Veinticuatro

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Una corriente caliente despertó a Jin que viendo que era imposible evitarla abrió los ojos como a 5 centímetros de su cara Hoseok sonriendole con su habitual sonrisa. Ese chico tenía un tornillo suelto.

—Buenos días, dormilón.

Jin se apoyó en sus codos aún con el sueño nublando sus pensamientos.— ¿Qué haces, Hoseok?.

El médico se sentó en la cama junto a Jin.— Me daba vergüenza bajar sólo, tus padres ya están despiertos. —miró la hora— Creo que nosotros también deberíamos levantarnos.

Sin prisa se vistieron, arreglando ambas camas. Se podía oír la televisión a todo volumen. El padre de Jin veía con una taza de café la pantalla que reproducía las noticias del día.

Ambos se sentaron en la mesa llena de comida y eligieron que desayunar.

—Ahí sale esos alfas invertidos, no entiendo como pueden estar en la televisión nacional. Hay niños que pueden verlo.

Hoseok miró interesado la pantalla donde dos presentadores contaban a los espectadores la eventos que se habían producido, nada interesante.

—¿Alfas invertidos?.

—Ya sabes, —intentó explicarse con unos gestos graciosos— que les va...

—Mi padre se refiere a aquellos alfas que se sienten atraídos por los de su mismo sub-género.

La boca de Hoseok se abrió comprendiendo, él nunca había conocido a ningún alfa así aunque sabía que el hijo de El Alfa si tenía esa orientación. 

—No entiendo, ¿por qué no deberían trabajar en la televisión?. 

—¿Qué por qué?, —le faltaba decir "¿eres tonto chaval?"— no es correcto como se comportan no son capaces de aguantar sus inclinaciones pecaminosas. No querría que ningún pequeño pudiera verlo como algo que imitar.

Siguieron viendo el informativo, a pesar de las críticas, hasta que la madre de Jin llegó, dando un beso en la cabeza a cada uno, incluso Hoseok. 

—Toma bolita, te dejaste el móvil en la cocina.

Jin tenía la manía de dejarse el móvil por todos lados, no era muy fan de ellos. Siempre lo tenía en silencio y perdía todos los mensajes y llamadas que recibía, de todas formas no eran muchos. Por eso se sorprendió cuando al encender la pantalla sus notificaciones mostraban 4 llamadas perdidas y 15 mensajes de Jimin.

Sin perder más tiempo lo llamó, para tener más privacidad se levantó dirigiéndose al porche de la casa. 

—¿Jin?.

—¿Qué pasó, Jimin? ¿estás bien?.

—Nos vamos.

—...¿A qué te refieres?.

Jimin le explicó que tras el ataque El Alfa había decidido marcharse de aquel lugar al que habían ido en busca de seguridad irían a otro pueblo lejos donde pudieran asegurarse de que estarían a salvo.

—No me quiero ir.

El corazón de Jin se estrujó oyendo el tono triste en la voz del omega.—Eres mayor de edad no tienes por qué.

—No puedo actuar en contra de los deseos de El Alfa lo sabes y de todas formas mis padres están de acuerdo en que me vaya, al menos hasta que empiecen las clases.

—Quizás si le contamos lo del lago...

—Tae me ha dicho que deberíamos investigar más, tener otras pruebas.

Alfa defectuoso (Jinmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora