Llegada

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Llegada.

Hoy era el día en que los nietos de Rómulo arribaban de Venecia y al menos para la suerte del Ludwig ya podía moverse mejor sin necesidad de ayuda o de unas molestas muletas, aun no podía entrenar pero bueno, caminar no estaba tan mal ¿No? Rómulo les había pedido/obligado que cocinaran un banquete para la llegada como si fuera una fiesta y ahora esos jóvenes serían sus invitados así que no era propio ser descortés.

Los alemanes se esmeraron siguiendo las instrucciones de Rómulo de cómo debían proceder en la cocina, Louis y Ludwig cocinaban, Gilbert y Rómulo estaban arreglando la sala mientras que German y Lutz habían ido por bebidas y otras chucherías.

–Abuelo –Habló Lutz mirando a su derecha al inexpresivo hombre que caminaba a su lado –Nuestro padre ¿No ha llamado?

–No.

–Solo ha pedido por Luddy, ¿Verdad? –Lutz hizo una mueca, German le miro detenidamente –A veces es un verdadero...

–Lo sé, se parece más a su madre... también era así. –Le interrumpió antes de que terminara la frase –

Lutz parpadeo porque él nunca había conocido a su abuela después de todo murió antes de que naciera pero German no quiso seguir hablando del tema en más solo suspiro.

–Que no te importe lo que Lukas piense, no vale la pena. –Expreso –Eres bueno Lutz y si él no ve tu valor, ¿Por qué debería importante? Con que las personas que te aprecian lo sepan es más que suficiente.

Lutz se quedó meditando las palabras de su abuelo sorprendido una diminuta sonrisa se formó en sus labios –Ja. –Respondió siguiendo su camino en silencio –

El comprar las bebidas y pequeños postres fue toda una odisea para los germanos quienes tuvieron que hacer una cola enorme porque el cajero no avanzaba, gente que se metía en la cola y ambos hombres con sus débiles temperamento tuvieron que soportar y estar tranquilos para no iniciar la tercera guerra mundial con italianos molesto cantadores y los españoles lentísimos que no hacían su debido trabajo.

Cuando llegaron a casa German descubrió el estado de su sala estaba bella y elegantemente decorada con un cartel que decía; ¡Bienvenidos! Desde la cocina salía un delicioso aroma que ya les estaba abriendo el apetito.

Rómulo se sonreía orgulloso de su buen trabajo diciendo; que a veces el que los alemanes fueran unos soldados estructurados 24/7 no era tan malo pues eran muy buenos siguiendo órdenes, German protesto de que no tratara así a sus nietos pero el italiano solamente se río abrazándolo y diciéndole; ben tornato en un tono cantarín que hizo tensar y enrojecer al alfa mayor.

Louis se sentó saliendo de la cocina pues no quedaba mucho por hacer y ya habían terminado de limpiarla solo hacía falta esperar que el pastel estuviera listo, hacer pasta fue difícil para Ludwig pero al menos Louis ya tenía algo de experiencia preparándola lo cual beneficio a ambos alemanes.

El trillizo mayor se encontraba ansioso nuevamente vería a su novia luego de casi todo un año escolar de no haberla visto por obvias razones, Ludwig se enteró del hecho de que era mentira mucha de las cosas que había oído como el que Louis se había comprometido con la italiana porque la había marcado.

Cuando ambos jóvenes comentaron esto Louis se sonrojo a más no poder y German puso mala cara respondiendo que eso era algo sumamente imposible lo cual dejo anonadados a Ludwig y Lutz pero ellos poco sabían de esas cosas.

–Louis y Felicia aún son muy jóvenes –Se atrevió a explicar Rómulo –Aun no han pasado por su primer celo, la marca ocurre cuando la omega está en celo, desprendiendo sus hormonas que dicen que está lista para poder procrear atrayendo al alfa, la marca solamente ocurre durante el apareamiento. Al menos que...

– ¡Nein! Felicia y yo no...no...no hemos hecho nada de eso –protesto Louis rojo de la vergüenza mirando a Rómulo quien se carcajeo –

–Es natural, niño, natural. –Le palmeo la espalda, para abrazarlo de los hombros atrayendo a Louis hacia él –Estoy seguro que cuando crezcas serás todo un. . . –Rómulo se quedó callado pues German le había halado de la oreja –

– ¡Detente! ¡Deja de acosar sexualmente a mi nieto!

– ¡Me rindo! ¡Me rindo! Tú ganas, German. –Se detuvo, mientras el alfa mayor le soltaba y el pobre omega se quejaba de su violentada oreja – ¡No tienes por qué estar celoso! A mí no me gustan menores, no soy asalta cunas. Me gusta la carne más madura y experimentada, lo sabes.

– ¡Cállate! –Protesto German – ¡Nadie está celoso!

Los nietos del alemán se quedaron mirando la extraña interacción de ambos, Gilbert y Louis se encogieron de hombros ya acostumbrados a sus discusiones pero aquello era algo muy nuevo para Ludwig y Lutz quienes no estaban acostumbrados.

Louis se sobresaltó al escuchar el timbre sonar y se levantó del sofá de la sala como si se tratara de un resorte ansioso por ver a la omega que se había robado su corazón hace mucho y que no planeaba regresárselo ni el pedirlo de vuelta, Rómulo fue el primero en llegar a la puerta emocionado hablando en un italiano tan apresurado que le costaba traducirlo, hasta que ella apareció por la puerta todo parecía ir en cámara lenta para él lo único que no se había detenido era el latir en su pecho su agitado corazón que amenazaba con abrirlo de tan fuerte que golpeaba contra su caja torácica.

– ¡Lou! –Exclamo la italiana estirando sus brazos hacia él envolviéndolo en un cálido abrazo – ¡Qué bueno verte te eche mucho de menos!

–Yo también –Expreso correspondiendo su abrazo, rojo como un tomate, nervioso y hecho un manojos de muchas emociones de las cuales no sabía cuál seguir primero –

Ludwig había decidió salir de la cocina mientras se limpiaba las manos y aun cargaba consigo el negro delantal que delataba el trabajo que había estado haciendo, había decidido salir luego de poner a enfriar el pastel que había estado listo hace poco segundos, cuando se asomó hacia la sala le observo.

Pelo corto de color castaño que se veía suave al tacto, ese extraño riso característico de los Vargas que aún estaba bajo investigación, unos ojos como ámbar líquido y cuando hablo una voz de contralto que parecía canto puro, una extraña sensación pareció invadirle cuando aquellos ojos se dedicaron a observarlo una especie de conmoción gelatinosa que lo adormecía envolviéndolo desde su cabeza hasta la punta de los pie.

– ¡Tú debes ser Ludwig! –Expreso el joven delante de él sonriéndole –Mi Nonno me ha dicho muchas cosas sobre ti.

–Ja.

– ¡Espero que podamos llevarnos bien y ser buenos amigos! –Clamo abrazándolo –

Ludwig se quedó estático sin saber que hacer ¿Debía de corresponderle el abrazo? ¿Debía responder algo? ¿Por qué su pecho dolió cuando dijo que quería ser su amigo? Solamente se quedó rígido como estatua ante la mirada de todos, avergonzado de que su corazón de lo fuerte que golpeaba contra su pecho lo delatara salió de allí sin decir palabra hacia su habitación.

Cuando entro hacia su habitación se tapó el rostro con ambas manos y ahogo un grito que extrañamente quería salir de sus labios ¿Qué rayos le había pasado? ¿Y que era esa sensación? No lo sabía y el hecho de no saber era algo difícil de afrontar para él 

Cortos Gerita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora