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By Off

Mi mano derecha temblaba sobre en los fríos azulejos blancos, la otra sostenía el grifo del mando de agua caliente, inhalé profundo mientras mi cuerpo se humedecía. Llenar de aire a los pulmones mientras estas bajo la ducha, casi siempre es una estúpida idea. Me sentía lo suficientemente estúpido como para hacerlo unas cuantas veces más.


Las gruesas gotas que se filtran por mis fosas nasales y resbalan por mi garganta; queman como el infierno. Pero una vez más no le doy importancia a eso. Quiero éste dolor. Me merezco este dolor.

-¡Maldición!    

Maldije mi existencia una y otra vez, apoyé la frente en la pared que tenía delante de mí y cerré los ojos tratando de evitar lo inevitable. Intenté inútilmente que el agua se lleve consigo un poco de mi angustia, desesperación, dolor y frustración.

El olor metálico de la sangre me hizo abrir los ojos pesadamente, al hacerlo caí en cuenta de las tres hileras que emanaba y descendían de mi puño cerrado, el mismo que momentos antes aterricé repetidamente en el húmedo muro, mi intención era esa, lastimarme y hacerme más daño aún. La sangre se disipaba a medida que el agua salpicaba de mi cuerpo y caía distraídamente por la cabina rectangular del la ducha.

-Gun, Amor.

El solo mencionarlo fue la reacción que provocó mi hipersensibilidad absoluta, las lágrimas brotaron sin poder detenerlas. Demonios, no quería detenerlas. Quería quedarme seco por dentro. Y dentro de mí, yo ya lo sentía. Sentía el dolor que le iba a provocar a mi pequeño, a mi bebé.

Tomé una de las luffas vegetales, le coloqué gel de baño y comencé a tallar mi piel, con ambas manos restregué la superficie entre mi cuello y el hombro, la nuca y más hacia el sur de mi cuerpo, hasta que la zona frotada se veía de un rojo intenso, el ardor que provoca el agua y el jabón no era suficiente, así que empecé a utilizar las uñas para tratar de limpiar mi piel. Y aún así, no era suficiente. Nunca nada sería suficiente o capaz de quitarme las huellas y el olor que Mild dejó en mi piel.

Justo hoy, que era el cumpleaños de mi Gun ¿Qué me sucedió? ¿Cómo pasó? Y lo más importante ¿Como pude? Me derrumbé sobre el piso, mi cuerpo en posición fetal antes de convulsionarse con temblores y llanto amargo. Gun, mi amor, si puedes sentirme, por favor, ven a sálvame de mí mismo. El dolor es insoportable si ti.

                   Dos horas antes.

-Le ofrezco mis más sinceras disculpas señor Phiravich, este incidente no se volverá a repetir. Se lo aseguro.

En todos los años que tengo trabajando para Booyaket ING. Es la primera vez que doy una excusa. Lo más irritante no es hacerlo, lo realmente jodido es que sea a alguien mucho más joven que yo. Mean Phiravich Attachitsataporn. Es el hijo menor de una de las mujeres más adineradas de Tailandia. Y está a cargo de supervisar de cerca la remodelación y ampliación del centro comercial de su familia. Uno de los Mall más grandes de Bangkok. La zona comercial de Siam Paragón es un punto estratégico para atraer gran cantidad de clientes, y mi trabajo es hacer que se cumplan a cabalidad según los planos y maquetas aprobadas, en el tiempo establecido, no importa si para ello se contratan más obreros. La puntualidad es nuestra mejor carta de presentación.

-Comprendo señor Adulkittiporn, aún soy joven, pero desde pequeño trabajé hombro a hombro con mi padre, y sé como es de difícil manejar a un grupo de personas, más, si en el se encuentra alguna que se cree superior por tener un nivel social diferente al de los demás. Una vez que mi padre murió, mi madre, mi hermano y yo, nos hicimos cargo de todos los negocios, sé que surgen imprevistos que se escapan de nuestras manos. No por lo sucedido usted deja de ser profesional y responsable. Son cosas que uno no puede prever   - Me sonrió    - Solamente le pido que esta situación no se vuelva a repetir, usted sabe que en este negocio nos caracterizamos por ser cortés y agradables, es eso lo que hace a los clientes querer volver a los diferentes locales     - Concluyó.

Puedo Tenerlo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora