15

934 95 50
                                    

Un mes después.

Gun despertó como a las once de la mañana, rodó perezoso en la cama aún con los ojos cerrados, buscó con las palmas de las manos a Off, pero como ya era costumbre, su lado estaba frío y vacío.

Él estaba solo.

Abrió un ojo para cerrarlo nuevamente cuando la luz del sol le dio en la cara, se frotó los ojos con los nudillos de los indices al bostezar, se estiró mientras rascaba su barriga. El estómago hizo un sonido grotesco. Gun decidió pasarlo por alto, total, no era la primera vez.

Se incorporó de a poco y vio lo de costumbre. Vacío, soledad y un silencio profundo. Nunca se había sentido tan solo estando acompañado. Miró a su alrededor y, ah sí, allí estaban las tarjetas de crédito y el dinero que le dejaba Off todos los días sobre la mesita de noche (como siempre) pensó y meneó la cabeza en negación.

Es qué acaso Off nunca iba a entender que él no necesitaba dinero. Lo necesitaba a él. El dinero no compra la felicidad, el amor se demuestra con pequeños detalles, y no con papeles verdes o dorados plásticos rectangulares.

Hoy tenía día libre.

En sus labios se formó un puchero triston, amaba la radio, amaba su trabajo.

Gun lo tenía claro.

Podría dejar muchas cosas atrás por Off, por su relación, por su futura familia.

Pero no dejaría que Off decida por él.

La clave de todo está aquí: Sólo tú sabes lo que es verdaderamente bueno para ti. Los demás pueden opinar, hasta te pueden asegurar que estás cometiendo un error o que te estás equivocadondo, pero nunca sabrán dónde está tu felicidad. Porque en muchas ocasiones hasta quien te ama te puede mentir.

Él puede ser el hombre más sumiso del mundo, pero no por ello le quitarían la libertad de elegir lo que tiene que hacer, y lo que no.

Había aprendido muy bien a cómo defenderse en el orfanato, como cuando los niños mas grandes querían quitarle su leche chocolatada o, querían quedarse con las golosinas que le regalaban las parejas que llegaban a vicitar a los niños pequeños.

Luego aprendió a defenderse de los abusos de sus hermanos, y por último, había aprendido a defenderse de la vida en cuanto empezó a vivir solo.

La vida nunca fue justa con él.

Pero aún así, estaba agradecido, pudo salir adelante y seguir manteniendo su esencia y su corazón limpio.

Sin odio.

No odia a sus padres biológicos por dejarlo olvidado en aquel triste lugar, lugar donde tantas veces lloró y se preguntó cual habia sido su error, miraba sus manos, sus pies, su rostro, era un niño normal ¿Entonces, cual fue el motivo por el que lo abandonaron? incluso se preguntaba si ¿fue su culpa por el hecho de nacer?.

No, no lo era.

No odia a sus padres adoptivos por no darle el amor y el calor de hogar que tanto anhela un niño abandonado. Lejos de eso, siempre los recordaba con cariño.

Y principalmente.

No odia a Off por lo que pasó esa noche.

Nunca lo haría, Off le enseñó lo que era el amor verdadero, le enseñó como cuidar a la persona que amas, le enseñó a vivir.

No podía odiarlo cuando lo encontró sumergido en dolor por no saber dónde había pasado la noche, ¿como odiarlo cuando su rostro tenía moretones por los golpes de Tay? ¿como odiarlo cuando sus ojos rasgados y pequeños se veían rojos, tristes e inchados? ¿como odiarlo si le pidió perdón de rodillas? ¿como odiarlo si lo ama con todo el corazón?.

Puedo Tenerlo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora