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-¿Ellos o ella? -Ciize susurró la pregunta ya sabiendo su respuesta.

-Ellos. -Respondió Off sin titubear.

Ciize se puso de pie lista para preparar todo lo que necesitaría en la cirugía, pero antes de irse, Off la tomó de las manos.

-Prométeme que ellos estarán bien.

-Haré todo lo que este en mis manos Off. -Respondió Ciize antes de volver al área de emergencia.
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¿Qué se necesita para ser feliz?

Se preguntaba Gun mientras era protegido por fuertes brazos, ser consentido por su osito se sentía realmente increíble.

Tenían desde no sabe cuanto tiempo en la bañera, sospechaba que el suficiente para que las palmas de sus manos y las plantas de sus pies pareciesen uvas pasas.

¿Qué como terminaron ahí?

Fue después que los primeros rayos del sol entraran por la ventana llevándose la oscuridad de la noche. Sí, no habían parado de darse amor en toda la madrugada, sus piernas dolían, sus brazos tenían huellas grabadas, su pecho era toda una obra de arte, una pintura cromática que Tay acariciaba con cuidado y devoción, en su cuello hermosos cardenales de posesión se tornaba de varios colores.

Su mejilla colorada reposaba en el hombro de Tay mientas este exprimía la esponja sobre su espalda para que resbalen las burbujas por su piel.

Levantó un poco la mirada y allí estaba su respuesta. La sonrrisa de ese hombre que podía iluminar la noche más oscura, en sus ojos se reflejaba el amor que le profesaba, su respiración le cantaba una dulce melodía, su piel le decía que era suyo y de sus labios salían sinfonías que calentaban su corazón.

Si en ese momento a su felicidad tuviera que ponerle un nombre, ese nombre sería Tay.

Tal vez era incorrecto, tal vez se estaba apresurando, tal vez estaba cometiendo un gran error al entregarse de la manera que lo había hecho, pero ¿y que? acaso no hizo esperar a Off por tanto tiempo para que su relación sea sólida ¿y como terminó?

La cuestión no era el tiempo, sino la persona.

No podía estar cien por ciento seguro que Tay sería el hombre con el que sería eternamente feliz, porque la felicidad siempre viene acompañada de situaciones difíciles, situaciones que si se enfrentan juntos se superan, pero tampoco podía asegurar que sería igual a Off y sus constantes cambios, o que su pronta relación estaba destinada a durar o terminar.

No tenía manera de saberlo.

Lo único que tenía claro era que quería a ese hombre, quería todo con él, quería ver el amanecer y el anochecer junto a él, quería perderse y encontrarse en su mirada, quería ser armado y desarmado por esas manos, quería caminar a su lado por mucho, mucho tiempo.

Ese hombre que parecía tan maduro e infantil a la vez, ese hombre que le devolvió la confianza en sí mismo, ese hombre que había recuperado sus ganas de amar, ese hombre que no le importaba si estaba roto o no, ese que... ¿estaba haciendo peinados raros en su cabello?.

Tan embelesado estaba en sus pensamientos que apenas sentía los estilos medios frikis que Tay le estaba haciendo.

La mampara empañada por el vapor del agua caliente reflejaba su nuevo look, sus cabellos se habían convertido en un remolinillo parecido a los que se hacen con la crema batida en los cupcakes, Gun río divertido y Tay nuevamente comenzaba un nuevo estilo.

No hacían falta las palabras, no hacía falta decir que quería uno del otro, ellos lo sabían, sus cuerpos lo pedían, sus corazones palpitaba al mismo son, sus labios se reclamaban y ahí estaban de nuevo, dejando recuerdos en la memoria del otro, recuerdos que en un futuro serán tesoros añorados.

Puedo Tenerlo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora