Estaba agotado, Kamado Tanjirou estaba realmente agotado, sus hombros dolían y sentía que todos sus músculos estaban tensos y sin ganas de moverse, sobra decir que el chico luchó contra su cuerpo para levantarse en la mañana e ir a la escuela pues cada fibra de su alma rogaba por descanso.
La noche anterior casi no había dormido nada pues una madre llego casi en la noche, y faltando 20 minutos para cerrar la panadería, ella encargo una gran orden de cupcakes para los XV años de su hija que era al día siguiente. Por lo que había entendido Tanjirou, la mujer se había olvidado por completo de la única cosa que quería su hija para su fiesta, cupcakes de la panadería Kamado pues eran sus favoritos en toda la ciudad, y solo así ella aceptaba la fiesta que sus padres le estaban organizando pues ella realmente prefería guardar el dinero para comprarse otras cosas.
El adolescente iba a negarle y estaba empezando a decirle que los pedidos debían de hacerse al menos con 3 días de anticipación y no con menos de 24 horas, pero en ese momento la madre prácticamente le rogó arrodillándose en el suelo de la tienda que le hicieran ese favor y que les pagaría el doble de lo que le fueran a cobrar, les daría el adelanto esa misma noche si le daban 10 minutos para ir y venir al banco, y que incluso se quedaría a ayudar con la preparación de los pequeños pastelitos, así que el alma amable de Kamado honestamente no pudo decirle que no a aquella desesperada madre que quería hacer feliz a su hija por unos momentos en su cumpleaños porque se notaba que había hecho todo lo posible para que la fiesta de su hija fuera el mismo miércoles, osea el mismo día de su cumpleaños.
El chico de cabellos burdeos había tranquilizado a su madre y le había asegurado que no tenia ningún problema con hacer la orden esa misma noche, también había calmado a aquella mujer histérica que desbordaba ansiedad y le había dicho que no había necesidad de que se quedara porque al día siguiente tendría que organizar todo para la fiesta de su hija. Con eso el adolescente se había puesto a trabajar para preparar la masa, hornear, preparar el betún y decorar los cupcakes, todo en esa misma noche y con una energía que no sabia de donde había sacado.
Por suerte había terminado de hacerlo todo antes de que saliera el sol, había dejado las cosas listas para que la mujer simplemente llegara y su madre le entregara los pastelitos sin tipo de ningún problema, por lo menos su desvelada había valido la pena y ahora tenían más dinero para cubrir las necesidades de su familia. Pero eso no quitaba el hecho de que terminara sumamente agotado y con un cerebro prácticamente frito por no permitirle un descanso adecuado.
Ahora que estaba en la escuela, y peleando para que sus pesados parpados no se cerraran en contra de su voluntad, Tanjirou comenzaba a arrepentirse sobre su decisión de no dormir en la noche y pasársela trabajando, desde la primera clase se le había sido imposible concentrarse correctamente en las explicaciones que estaban dando los maestros, su mente apenas registraba sus palabras y cuando captaba las largas frases de forma correcta, estas de alguna forma se descomponían dentro de su cabeza y por más que repitiera las palabras en su mente no se le quedaba nada y no entendía ninguna explicación. Debido a esto Kamado se digno simplemente a tomar las notas que estaban en el pizarrón, con un poco de suerte podría leerlas luego y entenderlas un poco, había funcionado en días anteriores así que era su mejor opción para no perder la clase, era mejor enfocarse en escribir que en ordenarle a sus parpados que no se cerraran sin permiso, había aprendido que siempre era mejor mantener su mente ocupada en ciertas situaciones y problemáticas.
Las clases pasaron y pasaron de una manera tortuosamente lenta, cada segundo parecía prolongarse el doble y los minutos parecían realmente eternos, las clases de química se volvieron particularmente aburridas cuando Tamayo-sensei había comenzado a dictar.La verdad Kamado creyó que caería dormido en ese momento, incluso escribió varias partes del dictado con los ojos cerrados gracias a la memoria muscular de su mano por la acción de escribir, eso le había ayudado un poco a no caer rendido sobre el escritorio.
ESTÁS LEYENDO
"CONTRA LAS REGLAS" (GIYUUTAN)
RomanceUna relación de alumno-profesor nunca era aceptada, la diferencia de edad y la moralidad de las personas se aseguraba de ello, pero habían ciertos individuos que estaban dispuestos a ignorar estos estatus que la sociedad había creado, habían ciertos...