Sábado, por fin era sábado y Kamado nunca creyó que estaría tan emocionado y feliz por ello, sorpresivamente su mala suerte también le estaba dando buenas cosas, por ejemplo; Rengoku los había descubierto pero luego él y Giyuu se habían hecho amigos, después, se había desvelado haciendo una orden encargada al ultimo momento, pero gracias a ello su familia había obtenido el doble de dinero y no le había afectado tanto en la escuela. Luego Zenitsu había visto las fotos de su celular e Inosuke había estado consciente de su relación con su pareja desde el principio, y aunque no fue agradable que su amigo rubio lo descubriera de esa forma, al menos se había asegurado que la amistad de aquellos dos valía la pena mantener, lo habían apoyado y el adolescente con mascara de jabalí le había sacado varias risas por regañar a Zenitsu por sus irresponsable e infantiles acciones.
Y bueno, eso también le había ayudado a desahogarse con su pareja sobre lo que había vivido en secundaria, le ayudo a quitarse ese peso de encima y a no estar atado completamente a los grilletes de su inseguridad. Ahora se sentía mucho más ligero y con una nueva energía positiva, se sentía más renovado y libre que antes.
Si, tenia a veces una muy, muy mala suerte, pero eso no era obstáculo para que terminaran las cosas de alguna u otra forma mejor de lo que habían estado antes. Aunque bueno, otras veces era simplemente eso, solo tenia una mala suerte sin sentido aparente...Y era por ello que ahora se encontraba en esta posición; con el dolor recorriendo la palma de su mano izquierda y con lagrimas cayendo por sus mejillas.
Se había levantado temprano como siempre, horneo el pan y se fue hacia su trabajo en el centro comercial, había ganado una cantidad mayor a la de otros días y había estado ayudando a subir cosas pesadas en los autos de algunas personas que se lo habían pedido, después de eso, al terminar se había ido rápidamente hacia su casa tomando un autobús y caminando un par de cuadras para llegar.
Su hermana estaba atendiendo a los clientes y Kamado había aprovechado para subir a la cocina y comenzar a cocinar daikon de salmón y un poco de arroz para acompañarlo como un pequeño detalle para su novio por su cumpleaños. No era tan bueno cocinando como su pareja pero se había negado a darse por vencido hasta que le saliera bien el platillo.
Con ello en mente había comenzado a cocinar y a cortar y preparar los ingredientes sin prestar mucha atención a las demás cosas o a su entorno. Había estado tan concentrado en sus cosas que nunca noto que su hermano más pequeño, Rokuta, entraba a la cocina curioso de ver lo que su hermano mayor estaba haciendo, hasta que fue muy tarde.
Tanjirou había estado cortando unas pocas verduras cuando vio que su hermanito extendía la mano tratando de agarrar la cacerola con agua hirviendo que había dejado en la estufa, de inmediato la adrenalina corrió por sus venas y, dejado las cosas de lado, se apresuro a apartar su hermano con su brazo derecho al arrodillarse mientras que extendía la mano izquierda para evitar que el recipiente metálico se cayera.
Fue por instinto, así que tardíamente se dio cuenta de su gran error.
El intenso dolor se disparo al tocar la superficie metálica y soltó un gruñido mientras su expresión se tornaba en una de sufrimiento. Empujo la cacerola en su lugar y rápidamente acuno su extremidad en su pecho usando su mano sana. Por un par de segundos se olvido de su hermano pequeño mientras trataba de acostumbrarse a la sensación de la quemadura, ardía tanto que inevitablemente las lagrimas aparecieron en sus ojos y rodaron por sus mejillas, esto hasta que el niño de 5 le hablo preocupado y arrepentido.
"¡Oni-chan!" grito asustado su hermano separándose y colocándose frente al mayor arrodillado en el suelo, la había regado, había arruinado las cosas y había desobedecido la regla que le tenia su madre sobre entrar a la cocina cuando alguien estuviera manejando cuchillos o cosas calientes.
ESTÁS LEYENDO
"CONTRA LAS REGLAS" (GIYUUTAN)
RomanceUna relación de alumno-profesor nunca era aceptada, la diferencia de edad y la moralidad de las personas se aseguraba de ello, pero habían ciertos individuos que estaban dispuestos a ignorar estos estatus que la sociedad había creado, habían ciertos...