El secreto de la familia Edwards |Jerrie|

33.-El mensaje

-¿Tiene algún beneficio para usted este tipo de pregunta?

-No es un beneficio personal.-contestó el comandante Berlot-Se trata de la reputación de la señorita Liana.

-Jamás trataría de ensuciar su reputación-Elyse frunció el ceño ligeramente-Mis relaciones ilícitas con las damas, que supongo tiene registradas en su informe, fueron concluidas antes de conocer a la señorita Morells. 

-Al parecer la marquesa Hellin no opina lo mismo, señora Elyse.

La mujer de ojos azules soltó un bufido-¿Tuvo la osadía de mantenerme vigilada aquella noche?

-No-Berlot se apresuró a contestar-Aquella noche tuve una cena con mis padres en aquel restaurant y fue coincidencia que la viera recibir a la marquesa Hellin en las mesas privadas. 

-Usted ha malinterpretado todo, entonces. Cité a la marquesa para dejarle bien en claro que nuestra relación había terminado hace mucho tiempo y que dejase de buscar algún tipo de acercamiento conmigo-habló Elyse.

-¿Y cree que la marquesa Hellin hará caso de su demanda?-preguntó Berlot.

Elyse relajó el entrecejo. La mirada indignada y fría de la mujer de ojos verdes al oír la férrea advertencia que ella misma le había hecho esa noche pareció repentinamente en su memoria.Miró de nuevo al comandante y contestó-Si sabe lo que le conviene, lo hará.

-Señora Elyse...aunque la nobleza no sepa mucho de sus escándalos debajo de la mesa, enemigos le sobran, por ende no sería extraño que de repente algún ex amante destape todo de forma que se viera hundida en un infernal abismo y que ello afecte a los que la rodean.

-Sé lo que trata de decirme, comandante. Pero créame que le digo que no por dejar cabos sueltos he sobrevivido a lo largo de estos años en este mundo-dijo Elyse-No soy una mujer idiota. 

Berlot se sorprendió ante aquella confesión y en su cerebro empezó a en listar las mil y un cosas que la señora Elyse hubiese utilizado para mantener al margen su vida y la de sus ex amantes. Desde amenazas graves hasta advertencias-Creeré en usted.

-Haga lo que quiera-dijo Elyse terminando su copa de vino-Solo no se atreva a abrir una investigación privada o mantener una vigilancia el tiempo que lleve en la capital. Es un insulto descarado de su parte que pasaré por alto solo por esta vez.

-Trataré de mantenerme al margen-Berlot miró su copa medio llena-Pero no me arrepiento de haberlo hecho, señora Elyse. Mis acciones tienen justificación.

-Y me supongo que entre todo el discurso que me dio destaca en demasía la señorita Morells.

Berlot no contestó por unos segundos. Sus ojos se posaron brevemente en la mirada azul y dura de la señora Elyse. Cuando por fin se atrevió a hablar, lo hizo de forma que denotara su tono serio bañado en advertencia-Tenga en cuenta que no dejaré que la señorita Liana pase penurias innecesarias.

-En esa parte ambos estamos de acuerdo, comandante-Elyse tomó una servilleta y limpió suavemente el contorno de su boca. A continuación se puso de pie y manteniendo la mirada por última vez con aquel hombre robusto, habló-La señorita Morells merece vivir libre de preocupaciones y rumores innecesarios, pero lastimosamente a mi lado ha conocido un poco de ello, cosa que usted pasó por alto. Pero vea, comandante, contrario a lo que piensa...ella no es para nada débil. Tiene carácter y a pesar de verse reacia a relacionarse con las personas, es alguien amable y preocupada por los demás...lamentablemente para usted, soy una persona egoísta y a pesar de su advertencia disfrazada de cordialidad, mantendré la relación que llevo con la señorita Morells. Dicho eso, tenga buena tarde.