CAPÍTULO XIV "Morir de amor"

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Había gritos y personas corriendo de un lado a otro. El olor a madera quemada, polvo y sangre era pesado para seres sobrenaturales como Lawless y Kuro. Cuando intentaron acercarse al pueblo, a las afuera de éste habían dos aldeanos acompañados de una mujer adulta. Las ropas negras e insignias delataban que ella era del reino, eso hicieron que Kuro se sintiera nervioso.

Las tres personas terminaron notando la presencia de ellos. Los aldeanos dieron un paso atrás, mientras la mujer del reino avanzaba hacia ellos. Kuro dio un paso atrás y dejó que Lawless se encargara de la situación.

— ¿Qué desean ustedes en este lugar? — Tanto Kuro como Lawless se descolocaron por la voz nada femenina de la mujer.

La pregunta en si no fue agresiva. Lo que sorprendió un poco más a Kuro. De hecho, parecía que ella estaba manteniendo una calma tal, que no se sorprendía de ver fuego en el pueblo y la gente gritando.

Kuro trató de prestas atención. Escondiéndose detrás de su hermano para ver que en realidad la gente no gritaba por tener miedo o pánico. Sino que estaban todos gritando para ayudar a apagar las llamas y mantener un control sobre la situación.

— Estoy buscando un médico. Mi amigo enfermó y no podemos curarlo. Por eso... yo...

Lawless se había dado cuenta que esa mujer era un Guerrero del Reino. La vestimenta y una que otra medalla de reconocimiento le dijeron que era de alto rango. 

Estaba en alerta. Él, Licht y Mahiru podían pasar desapercibidos. Pero su hermano no. Los guerreros del Reino estaban todos entrenados para detectar y eliminar los demonios. En el peor de los casos tendrían que huir, y buscar ayuda en otro lugar...

— Soy médico. Déjame ver qué condición tiene tu amigo. — A Lawless le pareció extraño la amabilidad. Pero dejó que revisara la temperatura de Licht. Mientras Kuro intentaba permanecer lo más desapercibido posible —¿Desde cuándo está con esta fiebre?

— Desde ayer en la noche.

La mujer se alejó. Parecía pensar en algo mientras trataba de ubicar algo en el cuello de Licht.

— ¿Ustedes pasaron por este pueblo antes?

—¿Eh? —Lawless ladeo el rostro sin entender.— No. Nosotros no. Pero Licht dijo que pasó por este pueblo. ¿Por qué?

— Vaya problema. — La adulta se alejó e hizo una señal con su mano. A lo lejos, otra chica vestida con ropas exactamente como el de ella se acercó. — Vengan conmigo por favor.

La mujer adulta se alejó y le susurró algo a su compañera. Ésta asintió y los acompaño en silencio. Lawless miró a Kuro buscando una aprobación de seguirlos. El demonio simplemente desvió la mirada y caminaron, siguiendo los pasos de la guardia Real.

El pueblo no era inmenso, pero si poseía una cantidad favorable de casas. Parecía irles muy bien con la cosecha, aunque ahora los huertos se encontraban totalmente nevados. Aun habían una que otra planta que crecía bajo la nieve.

Pasaron entremedio de algunas personas que corrían de un lado a otro. Aun cuando había cierto grado de pánico, muchas personas estaban mirando cómo trabaja un grupo de hombres apagando el fuego de lo que parecía ser una casa bastante pequeña, y mucho mas alejada de las demás.

— Tuvimos un inconveniente esta mañana. —La mujer habló para la pregunta silenciosa de los chicos.— No es nada grave. — Llegaron a una casa que era relativamente más grande. Y los invitaron a entrar.

Cuando entraron, tanto Kuro como Lawless se detuvieron. Kuro por no entender nada, y Lawless por el repentino olor nauseabundo. En ese lugar residía una gran cantidad de personas acostadas en lechos. Parecían estar enfermos. Y el estado deprimentes de estas personas afectaba el lado sagrado de Lawless.

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