CAPÍTULO XXII "Ángel caído"

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— ¿Entonces, han recordado algo?

Aprovechando el recorrido, los muchachos iban mirando las calles del Reino. Al estar en el centro de la plaza, las calles estaban animadas. Muchos comerciantes y tiendas estaban abiertas. Aunque claro, por esa zona las tiendas vendían productos más lujosos y finos. Detalles más elaborados, contrario a los mercaderes de la entrada al Reino.

— Yo solo tuve un presentimiento. No hay nada en mi memoria aún.—Kuro mencionó. No había quitado su mirada del enorme edificio blanco.

— ¿Entonces Lawless también?— Mahiru buscó al ángel. Lo vio bajar la mirada al suelo en una faceta poco conocida. Parecía algo triste. Mahiru se preguntó si Lawless fue capaz de recordar algo...

Cuando se acercaron lo suficiente a la gran Iglesia. Todos, incluido Licht -un chico de Reino- se sorprendieron de lo grande e impresionante que era. Solo la puerta estaría midiendo más de seis metros cuadrados. Mahiru pensaba que su interior debería ser tan espacioso como el tamaño de su pueblo... Quizás estaba exagerando.

— Parecen viajeros.— Una mujer se les acercó. Vestía de comerciante; un delantal ligero y una pañoleta en su cabeza. En sus manos llevaba un ramo de flores.— Si van a entrar a este lugar sagrado por primera vez, deben llevar una ofrenda.

— ¿Ofrenda?.— Mahiru no llevaba dinero con él, y dudaba que lo demás tuvieran algo. —No tenemos dinero para ofrendas...

La mujer los miró levemente sorprendida pero luego sonrió amable. Le entregó a Mahiru un ramo de flores blancas, para después revelarle:

— Siempre se debe dar una ofrenda cuando visitas a los Ángeles.

Fue en ese momento que Mahiru entendió el significado en el comportamiento de Kuro y Lawless. O al menos en el ángel. ¿lo que acababan de recordar, era otro hermano? Mahiru buscó a los muchachos, pero Lawless ya estaba entrando a la Iglesia, los demás lo seguían y solo Kuro lo esperaba.

Mahiru sabía que dentro poco comprendería qué pasaba con ellos. Así que entraron al gran lugar.

— Todo aquí se ve terriblemente lujoso.— La voz de Lawless resonó en las paredes. Éstas parecían hechas de cristal, por lo que el sonido viajaba con rapidez.

Desde afuera, la gran Iglesia era blanca construida a base de hormigón. Pero en el interior el cristal celestino abundaba en cada rincón. Parecía hielo, y resplandecía tenuemente por la luz que se filtraba por los ventanales que estaban en las alturas.

— ¿A quién buscamos?.—Licht no se molesto en husmear el lugar. Simplemente se limitó a sentarse en las primeras filas de bancos.

Mahiru en tanto admiraba el sitio. De cierta forma. La construcción del lugar le hacía recordar a la cueva en donde Kuro estuvo cautivo. El cristal, y esas rocas, parecían ser del mismo material. Aunque no estaba del todo seguro.

Tocó uno de los pilares que conformaban la Iglesia. La sensación de suavidad no le dijo absolutamente nada. Quizás solo estaba imaginando. Siguió caminando por el transepto. De pronto los muchachos dejaron de hablar y solo resonaban sus pasos. Mahiru caminó sin entender porqué Licht lo miraba extraño y Lawless con ganas de reír.

Kuro se encontraba cerca al altar, mirando unas pinturas de ángeles en el cielo. Y solo cuando estuvo cerca de él, Mahiru proceso lo que seguramente Licht y Lawless pensaban. Él caminaba con un ramo de flores hacia el altar donde Kuro lo estaba esperando...

— Entonces, lo declaro marido y mujer.— Lawless bromeó tomando las manos de Kuro y Mahiru; uniéndolas. Kuro no entendió nada, pero Mahiru se avergonzó completamente.— No. Son semi-humano y demonio. ¿Incluso solo hombre y hombre?

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