Capitulo 28: Maestro

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Rodeado por el reconfortante calor de las sabanas y mantas de su cama, con su majestuoso y esponjoso minino ronroneando a su costado, en la oscuridad de su habitación, Tomioka Giyuu bostezó con el cuerpo descansado y el alma liviana, ni una sola preocupacion alterando su estado de calma bien merecido después de tantos días encargándose de las cosas.

El inter había acabado el viernes tras la ceremonia de premiación, su escuela había arrasado con las competencias, casi todos las medallas de atletismo fueron ganadas por sus alumnos, y en kendo también tuvo varios ganadores de primeros lugares, en las otras disciplinas también les había ido bien, un claro ejemplo eran los equipos de basket tanto femenil y varonil que ganaron ambos primer lugar llevándose un trofeo, y el campus había ganado el premio a mejor conducta deportiva, los directivos incluso habían pedido al campus acomodarse en las gradas para tomarse una foto con ellos, y, una de las cosas más importantes, su alumna de atletismo al parecer había impresionado a un entrenador/ex-competidor que estaba interesado en ayudarla a despegar. Habían cambiado números él y Giyuu para ponerse en contacto, y quizás probar que hablaba en serio y que no significaba ningún peligro para su estudiante, pero las cosas parecían estar perfectas.

Por eso mismo, tras llegar a la ciudad, dejar a los Kamado en su casa (y ser abordado por un abrazo de los niños más pequeños que se habían quedado), y llegar a su hogar, se cambio, le sirvió una buena cantidad de comida a Runaan después de abrazarlo y llenarlo de besos, y se tiró en su cama, apreciando el suave material del colchón, para quedarse dormido unos segundos después.

Ahora, según su celular, era casi la 1 de la tarde, y Tomioka apenas se había despertado de su tan larga y perfecta siesta, ni una pizca de vergüenza o culpa invadió su mente, no le importaba saltarse sus salidas para correr este fin de semana, todo su trabajo estaba terminado y no había nadie que dependiera de él por lo que iba a dormir el tiempo que quisiera y posiblemente quedarse sin hacer nada por el resto del día.

Pero...su estomago sonando le advertía que tenia hambre, y mucha, posiblemente por no haber cenado la noche anterior y haber postergado el desayuno.

Enviándole un mensaje de buenos días al hombre que era dueño de su corazón, y dándole un beso a su gato en la nariz, Giyuu se levantó con una suave y tranquila sonrisa en su expresión, gozando el no estar ahogado en trabajo o preocupacion por sus alumnos, se puso sus pantuflas mientras la frescura de su casa lo arrullaba, y caminó sin prisa hacia la puerta con su celular en mano, parpadeando unas cuantas veces para acostumbrarse a la iluminación natural de su hogar salió del cuarto dejando la puerta abierta tras de si por si su hijo peludo quería seguirlo más tarde, atravesó el pasillo, deteniéndose un segundo a mirar su retrato enmarcado y colgado que le había regalado Tanjirou, y comenzó a bajar las escaleras hasta que llegó al primer piso y entró en la cocina.

No tenia ganas de cocinar, pero tampoco quería esperar a ordenar comida y que llegara, por lo que optó en su lugar abrir una de las puertas de sus gabinetes de madera arriba de la mesa y sacar un par de paquetes de ramen instantáneo sabor camarón, el segundo era lo mismo pero tenia chile, así que podría mezclarlo todo en un plato hondo grande que tenia guardado y disfrutar del sabor.

Colocó los vasos encima de la barra y también sacó un sobre de alimento húmedo para gatos. Runaan había estado sin él estos días, necesitaba consentirlo de alguna forma.

No había terminado de servir cuando su minino entró a la cocina a toda velocidad exigiendo con maullidos su comida. Bufando con diversión al verlo comer, el azabache volvió su atención hacia los paquetes, retiró el empaque, verificó las instrucciones por si acaso, y puso a hervir agua en una pequeña cacerola en la estufa a fuego alto.

"CONTRA LAS REGLAS" (GIYUUTAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora