Cortos Gerita.

Venecia

Venecia.

Su abuelo había tenido completamente la razón Lukas no se iba a rendir así de fácilmente, Gilbert no estuvo muy contento con el hecho de mudarse de lugar hasta que su padre acompañado de Gilen vino un día, Gilbert al ver a su hermano se encontró paralizado, respiraba agitado estaba teniendo un ataque de pánico fue Ludwig quien decidió apartarlo lejos de su gemelo.

Aunque hubieran pasado los años parece que ninguno de los dos se había olvidado ni un poco.

Así de esa manera Gilbert decidió que debía irse de allí inmediatamente no iba a estar un segundo cerca del poco asombroso y psicópata de Gilen, al parecer él quería mucho a su hermano gemelo.

–Aun no entiendo ¿por qué tenemos que irnos tan pronto? –Protesto Lovino –

–Oh, vamos chicos solo decidí trasladarme a mi villa en Venecia no hay nada de malo en eso.

– ¿Y por qué los macho patatas también van? –protesto Chaira –

–Porque ellos ahora son de la familia.

– ¡Solamente porque Felicia y Feliciano sean unos descerebrados aceptando como pareja a esos machos patatas no significa que nosotros lo aceptaremos en nuestra familia! –Protesto Lovino y Chaira estuvo completamente de acuerdo –Maldición ¿por qué no simplemente regresan a su país bastardos?

– ¡Cállate Lovino! –protesto Rómulo dándole un golpe en la cabeza –Y modula tu lenguaje, idiota ellos ahora son de la familia quieras o no quieras y te tendrás que acostumbrar a ello.

–Maldición esto no es justo –Chaira y Lovino se cruzaron de brazos –

Ludwig suspiro metiendo su maleta en el auto de su abuelo mientras intentaba ignorar la discusión que estaba a unos ocho pasos de él, suponía que sería una muy larga estancia con la familia Vargas.

–Ve, Luddy no hagas caso de Lovino es mucho ruido y pocas nueces.

– ¿por qué nos desprecia tanto? No lo entiendo.

–Es solo su forma de expresar cariño.

–Si bueno sus hormonas dicen todo lo contrario –y era que el aroma de Chaira y Lovino era un aroma muy acido que podía repeler a cualquier alfa cercano y ellos no eran la excepción ese aroma lo único que le provocaba eran deseos de golpearlo o alejarse –

El viaje en carro había resultado completamente agotador al menos la parte en que viajaban en autos separados era lo bueno ya que estar entre Lovino y Chaira podría causarle un fuerte dolor de cabeza, lo único que le altero los nervios fue las constantes burlas de Gilbert y Lutz pues Feliciano y él se estaban testeando.

Al llegar a la casa de Rómulo no podían creerlo era una gran casona la que le pertenecía claro otras personas vivían en ella pagando alquiler pero vaya estaba sumamente sorprendido nunca pensó que ese hombre tan despreocupado pudiera tener un lugar como ese para vivir.

Las apariencias engañan.

– ¿Cómo obtuviste este lugar? –preguntó German –

–Me lo regalo uno de mis amantes –Respondió encogiéndose de hombros – ¿Qué? German no me mires así eso fue hace muchos años.

–MHP –Siguió de largo guardando silencio a pesar de que Rómulo se le guindo diciendo que no debía de estar celoso –

Los otros miembros de la familia Beilschmidt intentaron seguirle el paso a su abuelo pero la verdad es que su abuelo se encontraba casi corriendo seguido por un muy insistente y empalagoso Rómulo a lo lejos escucharon un grito de; ¡Nadie está celoso!

El lugar donde iban a vivir era un poco más pequeño que el anterior con solamente tres cuartos, una oficina, la cocina y la sala pero bueno ellos debían adaptarse a su nuevo hogar, German obviamente tendría su propia habitación Gilbert pidió la siguiente significaba que los trillizos debían compartir.

Esa noche fue dura puesto que no había cama y tenían que dormir en el suelo.

– ¿Quién me pateo?

–Lutz deja de agarrar mi cobija.

–Estoy agarrando mi cobija.

– ¡Lutz, esa no es la cobija! ¡Deja de agarrarme el trasero!

–Tienes el trasero duro, Luddy.

–No empiecen con sus cosas raras.

–Si quieres te puedo tocar el trasero a ti también Louis no tienes por qué ponerte celoso.

– ¡Ni te atrevas a tocarme el trasero!

– ¿Es por qué lo tienes aguado verdad?

– ¡No tengo mi trasero aguado!

– ¡Duérmanse ya!

–Ja, Opa.