XXIV

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Miztli, Daven y Kaida se encontraban en la oficina del director Dumbledore, esperando la aparición de este. La pelirroja no había querido dejar al resto del grupo en la casa de los gritos, pero Sirius y Remus habían insistido en que ellos podían contra Peter, por lo que finalmente acepto irse al castillo, con la promesa de encontrarse con ellos en una hora.

Mientras, los dos adultos habían aprovechado el tiempo para ponerse al día con su hija.

- ¿Y en que casa estas? - Preguntó Miztli cuando ya casi no les quedaban temas de conversación. Kaida se había encargado de contarles con lujo de detalle los últimos trece años de su vida.

- Gryffindor, con los leones - Dijo la chica sonriendo orgullosa.

- ¿Y existe algún león especial que debamos conocer? - Pregunto Miztli con media sonrisa y una ceja alzada - Hablaste mucho de un tal Fred Weasley...

- ¿No crees que no es el momento para hablar de chicos, Miztli? - Daven se cruzo de brazos mientras Kaida soltaba una carcajada y pensaba en una forma de cambiar de tema, puesto que ella tampoco quería hablar de chicos en este momento, y mucho menos discutir como su madre parecía conocer tan bien sus sentimientos cuando se habían reencontrado solo hace unos minutos.

Por suerte, el trío se distrajo al escuchar la puerta de la oficina abrirse. Observaron a Dumbledore entrar, pero se sorprendieron cuando vieron otra figura tras él.

- No lo creí cuando me lo dijeron y no lo creo ahora. Te ves tan mal que podría apostar sencillamente a que eres un fantasma - En el momento en que Alastor Moody entro a la habitación, Miztli corrió hacia él para abrazarlo.

- ¡Ojo Loco! - Gritó la pelirroja riendo estrepitosamente. El hombre abrazo fuertemente a la muchacha y luego de separo de ella para envolver a Daven entre sus brazos y darle dos palmadas en la espalda.

- ¿No hay abrazo para mi, tío Al? - Preguntó Kaida contenta de ver a Moody de nuevo.

- ¡Oh! no seas envidiosa, Kai... A ti te vi en navidad - Alastor camino hacia la silla junto a Kaida y se sentó en esta, dejando un beso en la coronilla de la muchacha mientras todos reían por la molesta expresión de la joven - Así que, ¿Me explican como es que no están muertos? - Miztli se sentó al otro lado de Kaida para comenzar a dar una explicación, pero la voz de el director Dumbledore la interrumpió.

- Me temo que las explicaciones deberán esperar - Dijo el anciano sentándose tras su escritorio - Pues lamento decir que he cometido un terrible error, y quizás querrán solucionarlo antes de que se ponga peor.

- ¿Qué sucede, Albus?

- Acabo de estar en la enfermería con el joven Potter y sus amigos...

- ¿Están bien? - Pregunto Kaida poniéndose de pie, dispuesta a ir a ver al trío. 

- El joven Weasley no mucho, pero ese no es el problema que más me preocupa - El anciano se quito las gatas y masajeó su sien - Sirius Black fue llevado a una de las torres mas altas del castillo para que los dementores se lo llevara, y como estoy enterado de que el señor Black es inocente de cometer el crimen por el que fue acusado, puede que de una u otra forma yo haya hecho que la jovencita Granger usará su gira-tiempo para que ella y el señor Potter liberarán a Black... Pero ahora que me entero de tu presencia, Miztli, se que con su testimonio existe una gran posibilidad de que Sirius Black sea liberado.

- Exacto, puedo atestiguar - Interrumpió Miztli - Les aseguro que el ministerio removerá su sentencia, será una vergüenza para ellos haber encerrado al hombre incorrecto por doce años.

- Bueno, el problema es que el joven Potter logro liberar a Black, él escapo en uno de los hipogrifos del colegio hace unos minutos... y el ministro viene en camino - Dijo el Director.

Gracias al Quidditch ~ Fred Weasley [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora