CAPÍTULO VI "Juntos, en este viaje"

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Un aroma dulce y agradable fue lo que lo hizo despertarse. Cuando lo hizo, alguien estaba a su lado. No podía ver aquella persona; porque no podía moverse, y su cuerpo estaba completamente entumecido. Pero esa persona a su lado se dio cuenta que había despertado, y se acercó de inmediato.

— No intentes moverte. Estas herido. — Era la voz de un hombre. Algo grave y amenazante. — Hana. Trae el ungüento que preparé esta mañana.

A lo lejos, logró escuchar la voz de una mujer. No entendía en dónde estaba, ni porqué no lograba mover ni siquiera sus dedos. Sus ojos estaban fijos en el cielo. Veía madera y olía la humedad de ellas, ¿Una casa? ¿Una casa humana?

De pronto, en la vista que tenía sobre el techo, apareció el rostro de una mujer.

— No estamos seguros si esta medicina humana podrá sanarte, pero quizás alivie tu dolor.

La voz de la mujer era suave. Tranquilizaba, y aunque su mirada estaba algo cansada y no enfocaba del todo, estaba seguro que el rostro de ella logró apreciarlo bien. Era humana, de eso no había duda. Tenía un aroma agradable y un aura joven, seguiría admirando la faceta de la chica pero...

La tranquilidad que ella irradiaba le hizo cerrar nuevamente los ojos. Estaba cansado. Y aunque no sentía dolor, simplemente quería seguir durmiendo y recuperarse...(...) 

:::***:::

Kuro abrió los ojos con pesar. Le dolía la cabeza, pero tenía una agradable sensación en la boca. Tan pronto sus ojos enfocaron bien, notó que Mahiru estaba demasiado cerca; lo estaba besando.

Mas bien, Mahiru le estaba dando sangre. Porque tan pronto movió su boca, Shirota se apartó sorprendido. Lo notó asustado, lejos de parecer avergonzado, se veía preocupado.

— Despertaste — Fueron las palabras de Mahiru antes de apoyar su cabeza en su pecho.

No supo cómo reaccionar en ese segundo. Mahiru permaneció callado pero lo sentía suspirar aliviado. Lawless permanecía lejos de ellos apoyado contra un árbol. Parecía vigilarlos. Aunque pensativo, tampoco dijo nada.

Kuro trató de acomodarse. Estaba acostado sobre el suelo y era bastante incomodo. Pero sus manos tocaron una esencia pegajosa en el piso. Cuando miró, se trataba de sangre. Una gran cantidad. Como si hubieran sacrificado un animal.

— ¿De dónde salió tanta cantidad de sangre? —Mahiru no parecía herido, pero sí preocupado. 

—¿No recuerdas? — Su sola mirada le indicó que no — Cuando caímos. Me protegiste y un ala salió de ti. Te desmayaste y comenzaste a sangrar... Quisimos detener la hemorragia pero no pudimos, entonces cuando desapareció...

Shirota se miró a sí mismo. Sus manos también tenían sangre. Y aunque Kuro lo pasó desapercibido, las piernas de Mahiru estaban completamente bañadas de rojizo. Ahora que miraba con más detenimiento, incluso Lawless parecía ensuciado con sangre.

— El ala en tu espalda desapareció como si fuera una bolsa de sangre. No tienes idea de lo que me costó para tranquilizar a Mahiru. —Lawless se acercó a ellos. Recogió del suelo una pluma negra. La miró un momento antes de entregársela a Kuro.

Fue extraño sostener la pluma. El dolor en su cabeza punzaba más, y aquello solo le hizo recordar ese pequeño sueño... ¿Fue un sueño, o recuerdo? En el tiempo en que estuvo encerrado, jamás había tenido un sueño...

Ahora que recordaba, incluso había olvidado lo que se siente tener uno.

Siempre que cerraba los ojos y pretendía dormir en la cueva. Nada llegaba a su cabeza. Todo era siempre negro. Tuvo del tiempo suficiente para soñar despierto, pero jamás para dormir plácidamente.

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