CAPÍTULO XXXI " Old Child"

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Nuevamente temprano en la mañana, Lawless estaba mirando la gran estructura imponente que era el castillo del reino. Estaba totalmente intacto, salvo la gran escalera principal, que aún estaba el enorme agujero, pero estaba siendo vigilado por guardias para evitar que la gente curiosa chismeara en el.

Lawless caminó por los alrededores de la fortaleza. Estaba delimitado por muros de arbustos verdes y frondosos. Debidamente cuidados, pero que por el ataque de hace unas noches, algunas partes estaban quemadas y los arbustos rotos. Lawless pasó la mano por las hojas verdes, sintiendo la vida de las plantas. Como ángel podía consumir de esa vida y transformarla en energía, pero la soltó.

Siguió caminando al azar. Después de dejar a Licht en una carpa improvisada, todos los chicos habían salido muy temprano en la madrugada de la carpa de su hermano... No. De Kuro. Lawless se sintió algo extraño, era confuso para él enterarse que no eran hermanos. Y que Kuro había sido un humano en realidad. ¿Qué paso? Seguramente no era el único que se hacía esa pregunta.

Lawless llegó a un vasto jardín de rosas. Era un lugar grande y había algunas personas dando un pequeño paseo alrededor. Con solo mirar sus rostros, Lawless se dio cuenta que ninguno de ellos disfrutaba en realidad la caminata. Los humanos se veían decaídos. Quizás salieron a despejarse y olvidarse por un momento que el reino estuvo a punto de ser destruido.

— Es un poco molesto verlos...—Se susurró. Los humanos estaban desprendiendo un aura deprimente. Y eso le daba un mal sabor de boca a Lawless.

— Entonces quizás debas comerte una flor.

Lawless giró buscando la voz de un niño. Caminó algunos pasos apresurados, había una pequeña pared de flores que lo separa de un asiento en su costado. Cuando llegó, un niño estaba sentado allí. Balanceaba sus pies que no llegaban al suelo, y tenía una rosa en sus manos. Que después se marchitó y se desasió en el aire.

— Tus eres...—Lawless se sorprendió, quedando casi mudo al verlo.

— Creo que es la primera vez que nos vemos en esta forma, Lawless.— El niño saludó.— Ven. Quizás quieras hablar un poco conmigo.

:::***:::

Kuro abrió los ojos muy disimuladamente en la madrugada. Había escuchado susurros y quejas, y aunque sabía quienes los hacían, le molestaba que fuera tan temprano aún. Los chicos se habían quedado a dormir en su tienda, y en toda la noche solo parlotearon de temas amoroso, decepciones y cosas que Kuro encontraba absurdas.

Al menos Mahiru se distrajo escuchándolos. Aunque al que más molestaron fueron a la pareja recién formada, Tetsu, y el pequeño niño; Misono. Lawless y Tsurugi se habían enganchado en perseguirlos con preguntas tontas haciéndolo avergonzarse. Fue un ambiente que no estaba acostumbrado a presenciar, pero Mahiru se veía feliz.

Ahora la tienda estaba bastante tranquila. Lawless había salido con Licht aun dormida en sus brazos. Yumikage había dicho en la noche, que lo recomendable era que todos salieran en la madrugada de la tienda del demonio. No era prudente que un montón de niños estuvieran reunidos junto al culpable del desastre en el reino. Así que los muchachos habían desaparecido temprano en la madrugada.

Kuro pasó la mano por los cabellos de Mahiru, acariciando con suavidad. El chico dormía tranquilo a su lado. Habían decidido dejar a Mahiru junto a él, con la excusa de la maldición. Nadie se opuso, y la magia de Mahiru se había esparcido por la tienda de forma cálida. Signo de felicidad.

Los dedos de Kuro se pasearon por la frente del chico. Observando cómo su rostro se contraía levemente en sus sueños. Sonrió con tristeza. Contrario a los muchachos, Kuro no había dormido. Las memorias del pasado seguían reproduciéndose como pensamientos vagos.

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