...
A las 7 en punto sonó el citófono anunciando la llegada de Alik, a Vic le temblaban las rodillas, se sentía como una adolescente en su primera cita, aunque era demasiado pronto para darle ese título sí estaba emocionada, sentía que los números del ascensor cambiaban muy lentamente, por fin se abrieron las puertas y él estaba ahí, con su camisa oscura y jean negro, chaqueta abierta a pesar del frío, su peinado intacto, tan él, tan atractivo mucho más de lo que lo recordaba, el olor de su loción se percibía a unos metros, esa fragancia le recordó algo, no sabía muy bien qué, pero la hacía sentir segura. Se acercó para saludarlo, él la abrazo como si llevara meses sin verla, permanecieron así por unos minutos hasta que notaron las miradas de los demás un tanto incomodas, se rieron y siguieron su camino, como todo un caballero le abrió la puerta del auto, se aseguró que estuviera lo suficientemente cómoda.
- ¿Por qué me miras así? (Pregunto él algo sorprendido.)
- Es tan difícil encontrar caballeros en esta época, que cuando se tiene uno tan cerca es difícil dejar de observar.
- No sé qué decir después de todo eso, yo debería ser el que te sonroje, pero muchas gracias por tus palabras. Y déjame decir que estás realmente hermosa.
- Lograste sonrojarme...
- ¿Cómo hiciste para irte de la fiesta sin que nadie lo notara?
- Tengo mis tácticas secretas. Jajajaja.
- Vaya, eso suena prometedor. (La miro fijamente)
- ¿Para dónde vamos?
- ¿Conoces el restaurante de Reinols?
- He leído mucho sobre ese lugar, pero no he tenido la oportunidad de ir.
- Entonces te sorprenderás completamente.
- Muero de ganas...
Reinols había abierto sus puertas aproximadamente 6 meses atrás, fue el acontecimiento del momento y lo seguía siendo, pues su tipo de cocina es muy alternativa, innovadora. Donde cualquier sueño gourmet se podía hacer realidad. Sus propietarios una pareja de mellizos habían estado experimentando con sabores al rededor del mundo y así lograron darle su toque personal.
- Hemos llegado, espero que tengas apetito.
- No te imaginas cuanto, yo espero que tengan comida suficiente para nosotros.
- Jajajaja. Me gusta tu estilo Vic.
Al entrar uno de los meseros los guió a un lugar reservado del restaurante, Vic miraba curiosa el lugar pero no lograba entender lo que sucedía, en las otras estancias del restaurante había personas cenando, en esta particularmente no. Miro a Alik dubitativa buscando una respuesta. El no dijo nada, solo sonreía, cuando el mesero se acercó y le entrego un delantal, Alik inmediatamente se lo puso, Vic seguía sin entender, Alik rompió su silencio...
- Esta noche yo preparare la cena.
- ¿Hablas en serio? (Pregunto ella aterrada)
- Siempre hablo enserio contigo, deseo prepararte de comer y espero te guste lo que haré.
- Esto sí que es una verdadera sorpresa. ¿Necesitas ayuda?
- No, no, no. Quédate acá sentada, me observas mientras disfrutamos de esta botella de vino tinto.
Descifrar a Alik no era sencillo, un hombre con tantos matices, con tantas sorpresas y cada una de ellas buenas, al menos hasta el momento. Vic se sentía deslumbrada, no sabía a plenitud cuales eran las verdaderas intenciones de él, si existía alguna intención o si solamente estaban disfrutando del momento. Pero por ese instante decidió bajar la guardia, no estar prevenida, Jamie le había fallado, eso no quería decir que todos los que la rodearan lo hicieran, había que pasar página, seguir adelante y confiar. Que el tiempo se encargue de hacer lo suyo, Vic por su parte también lo haría y esa noche disfrutaría...
La botella de vino ya iba por la mitad cuando la cena estaba lista, en ningún momento Vic dejo de observarlo asombrada por sus destrezas culinarias.
- Que bien huele. (Aseguro Vic.)
- Espero que sigas pensando lo mismo al probarlo.
- No tengo dudas. ¿Pero dime, donde aprendiste a cocinar de manera tan profesional?
- Aprendí a las malas... Jajajaja. Cuando decides hacer tu vida lejos de casa, sin nadie que te tenga el desayuno o la cena lista al llegar a casa, o aprender a cocinar o quedas en banca rota por comprar domicilios.
- Vaya, sí que tienes historias por contar.
Llevo el primer bocado a su boca mientras Alik la observaba con ansiedad. Por unos segundos no existió sonido alguno entre los dos, hasta que él, impaciente pregunto...
- ¿Y bien? ¿Qué tal me quedo la Lasagna?
- ¡Espero que hayas preparado suficiente, porque quiero repetir!
- Es el mejor elogio que un cocinero puede recibir.
- No sé cómo descubriste que mi plato favorito es este, pero diste en el punto. Aparte también me trae muy buenos recuerdo de mi infancia. Mi madre lo preparaba todos los fines de semana y nunca me cansaba.
- ¿De verdad no te cansaste de comer lo mismo todos los fines de semana?
- ¡No! Amo con locura este sabor, la salsa, podría comerlo todos los días de mi vida.
- ¿Y cocinas?
- No también como tú, pero no muero en el intento.
- Jajajaja.
- Lo digo en serio, al principio fue un poco complicado, me quemaba con todo o sino salía de cocina con alguna cortada, pero al final, un día logre salir sin una quemada o cortada, ese día fui muy feliz.
- Me gusta tu rostro cuando lo cuentas. Refleja una inocencia. (Tomó su mano y la besó con ternura)
- ... No me mires así, me da un poco de pena...
- Jajajajaja. Está bien, lo intentaré.
Sin darse cuenta el tiempo pasó rápido, como un suspiro inesperado. Nuevamente se acercaron los meseros del lugar para recoger la mesa, era tiempo de regresar a casa, había sido una noche encantadora, podría decirse que perfecta, la cena, que él cocinara, el vino, el lugar, la compañía, todo, absolutamente todo había sido especial y maravilloso.
Una vez dentro del auto pudo notar que hasta compartían gustos musicales similares. Era como si ese algo o alguien que una vez pidió estuviera por fin frente a ella, después de tantas lágrimas, de tantos momentos dolorosos por culpa de alguien más, algo nuevo, diferente estaba ahí, a su lado y lo estaba disfrutando. No se estaban apresurando pues se estaban dando el tiempo y el espacio para conocerse el uno al otro.
Hasta el camino de regreso se hizo corto, el tiempo/espacio suele ser charlatán cuando quiere.
- Bueno, llegamos... Gracias por aceptar mi invitación y no salir corriendo.
- Estuve a punto de hacerlo, no te lo voy a negar, pero decidí dejarme sorprender.
- ¿Valió la pena?
- ¡Mucho!
- Gracias guapa.
- A ti por esta noche tan especial. Espero poder verte nuevamente.
- Tú pídelo y nada te será negado. Jajajajaja.
- Jajajajajaja. Te tomare la palabra pronto.
- Cuando gustes.
- Feliz noche y nuevamente gracias por todo Alik, la pase muy bien.
Le abrió la puerta del auto y la acompaño hasta la puerta del edificio. Al despedirse la abrazo nuevamente y beso su mejilla. No dio media vuelta hasta que las puertas del ascensor no cerraron. Subió al auto complacido por todo lo que había sucedido.
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Belladonna
Gizem / Gerilim¿Conoces los alcances que puede llegar a tener una mujer cuando es traicionada y humillada no solo por su pareja, también por la persona en la que más confía? Tienes la más mínima idea de todo lo que puede hacer para poner cada "cosa en su lugar" en...