Epílogo

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(Al ser cap especial será narrado por Gun.)

Las manos me sudaban, mi piel blanca estaba aún más blanca de lo normal. Pese que afuera la nieve empezaba a disolverse y el viento helado entraba por las ventanas abiertas. Yo sentía un calor que quemaba mi piel.

Mi rostro ahora es un poco más maduro que al de años atrás. El paso del tiempo me regaló unas cuantas líneas de expresión y en mi cabello pintaron algunas hebras blancas. No muchas.

Tay dice que sigo siendo tan hermoso como cuando empezamos este viaje juntos.

Y es verdad. Sigo siendo tan delgado y sexy. Mi trasero a engordado un poco por comer tantas galletas de avellana. Galletas que Tay me guarda todas las mañanas antes de salir de casa para el trabajo.

Él dice que mientras más coma, más come él. Aún no logro entender eso.

Mis labios habían conservado el grosor y color. Miré el brillo labial que Isa me regaló para que use hoy. Puse solo un poco.

Suspiré. Siento un hormiguero subir desde mis piernas hasta mi estómago.

¡Dios, estoy tan nervioso!

Han pasado tantos años. Hemos esperado tanto... Tanto. Por muchas ocasiones pensé que jamás viviría lo que estoy sintiendo hoy.

Sonreí nostálgico al recordar los años pasados. Llevé la mirada al techo y me concentré en un punto específico. Si seguía así empezaría a llorar. Otra vez.

Amo la vida que tengo y jamás la cambiaría por nada del mundo.

Hemos celebrado nuestros cumpleaños, estamos cumpliendo cada una de nuestras metas, criamos a dos hijos maravillosos, somos una pequeña familia y hoy… hoy nos casamos. Por fin, después de más de quince años juntos.

No fue por falta de amor ni de ganas que no lo hicimos antes. Fue sencillamente por amor.

Amor a mi hija.

Isa nos hizo prometer que esperaríamos hasta que ella pueda vernos intercambiar los anillos de matrimonio. Ella quería ser quien los entregue. Es por eso que hemos esperado tanto.

Un ángel llegó en el momento indicado, justo cuando sus ojos se habían vuelto blancos en su totalidad y toda esperanza de encontrar un donador compatible.

Él llegó y me dio a mí, por segunda vez, la oportunidad de seguir siendo padre.

Y aquí estamos. Un poco más de año después de su éxitoso trasplante de córneas.

Cerré los ojos. Otra vez me ardían las comisuras. El solo hecho de recordarlo hacía a mi corazón detenerse.

Respiré profundo apoyando el peso de mi cuerpo sobre el pie izquierdo. -Tranquilo-  susurré para minmismo.

Cuando sentí que mi cuerpo se relajaba me miré en el espejo. El cuello de mi camisa negra no estaba en su lugar, lo acomodé con cuidado.

La fajilla plateada que moldeaba mi cintura, la arreglé poniendo cada pliegue en su lugar.

Otra vez vi mi reflejo en el espejo.

Tiré mis cabellos ahora rubios a un lado. Planché hacia abajo las arrugas inexistentes de mi pantalón y chaleco, levanté la mirada una vez listo. El garbo de mi presencia me hizo sonreír.

¡Dios! Estaba tan nervioso. Otra vez me temblaban las manos.

Sentí mis dedos temblar ante la ventana, la cortina de randas blancas se movió a un lado para que pueda fisgonear el exterior.

Puedo Tenerlo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora