Días antes de la fiesta de inauguración del famoso evento de otoño, Leigh-Anne recibió una carta de su padre. Dentro de ella contaba los resultados positivos de la reunión de comandantes del Imperio y aseguró tener ya a unos sospechosos espías dentro de sus grupos. Le pidió paciencia a su madre y ella y aseguró estar muy pronto a su lado. La morena no cabía en felicidad al tener aquella noticia. Puso todo de sí en organizar la casa Pinnock para la llegada inesperada de su padre y la marquesa Pinnock empezó a lucir un semblante más alegre en las fiestas de té que tenía con la condesa Thirlwall y la vizcondesa Nelson.
-¿La consejería principal tiene a alguien en mente? Si hay espías en el ejército también debe haber en el sistema burocrático. Tal vez uno perteneciente a la cámara de nobles-dijo Jesy.
Jade negó-Mi madre me dijo que el consejero imperial está tomándose la molestia de revisar a cada servidor del sistema burocrático.
-Lo mejor que pueden hacer ahora es apurarse-dijo Leigh-Anne dando un sorbo a su bebida-No les haría nada mal un poco de presión.
Jesy no estaba de acuerdo con la violencia pero en casos donde el Imperio corría el peligro de tener espías de reinos filtrando información valiosa, su pensamiento cambiaba. El rumor de los espías se había hecho cada vez más fuerte que se podría considerar una verdad a medias. Los plebeyos incluso estuvieron apostando por quienes serían capaces de cometer tal acto.
El nombre de la familia Wittem saltaba de boca en boca. Más con los antecedentes y las ahora reuniones sospechosas del segundo hijo. El marqués Theodoro Wittem no podía caber más en el agotador e incisivo juicio de los nobles. Era la comidilla del mes.
De ello se burló ampliamente Leigh-Anne y más aún cuando Jade le contó el como había rechazado conversar con él, de lo que sospechaba sería una invitación al evento de otoño. La morena estaba contenta de saber que el duque Perriett se había adelantado en la propuesta.
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La librería Morells había abierto una sucursal en el reino vecino hace semanas y se había realizado una fiesta en su honor. A ella asistieron comerciantes ricos y nobles. Fue algo pequeño, pero significativo para la familia.
Todo ello significó contratar más personal y al barón Lionel Morells más ocupado que nunca. Por consecuencia la tienda de libros de la capital quedó a cargo de Liana y Marie. En un principio fue cuestionado por los empleados del Imperio pero se dejó de lado al notar que el barón no le había dejado todo el negocio a sus dos hijas. Solo era algo de nombre.
-Si la ley cambia te juro que haré mi propio negocio-dijo Marie.
Liana había estado de acuerdo con ello. Ella había demostrado interés en heredar el negocio de la familia y su padre no podía estar más de acuerdo. Marie por otro lado estaba menos interesada en competir por el puesto ya que tenía sus propias ideas de negocio. Antes de tener el título de barón, la familia Morells había sido parte de la burguesía emergente de hace años, eso significaba que el emprendimiento y los negocios corría por sus venas. No era nada raro entonces que las dos hijas de la familia tengan ese tipo de mentalidad.
-¿Me podría envolver este para llevar, por favor?-pidió una mujer de cabellera negra como el granete.
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El secreto de la familia Edwards |Jerrie|
Fanfiction"La dulce y educada Jade Amelia Thirlwall, hija de la condesa Norma Thirlwall, ha cometido un error que incluye al foco de atención y dueño de suspiros de muchas nobles: Perriett Louise Edwards" --- Con mucho amor y cariño a todas las que lean siqu...