Dieciséis

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SeokJin se revolvía en el asiento copiloto del coche, incapaz de estar quieto. Sentía como su lobo rascaba dentro suya exigiendo ver a su omega. En cuanto las palabras de Taehyung habían llegado a sus oídos, el lobo había ocupado el control, dejando al humano como un mero espectador.

Su madre se encontraba en el asiento trasero cosa que no le agradaba a Jin pero habían sido incapaces de evitar que la mujer se subiera al coche.

Según le había contado Taehyung, anoche alguien había asaltado a Jimin mientras este iba a tirar la basura. Jimin había acabado con una puñalada en el costado, sin tocar ningún punto vital afortunadamente, pero la pérdida de sangre era bastante grande y se había desmayado. Jungkook lo encontró tras haber notado la sangre en el aire y se encontraba en el hospital, él había convencido a Taehyung de buscar a SeokJin porque si fuera por el otro nunca se habría enterado.

Llegaron en tiempo récord tras haberse saltado algunos stops y señales, entraron en el pequeño hospital que se encontraba abarrotado. Se identificaron ante la recepcionista que les indicó la habitación que ocupaba Jimin.

-- Estará bien, ya verás.

Apreciaba las palabras de su madre pero sabía que no era tan sencillo, este ataque no podía ser mera coincidencia, habían querido quitar de en medio a Jimin y seguramente SeokJin sería el siguiente.

Lo peor es que no sabía como demostrar que estaba relacionado con Gilhangje, aquel horrible hombre no tenía reparos para conseguir su meta.

Tras esperar unos minutos, su lobo siendo bastante civilizado, Taehyung abrió la puerta dejando ver a un pálido Jimin, tumbado en la camilla con sus brazos conectados a maquinas. Era una imagen bastante desoladora al compararla con su habitual estado.

Si le hicieran pensar en una cualidad de Jimin era su manera de siempre ser optimista, no podías verle casi nunca sin una sonrisa, siempre dando lo mejor de si. 

Tomó su pequeña mano, recordando como se enfadaba cada vez que le mencionaba lo graciosa que era. 

Al lobo no le gustaba el pestilente olor a medicina que opaca su dulce aroma omega y decidió restregarse un poco para marcarlo. Jimin era suyo.

-- Woah, woah, woah, ¿qué haces?.

--Déjalo Tae, es su lobo. 

--¿Su lobo?, ¿por que...?.

--Creo que es obvio chico. Su lobo lo ha reclamado.

Ignoró la charla entre su madre y los amigos de Jimin, el humano avergonzado y el lobo sin importarle esos triviales asuntos.

También podía oler la sangre en Jimin si se acercaba a las vendas junto con un ligero tufo a beta si se esforzaba, debía ser el olor del atacante, definitivamente lo recordaría. Buscaría a ese bastardo y lo haría pagar por dañar lo que es suyo.

Unos minutos después le dejaron solo, avisándole de que Jimin estaba sedado y no despertaría. A él no le importaba, con escuchar el latido del corazón podía entretenerse horas, recorriendo la tersa piel, sus mullidos labios serían besados, la caliente corriente de aire que soltaba en cada respiración. Era un obra de arte que no se cansaría de admirar.

Había estado tan cerca de perderle que le erizaba la piel, no se lo podían quitar después de mostrar lo que era ser querido por él, lo que era ser parte de su vida. SeokJin sentía mucho miedo, se sentía pequeño ante un mundo con tanta maldad. ¿Cómo podía protegerlo de todo?.

Aún así sabía que era un privilegiado por poder siquiera conocerlo, a tan buena criatura, SeokJin no era nadie.

Con un último beso en los dedos del chico se marchó a buscar a su madre, ahora que su lobo le había permitido de nuevo el control aprovecharía para saber con más detalle lo que pasó.

Alfa defectuoso (Jinmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora