El deber de un alfa

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El deber de un alfa.

German Beilschmidt nunca había sentido tantas ganas de insultar a su hijo como hoy lo hacía siempre había sabido que su hijo era un reverendo cabeza de piedra pero jamás pensó que llegaría hasta tal extremo, no podía creer que su hijo hiciera pasar a su nieto por algo semejante.

Es normal que entre familias importantes de alfas se casen entre alfas para mantener el linaje, pero jamás de los jamases se obligaba a alguien de semejante manera o se le traumaban se sabía que ambas partes debían estar de acuerdo era difícil que un alfa se acostumbrara a la sensación de sentirse dominado y si se le obligaba iba a ser mucho peor.

Lo que le había ocurrido a Ludwig estaba por lejos de ser un acuerdo mutuo ¡Por todos los cielos el muchacho ni había tenido su primer celo! Había decidido alejarse de la casa no iba a permitir que su nieto escuchara todo lo que tenía para decirle a su "querido hijo"

Las cálidas palabras que le dedico a su hijo cuando le llamo rallaban de los insultos recalcando lo imbécil que era por hacer pasar por algo semejante a su nieto, lo que más le enojo fue enterarse de que Lukas si sabía de lo que había ocurrido; debe ir acostumbrándose.

Fuero las palabras exactas que uso su hijo para hacerle creer que el hecho de que abusaran de su nieto era lo correcto. ¡¿Qué tan mal había criado a ese chiquillo?! Luego le pidió/exigió que regresara a su nieto a Alemania.

– ¡Puedes irte a la mierda, Lukas! ¡Porque Ludwig no pondrá un puto pie en Alemania! –Exclamo para luego cortar, jamás se acostumbraba a usar groserías pero se sentía más descargado –

Regreso a su hogar para encontrarse con sus nietos en la sala aun con las maletas esperándolo a él para poder instalarse, miro aquellos rostros idénticos y algo golpeo fuerte su pecho, porque un alfa siempre desearía proteger a su familia y ese par de adolescentes que aún se encontraban indefensos contra el mundo que habían decidido huir de su casa por no encontrar el apoyo suficiente en su hogar ahora estaban a su cuidado y era su deber protegerlos.

–Vengan les mostrare su habitación –No espero palabra de los menores solo se dio la espalda para dirigirse hacia la segunda planta sabiendo que era seguido por los adolescentes –

Cortos Gerita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora